Parte V

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Katsuki despertó, su espalda y cabeza dolían como el infierno, cuando Izuku se fue solo opto por tirarse ahí. Cuando su enojo bajo se dio cuenta de lo imbécil que había sido, y después se quedó dormido en el incómodo sofá para dos personas.

Se levando, estirándose y escuchando como los huesos se acomodaban nuevamente sintiendo alivio. Camino hasta el medio baño que había en la planta baja y se lavó la cara con agua fría, tomo una aspirina del cajón del lavabo y se la trago sin agua. Se detuvo un momento viendo el moretón de mejilla, con cuidado lo cubrió con un parche que encontró en los cajones, casi olvidaba el buen golpe que le había propinado el peliverde.

Minutos después se encontraba en la cocina haciendo el desayuno para él y sus hijos. Cortaba una manzana en cuadritos cuando recordó la noche anterior y la cara su hijo cuando apareció frente a ellos, frunció el ceño. ¿Cómo vería a su hijo a la cara? Se sentía avergonzado, y ni se diga con el peliverde, la situación era mala, y sería peor cuando llegara por los niños y lo dejara solo unos días, - bueno, el rubio de verdad esperaba que fueran solo unos días y no más-. Miro el reloj, ya pasaban las 8 am, Izuku no tardaba en llegar.

Escucho suaves pasos bajando las escaleras de madera, cada vez acercándose más a la cocina-comedor. Tadashi bajaba descalzo, con pijama desarreglada así como su cabello y tallando sus ojos con sus manitas. Se sentó en una de las sillas del comedor y parpadeo un par de veces tratando de enfocar su vista en algo. Todo bajo la atenta mirada de Katsuki, segundos pasaron y noto que su hijo no le dio los buenos días como siempre, ni siquiera una mirada.

—Buenos días Tada. —dijo el mayor. Sintió una opresión en el pecho cuando el pequeño no lo miro y susurro apenas un: "Buenos días". Suspiro, ya se lo esperaba, pero de igual forma se sentía mal.

Katsuki dejo lo que hacía cuando escucho sonar el timbre, caminaba hacia la puerta principal. Oh mierda, es Deku, pensó. ¿Era normal sudar tanto de nervios? Pero se sorprendió al abrir la puerta y ver a Kirishima ahí y no a Izuku.

— ¿Tu que carajos haces aquí? —Pregunto enojado... ¿o aliviado?

—Vaya bro, igual me da gusto verte— Le respondió, sonriendo y entrando a la casa de todos modos.

—Nos vimos anoche, idiota— Katsuki cerró la puerta detrás de él, siguiendo a su amigo. Kirishima rio un poco.

— Uh, es cierto—.

— Habla—. Demando, cruzándose de brazos.

— Vengo por mis sobrinos, Midoriya tuvo un... — Comenzó a explicar, pero Katsuki lo interrumpió.

— Ya no es Midoriya— dijo, o más bien gruño. El peliverde ahora llevaba su apellido.

— Oh si, lo siento bro, es la costumbre— sonrió simpático— como sea, al parecer tuvo un turno pesado y lo mandaron directamente a descansar, entonces me hablo hace un rato y me pidió llevar a mis sobrinos con él a casa de su mamá si tenía tiempo. Y aquí estoy. — el silencio reino unos segundos, el rubio tratando de procesar que Izuku de verdad no lo quería ver. — Oye... ¿qué hiciste? — frunció el ceño viendo el parche que cubría una de las mejillas del rubio.

— Cállate, no es de tu incumbencia. — camino hacia el comedor, Kirishima detrás de él.

— Debe ser algo muy malo como para que te deje completamente solo. — dijo con un deje de burla, pero le hizo caso al rubio cuando llegaron al comedor y vio a su sobrino con la mirada baja, balanceando sus piecitos por la altura de la silla. El pelirrojo no olvidaba el carácter de su amigo. Que al pasar los años se había disipado un poco pero vaya que aún seguía ahí, sin embargo no preguntaría más, al menos no en ese momento.

Let's Hurt Tonight - [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora