Capítulo 2

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Anne

—Quiero una botella de vodka —dice una chica castaña.

—¿Identificación? —digo, extendiendo mi mano.

No tengo permitido darle alcohol a los menores de edad.

La chica me extiende la identificación y efectivamente tiene mas de dieciocho años. Le paso la botella, esperando el dinero. Ella remueve un par de cosas y me entrega mucho más dinero de lo que vale.

—Señorita, creo que se equivocó con el dinero —murmuro, devolviendo le lo que sobra.

Ella me da una mirada y sonríe de lado.

—Es para ti. Se supone que pueden darte propina, ¿No?

La miro desconcertada.

Era demasiada propina.

—Eh... ¿Sí? —inquiero, recibiéndola.

—Bueno, ¿podrías hacerme un pequeño favor? Ahora mismo necesito a alguien que me escuche —habla por encima de la música que suena. 

Lo bueno es que en esta parte del bar no es tan fuerte todo, ya que es más para conversar con amigos o tener una cita. A la izquierda, un poco más allá se encuentra la verdadera fiesta. Luces de colores, música sonando, cuerpos sudorosos bailando contra otros y todo eso.

Prefería trabajar aquí por la sencilla razón de que la mayoría de personas que vienen son adultos, los cuales hacen mi trabajo más sencillo que adolescentes en pleno ataque de hormonas descontroladas que vienen a molestarme normalmente.

—Claro, señorita —respondo, guardando unos vasos en la parte de abajo.

Los clientes que venían siempre me contaban sus problemas y mas de una vez volvían por más consejos. Al parecer mis consejos funcionaban.

—No me digas señorita, debo ser solo dos años mayor que tú. Me llamo Jane, Jane Andrews —habla, extendiendo su mano.

Oh, es la hermana de Billy.

Ese Billy que viene todos los días a media noche solo para verme servir y servir vasos llenos de alcohol a las personas. Era un chico bastante alegre y de los que no estaban con el ataque de hormonas. 

—Anne, con una E al final.

Ella abre los ojos sorprendida, para luego sonreír.

—Así que tú eres esa Anne, eh. Mi hermano me dijo algunas cosas. Probablemente sea él el que venga a buscarme cuando me encuentre borracha y tirada en el baño vomitando.

Dejo escapar una risa. Tiene el mismo sentido del humor que Billy. Él era un gran amigo que tenía.

—Verás, Anne. Pasa que en mi vida tengo dos opciones —toma un poco de vodka, sin hacer una sola mueca—, vivir con las reglas de mi tirano padre, el cual acaba de comprometerme con el hijo mayor de los Sloane para poder unir sus imperios y obtener mas del asqueroso dinero que tiene, o irme a California con mi madre, la cual es una artista empedernida y probablemente me apoye en todo lo que pueda tal y como lo hizo con mi hermana mayor, Prissy.

No era la primera chica con ese problema. En este lugar todos tenían bastante dinero y solo para tener más, seguían con las tradiciones de hace más de cien años. Tradiciones estúpidas para personas estúpidas.

Limpio la mesa, en donde dejaron caer un poco de un líquido sospechoso, antes de responder.

—Una persona jamás debería tener la opción de elegir el futuro de alguien más. Tú y solo tú eres la dueña de tu vida, por lo tanto, haz lo que se te venga en gana. Si no quieres casarte con Sloane, compra un boleto de avión y parte a California lo más rápido posible y sé la mujer independiente que estoy segura que eres.

𝑻𝒊𝒏𝒕𝒆 𝑵𝒆𝒈𝒓𝒐 (𝑨𝒏𝒏𝒆 𝒙 𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora