"Un problema doble y una sorpresa"

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{<*ACLARACIONES*>}
. Hola amigos perver! Los extrañé demasiado ^^
. Lo siento mucho x no actualizar🥺
. Esta vez de verdad la escuela me agobió, casi ni tuve tiempo para abrir Wattpad, y no tenía tanta inspiración 💜
. Me pueden odiar si quieren, me lo merezco. De verdad que siento que nunca escribí bien, y que jamás lo haré. Tal vez, se aburrieron de mis historias, las cuales escribo cada 15 días o más. Me encantaría escribir más seguido, pero el tiempo no se me da❤️
. De igual manera, gracias a todas las personas que están leyendo este capítulo, y perdón x hacerles esperar tanto :3
. Hoy les traigo un pedido de esta personita:
@UnknownWords9

Gracias x pedir y leer!🥺💕Espero que no te moleste, hice algún que otro cambio🥰

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Era una tarde cálida de primavera. Varias familias se reunían a tomar el té, o a conversar sobre los recientes libros de la, muy famosa, escritora, maestra y activista, Anne Shirley-Cuthbert. Si en un principio hubiesen sabido que una "simple huérfana" convertiría a Avonlea en un lugar conocido mundialmente, nadie la habría juzgado.
Sin embargo, en aquella hermosa Avonlea, existía una pequeña familia, un poco cómica.
Dos personas se encontraban cara a cara, en la mesa de la cocina, haciendo quién sabe qué.
Gilbert estaba totalmente serio, con los ojos abiertos, pestañeando cada tanto. Se aguantaba las ganas de reír, sin quitar la mirada de su hijo.
James Mathew Shirley Cuthbert-Blythe, un niño de 5 años muy especial, estaba con una cara inexpresiva, clavando su fija mirada en Gil. Era muy tierno, a decir verdad. Increíblemente, este pequeño tenía la gran habilidad de estar serio, a voluntad propia, durante mucho tiempo. Su padre no le creía, así que ambos se decidieron por hacer un duelo de miradas. El que reía primero, era el perdedor.
Era fácil saber quién estaba ganando esa dura batalla campal.
El mayor estaba a punto de estallar. Si no hacia, si quiera, un minúsculo movimiento, se desmayaría allí mismo. Así como lo previsto, Gilbert estalló en carcajadas, no pudo aguantar más.
La carita de felicidad de James al percatarse de su victoria era inigualable. Imitando a su, para nada infantil, padre, comenzó a reír de manera descontrolada.
_ Gané!_ Exclamaba él.
Era una escena divertida. Un niño y un Gil de 28 años llorando de la risa.
Gilbert se detuvo un segundo para admirar al niño, sin evitar sonreír enternecido.
James era, casi, una copia exacta de Gil, pelo negro y algo despeinado, cejas extremadamente expresivas y una sonrisa encantadora. Sin embargo, tenía las hermosos pecas de su madre. Creo que no hacía falta ni mencionar quién era aquella fantástica mujer.
James, o "J", como le gustaban llamarle, era muy inteligente y aventurero. Cuando se enojaba, arrugaba su nariz sin siquiera notarlo. Amaba escuchar las historias que le contaban sus padres, debido a que, por el momento, seguía aprendiendo a leer.
Su tío Cole, cada vez que lo visitaba, le traía un dibujo nuevo. James saltaba de felicidad al verlo venir con su novio, siempre se emocionaba demasiado.
Diana y Jerry lo visitaban casi todos los días, y, a veces, la extensa familia del francés los acompañaba.
Volviendo al dinámico dúo, optaron por cocinar una torta para Anne, así, cuando volviera de trabajar como maestra, le darían una exquisita  sorpresa.
Gilbert acomodó todas las cosas en la mesa, harina, azúcar, chocolate, cucharas, manteles para no ensuciar,y demás.
El pequeño J se adentró en el cuarto de sus padres, y agarró un viejo delantal que estaba dentro de un gran baúl. Le quedaba muy, inmensamente, grande.
Iba caminando con pisadas peligrosas hacia la cocina, rozando cada vez más el borde del delantal.
El enano observó a Gil organizando un par de cosas más para la receta. En un momento, este apoyo la harina en una de las sillas, ya que la mesa estaba completamente llena de cosas.
James, muy concentrado en no caerse al caminar, no prestó atención en esto. Entonces, totalmente distraído, se sentó sobre la harina.
Puf.
Esa bolsa había explotado como una bomba explosiva.
Ambos chicos se encontraban blancos de pies a cabezas. Estaban inmóviles, mirándose a los ojos con la boca abierta. James, al notar la, ahora, pálida cara de su padre, rió inevitablemente.
_ Tienes..._ Pronunciaba entre risitas traviesas_ Tienes su-sucio!_ Señaló inocente.
_ Dónde?_ Se hizo el desentendido Gil, sonriendo alegre.
_ Ahí!_ Apuntó nuevamente, moviéndose.
_ Aquí?_  Gilbert marcó las mejillas de James.
_ No las mías, las tuyas._ Aclaró obvio el niño pecoso.
_ Yo creo que estás hablando de tu cara, pequeño._ Bromeó acercándose_ Estás lleno de harina!_
De repente, Gilbert comenzó a producirle cosquillas a James. Este no podía parar de reír, con los ojos entrecerrados.
_ Pa-para!_ Exclamó "adolorido".
Al instante, Gil paró. Miraba preocupado a su hijo, temía haberle hecho daño sin querer.
_ Estás bie-?_
Sus palabras fueron interrumpidas por una ola de cosquillas de parte del menor.
James tenía una expresión de venganza, sabiendo que su padre también era fácil de hacer cosquillas.
Estuvieron así unos minutos, cuando recordaron que debían hacer el pastel. Notoriamente, podían llegar a ser algo despistados, en ocasiones.
Finalmente, aprovecharon toda su energía y positivismo para que el postre salga excelente. Anne realmente se había esforzado mucho estos últimos meses, y merecía una muestra de agradecimiento de parte de su familia.
Tardaron media hora en armar la torta, por lo que la posicionaron en el horno. En el tiempo de espera, y orgullosos de su trabajo, se acostaron en la cama de Gil para leer un libro juntos. Se trataba sobre una historia de hechos sobrenaturales y aventuras. James amaba ese libro, era súper interesante.
Al parecer, a Gil también le gustaba aquella pieza de escritura, ya que se quedaron leyendo unos ocho capítulos, bastantes largos.
James comenzó a sentir un olor extraño, y se lo comentó a su padre.
_ Pa, por qué hay olor a quemado?_
Gilbert abrió los ojos como un búho en la mitad de la noche. Al instante, salió corriendo hacia la cocina, con James siguiéndolo detrás.
Al ingresar al lugar donde provenía esa esencia, lo único que pudo ver era humo. El olor se había vuelto más intenso, y Gilbert se apresuró a buscar el horno mientras James se iba hacia otro lado, sin darse cuenta.
Así, logró abrir el horno, aún esperanzado de que la torta siga viva.
Tristemente, la esperanza se rompió al instante.
El postre estaba totalmente quemado, y más negro que la oscuridad en una noche de invierno.

•~Anne with an e ONE SHOTS~• (shirbert y más)❤️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora