Capítulo 7

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Anne

El solo recordar ese momento, ese episodio de mi vida, me hace tener escalofríos.

Jamás en mis diecisiete años de vida tuve la desgracia de que alguien me robara.

Ese fue un día de mierda. Primero me roban el celular de camino a la universidad, luego se me caen encima todos los libros de una estantería porque una pareja universitaria estaba con las hormonas alborotadas y chocaron contra la estantería mientras se besaban, después llegué tarde al restaurante del señor Pye y me dieron una reprimenda. Por si fuera poco, al llegar a la casa de la señora Rachel me enteré de que los nietos de la misma habían ido y mancharon toda una pared blanca con pintura azul. Tuve que pintar la maldita pared de nuevo para que me pagaran un poco más y para colmo, cuando volví a la biblioteca para ordenar los últimos libros, Gilbert va a molestarme.

El punto era que ahora tenía miedo de irme sola a la universidad. 

Y le pedí a Jerry que pudiera llevarme. Aceptó porque la universidad de él quedaba solo a unas cuadras de la que yo trabajaba, por lo que no sería problema. 

Al llegar a la universidad, me sentía más apagada que muchas otras veces. Además de sentirme vulnerada en muchos aspectos, estaba terriblemente mortificada porque no había podido estudiar lo suficiente para uno de mis primeros exámenes libres y era mañana. 

Tenía unas ojeras tremendas porque a pesar de que ya no trabajaba en la noche, ya no podía dormir. Miles de pensamientos atormentaban mi cabeza. 

Que debíamos pagar el agua en unos días.

Que debíamos pagar la luz mañana.

Que si salía por mucho tiempo le podía pasar algo a Matthew.

Que tenía que estudiar.

Y lo más jodido de todo es que ni siquiera teníamos el dinero para poder pagar el agua. Sin la luz podemos sobrevivir porque existen velitas y nuestro horno no es electrico, pero no podíamos prescindir del agua. Además, no era la primera vez que nos atrasabamos en el pago del agua y probablemente ahora no querrían darnos más tiempo. 

Mi mente maquinaba a toda velocidad para poder hacer algo que nos garantizara tener agua por un mes más. 

Debíamos llenar la despensa de alimentos, comprar otro par de camisas a Matthew porque había quemado dos intentando plancharlas, debía gastar dinero en un par de materiales nuevos para poder utilizarlos en mis estudios.

No lo tenía todo.

Sí, envidiaba de gran manera a todos los chicos que vivían con abundante dinero y no debían preocuparse más que por estudiar y ser alguien en la vida. Envidiaba a esas personas que no vivían con la incertidumbre de si les alcanzaría el dinero para llegar a fin de mes. Joder, desearía poder darle una vida buena a Matthew, que se rompe la espalda todos los días en la construcción y al volver a casa intenta hacer ver como que no está cansado, cuando no es así. 

Es como si los dos intentaramos esconder nuestras penas para mantener la alegría del hogar.

Extrañaba tanto a Marilla.

Ella era nuestro pilar de razonamiento, nuestra buena administradora.

Cuando ella se fue, tuve que crecer de golpe. 

Ya no había tiempo para soñar despierta.

Ya no había tiempo para imaginar que era una princesa.

Tuve que atenerme a esta realidad de la cual no tenía escape. 

Esa pequeña parte de este inmenso universo que era mía, tuve que dejarla ir para intentar sobrevivir en este mundo. 

𝑻𝒊𝒏𝒕𝒆 𝑵𝒆𝒈𝒓𝒐 (𝑨𝒏𝒏𝒆 𝒙 𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora