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Renuncia de derechos, los personajes que salgan aquí son de sus respectivos autores.

Una hermosa chica recorría los aderezados pasillos de una suntuosa e inconmensurable mansión dando estentóreos pasos, haciendo notar que ella estaba realmente enfadada.

Su cabello era rubio dorado recogido en dos coletas onduladas con varios flequillos en su frente. Vestía un vestido azul marino con rayas blancas que enfatizaba aún más su belleza.

Sus ojos azules estaban llenos de engreimiento y dejes de petulancia, después de todo ella era una diablesa de la clase alta, perteneciente a la preponderante estirpe inmortal de los Phenex.

Los Phenex consiguieron mayor influencia en el inframundo gracias a los Rating Games. Sin embargo, la casa del gran rey Bael, el ducado de Agares y el condado de Gremory se mantenían a la cabeza de los clanes más preponderantes.

La chica caminó hasta el final de aquel pasillo y se detuvo frente a una gran puerta que tenía la insignia de un ave dorada con llamas de fuego.

"¿Quién se ha creído ese plebeyo para negar una petición, una orden mía? A mí, Ravel, la hija de la casa Phenex"- indagó Ravel apretando con suma fuerza sus puños, para después abrir la puerta.

La sala del interior estaba llena de ostentosos ornamentos como flores o cuadros, junto a dos sillas blancas y una pequeña mesa en el centro.

Dos hermosas mujeres estaban presentes conversando tranquilamente mientras tomaban té, hasta que su charla se vio interrumpida por la aparición repentina de una chica rubia, Ravel.

La primera mujer era rubia, ojos azules casi idéntica a Ravel salvo que parecía ser un poco más mayor, su cabello estaba levantado con accesorios lujosos en él y su vestido era rojo.

La otra era pelicastaña, ojos violetas y vestía un vestido negro, ambas mujeres eran sumamente hermosas y con despampanantes cuerpos que incitarían a la lujuria de cualquier hombre.

-¿Qué haces aquí Ravel...? -preguntó Lady Phenex con una ligera mueca, le había enseñado cien veces a Ravel que antes de entrar a un sitio debía tocar primero la puerta- tengo visita.

-Disculpas Okaa-sama, pero tengo algo que decirte -profirió Ravel, antes de girarse hacia la otra mujer -Venelana-oba-sama, es un gusto -añadió la ojiazul haciendo una reverencia.

-Has crecido bastante Ravel, te estás convirtiendo en una hermosa mujer -habló la matriarca de los Gremory con una sonrisa.

Venelana sonrió al ver a Ravel, le recordaba a su hija Rias cuando era más pequeña. Ella había ido al territorio de los Phenex precisamente porque su hija menor Rias se desposaría dentro de un tiempo con el tercer hijo de Lady Phenex, Raiser.

Venelana sabía que estaba conduciendo a su hija Rias a un infierno seguro al emparejarla con aquel ser lleno de arrogancia y prepotencia, pero la alianza entre los dos clanes era sumamente importante para preservar el linaje de demonios sangre pura, ya habían perdido bastante en la anterior guerra aunque por eso Ajuuka creó las Evil Pieces hace más de doscientos años, con eso se conseguían demonios reencarnados mas no demonios de sangre pura, ahí el sentido de la alianza que derivaría del matrimonio de Rias.

-Sea lo que sea que tengas que decir puede esperar Ravel, estoy en una importante reunión -mencionó Lady Phenex pero Venelana negó ante eso con una hermosa sonrisa en sus labios.

-No es ningún problema Reaven, quizás sea algo urgente -dijo Venelana sonriendo y Lady Phenex se mostró un tanto dubitativa al escucharla.

-Bien Ravel, ¿qué tan urgente es lo que tienes que decirme como para que nos interrumpas? -cuestionó la matriarca Phenex suspirando.

PhenexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora