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Capítulo VII
Cuarenta y ocho horas. Eso era todo el tiempo que le quedaba junto a Natasha, quizás menos. Steve la miró comer y suspiró bajito, obligando a su mente a pensar en otra cosa y a concentrarse en disfrutar del tiempo que aún tenían. No comprendía a cabalidad porqué ella tenía que irse, pero, en el fondo, sentía que Natasha era sólo una felicidad pasajera. Un milagro, eso es lo que ella era. Una estrella fugaz, demasiado buena como para tenerla a su lado por siempre... no, él no podía tener tanta suerte. Suficiente era con haber tenido la oportunidad de conocerla y convivir con ella en esa semana que se le antojaba como la mejor de su vida.
⸺ ¿Steve? ¿Pasa algo? ⸺ la voz de la chica lo sacó de su ensoñación y se giró hacia ella, negando con un suave gesto.
⸺ No, nada. ¿Está sabroso? ⸺ Natasha asintió y se llevó un nuevo bocado a la boca, paladeando su comida, feliz.
⸺ Cocinas muy bien, Steve... me gusta mucho tu comida. Voy a extrañarla⸺ comentó, cortando un trozo de su wafle, sin darse cuenta de la mirada entristecida del hombre a su lado.
⸺ ¿Nat? ⸺ preguntó de pronto, dándose valor para afrontar la respuesta que sabía seguía a su pregunta.
⸺ ¿Mh? ⸺ la pelirroja se volvió hacia él, prestándole toda su atención. Steve contempló sus ojos verdes y brillantes por unos momentos y se perdió en ellos, deseando no tener que dejar de verlos nunca.
⸺ ¿En serio tienes que irte? ⸺ cuestionó desde el fondo de su corazón, provocando que Natasha se tensara en su puesto y dejara el tenedor sobre el plato en silencio. Suspiró pesado y se giró hacia él, tomando una de sus manos entre las suyas.
⸺ Sí, Steve. Tengo que irme... tú sabías que esto sería temporal. Y...y aunque quisiera, no puedo quedarme. Eso va en contra de todas las reglas. La magia es algo muy delicado, Steve. Es como una llama: brillante y hermosa, pero breve, ¿entiendes? ⸺ explicó en voz baja, buscando su mirada insistentemente. Sin embargo, el hombre permaneció con los ojos fijos en el piso, como si estuviera pensando⸺ ¿Steve?
El aludido alzó la mirada al fin y le dedicó una sonrisa antes de inclinarse hacia ella y besarla brevemente en los labios.
⸺ Termina de comer, Nat. Una vez que termines, daremos un paseo⸺ anunció, levantándose de la mesa sin mirar atrás.
Natasha tampoco quiso comer más. Sabía que esto pasaría y eso le dolía. Nunca había estado en sus planes lastimar a Steve, pero, ahora, ya no podía evitarlo. Apartó el plato aún medio lleno y se cubrió el rostro con las manos, suspirando y haciendo un verdadero esfuerzo para no echarse a llorar. Aquello se supone que debía ser divertido, lo había hecho miles de veces a lo largo de su vida y siempre había salido bien, nunca había tenido esta clase de problemas... ¿por qué con él tenía que ser tan complicado? ¿Por qué le dolía verlo triste? ¿Por qué tenía ganas de dejar todo atrás y permanecer con él en ese mundo extraño para ella? Se levantó de la mesa y lo buscó por la casa, encontrándolo de pie contra el ventanal del cuarto.