Amelia POV
— Te amo, amor.
Pensé que la mujer en mis brazos se había quedado dormida, por eso el tono bajo de mis palabras, pues no estaba lista para decírselo mientras estaba despierta. La tranquilidad de su respiración y su forma de apretarme con sus brazos (hace eso siempre cuando está dormida) inconscientemente atrayéndome más cerca. No sé cuándo empecé a amarla, pero sé que definitivamente me estaba enamorando de ella aún antes del fin de semana de mi cumpleaños, antes de nuestra primera vez. Pensé que era seguro decir que la amaba. Sabía que ella no tendría ninguna objeción; diciéndome que es muy pronto para decir eso, o diciéndome que no siente lo mismo. Pero entonces ella habla y sé que me equivoqué al asumir que estaba dormida. Sé que asumir su rechazo podría volverse realidad cuando su respuesta es algo anticipado, y algo que no esperaba.
— Amelia, tenemos que hablar.
Y entonces la abrazo con más fuerza. ¿Por qué tuve que decir que la amo? ¿No pude esperar a un momento más apropiado? No sé, ¿cuando supiera en dónde estoy en términos de su emoción? ¿Cuando no me acababa de revelar que besó a su maldita ex novia? ¿Qué tal si piensa que lo dije sólo porque no quiero que Emma me la robe? Quiero decir, no la quiero perder, pero hay más razones para amarla aparte de por sentir temor a que vaya a dejarme por alguien como la rubia aquella.
— ¿Amelia?
Alza la cabeza de mi pecho y me mira, sus ojos brillan con sus propios nervios. Me aclaro la garganta para ocultar el ahogamiento en mi voz y parpadeo más rápido de lo usual para evitar las lágrimas.
— Claro. ¿Tal vez primero deberíamos salir de aquí? —Sugiero, refiriéndome a la bañera en la que hemos estamos sentadas durante casi una hora. Luisita asiente precipitadamente y se suelta de mi abrazo, levantándose cuidadosamente y saliendo de la bañera. No puedo hacer más que admirar su cuerpo cuando lo hace. Particularmente, en una situación como esta en la que existe la posibilidad de perderla, envidio las gotas de agua que acarician su piel.
Se acerca al perchero y se envuelve en una toalla. Luego, toma otra para mí. Está frente a mí, aún asegurando la toalla en su cuerpo y sé que está esperando que siga mi sugerencia y salga de la bañera. El claro momento de duda baña mi rostro y ella trata de esconder su resoplido, pero lo escucho. De mala gana se gira y se aleja de mí hacia la puerta, otorgándome la privacidad que siempre he requerido.
— Luisita —La llamo y ella vuelve a girarse, confundida.
Me toma cinco segundos. Sólo se necesitan cinco segundos de valentía, de confianza, y puedes lograr mucho en ese periodo de tiempo. En cinco segundos decido darle lo que ella ha estado esperando secretamente que hiciera desde hace tiempo. En cinco segundos decido ponerme de pie mientras ella está mirando.
Sus ojos se fijan en los míos en el momento en que me levanto y salgo de la bañera. Ella no deja de mirarme, pero no baja la vista al área que tan desesperadamente quiero cubrir, pero no lo hago, por ella. Todo en mi mente me dice que me cubra con mis manos, que cubra el área que ella ni siquiera está mirando, pero que con bajar la mirada puede ver.
Ya no hay confusión en su rostro, hay orgullo.
Asiento suavemente y después de sus propios cinco segundos, ella decide tomar mi permiso. Su mirada cae despacio por mi cuerpo y se detiene en el área que nunca había visto. Mi cuerpo se tensa y mis ojos buscan otro punto que no sea ella, no queriendo ver su honesta reacción. Vuelvo a mirarla en el momento en que ella vuelve a verme a los ojos, no pasa ni un segundo y ella me sonríe. Una sonrisa tan suave, tan genuina. Ahí está esa mirada de orgullo otra vez. Ella está orgullosa de mí.
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La Donante (en edición)
FanfictionLa hija de Luisa Gómez quiere saber quién es su "padre". ¿Cómo puede Luisa explicar que fue un donador de esperma y cómo reaccionarán a la información cuando descubra quién fue luego de buscarle? Amelia G!P (mujer intersexual) Créditos dirigidos a @...