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Capítulo VI
El martes por la mañana, Steve despertó y sintió el cálido cuerpo de Natasha junto a él. Se giró despacio para no despertarla y la contempló en silencio, detallando sus suaves facciones, sus largas pestañas, los labios llenos, la piel delicada. El cabello rojísimo se encontraba desparramado por la almohada y le cosquilleaba en la nariz, de modo que Steve se lo acomodó muy lentamente y acarició entre sus dedos los sedosos mechones escarlata. Le gustaba verla ahí y escuchar su respiración, sentir su presencia del otro lado de la cama. La tenía al alcance de su mano, pero, ¿por cuánto más? Pronto se cumpliría el plazo y él debería tomar su decisión final. Estaba claro cuál sería; de ningún modo volvería a su vida anterior, no después de todo lo que había visto y vivido esos días.
Esta nueva realidad que Natasha había creado para él, era completamente perfecta. pero, había algo que impedía que su felicidad fuera completa. Tenía todo lo que siempre había querido, más incluso... pero, al ganar aquello, perdería a Natasha. La chica lo había acompañado en cada paso, con su usual buen humor y su sonrisa imperecedera, había cogido su mano y lo había sacado del pozo en que se encontraba, guiándolo hacia una nueva luz, hacia un nuevo él. Se preguntó qué haría con su vida una vez que todo terminara y suspiró, acercándose más a ella. Quería sentir la caricia de su respiración contra su rostro, embriagarse de su aroma... pero el sonido del timbre lo sacó de su ensoñación.
Tres toquidos cortos seguidos de dos largos lo pusieron en alerta. Sólo una persona tocaba así el timbre en todo el mundo. Se levantó de la cama de un salto y se calzó unos pantalones deportivos rápidamente para ir a abrir antes de que Natasha despertara. Cruzó la sala a pasos apresurados y abrió la puerta de golpe, encontrándose con la sonrisa de su mejor amigo de frente. Bucky traía una taza de café en cada mano y sostenía una bolsa de papel entre los dientes. Steve sonrió al verlo. En su realidad tenía meses sin pasar tiempo con él, dado que Sharon lo detestaba y él siempre estaba viajando por su trabajo.
⸺ Hola, Buck⸺ saludó, invitándolo a pasar. El castaño balbuceó lo que supuso era un "buenos días" y entró al departamento, dejando que Steve le arrebatara la bolsa de entre los dientes. Silbó apreciativamente, mirando a su alrededor y dejó los vasos de papel sobre la mesita del café.
⸺Vaya con don millonario...⸺ comentó, haciendo sonreír al rubio⸺ Linda cueva te encontraste, amigo.
⸺ Gracias... sabía que te iba a gustar⸺ respondió, acercándose a él un paso para abrazarlo sin pensar⸺ Te extrañé, hombre⸺ murmuró, sintiendo las ligeras palmaditas en su espalda.
Se apartó, consciente de la mirada extrañada que le dirigió el más bajo.
⸺ Sé que soy un primor, pero sólo nos vimos la semana pasada, no seas dramático⸺ bromeó, dejándose caer en el sofá confianzudamente. De pronto entrecerró los ojos y rebuscó tras su espalda en el sofá, sacando un brassier de encaje negro. Lo sostuvo en la punta de su dedo y se lo enseñó con una sonrisa socarrona⸺ ¿Interrumpo algo, señor gerente?
