James danzaba dando vueltas por el lugar. La casa de Diana Barry era gigantesca, y él no iba a desaprovechar la oportunidad de recorrer cada centímetro de ella. Giraba con gracia y un poco de torpeza, al mismo tiempo que reía a carcajadas en la mitad de la noche. Admiraba los cuadros que colgaban de las paredes y las flores que adornaban el lugar. Se notaba que los Barry tenían buen gusto.
De pronto, sintió un fuerte rayo. Tembló ante el estruendo. Observaba a su alrededor con temor, su mayor miedo eran las tormentas eléctricas. Aún si se mostraba como el chico más valiente y divertido del mundo, este niño de 6 años le tenia terror a las tormentas.
Ahora, sentía como si los cuadros lo viesen a los ojos, gritándole que corra, que escape y se esconda de un maligno ser que surgirá de entre las sombras. Sí, James, definitivamente, había heredado la misma imaginación de su madre.
Entonces, otro rayo hizo palpitar más rápido el corazón del pobre niño.
Tumn
Tumn
Tumn
James salió corriendo. Asustado, y con la respiración agitada. Iba a buscar a sus padres, que estaban en la cocina, pero no quería que lo vieran así, a punto de quebrar en lágrimas. Su única solución fue entrar en la primera habitación que encontrase.
Así, abrió con velocidad la puerta de la habitación de Brooklyn, la hija de Diana y Jerry, y también su mejor amiga. Tenía la esperanza de encontrarla allí para no tener tanto miedo, más no había un alma en aquella vacía habitación.
Miró su alrededor, hasta que encontró un escondite. El armario. Sin importarle si desordenaba toda la ropa de su mejor amiga, se metió allí dentro. Para su suerte, el armario no era tan pequeño. Se encogió entre las ropas, vestidos, camisas y pantalones de alta costura. Envolvió sus rodillas con sus suaves manos y escondió su cabeza en ellas. Se quedó quieto. Aún podía sentir la tormenta de afuera. Las gotas de agua chocando contra los vidrios y los eléctricos rayos. Hasta podía escuchar un poco a los adultos conversando en la cocina. Anne, Gilbert, Diana y Jerry seguro debían estar pasándolo genial.
Empezaba a calmarse, cuando un ruido extraño lo hizo estremecer. James percibió unos pasos, lentos, precavidos. Y de la nada, su mente se lleno de un solo pensamiento.
_ Debe ser un monstruo!_
Con más miedo, cerró los ojos. Entonces, la puerta chilló. Había sido abierta. Corrección. Un monstruo la había abierto. James se imaginaba un hombre lobo gigante, con colmillos filosos y una boca sedienta de niños pequeños. Otros pasos se acercaban. Cada vez más cerca. Cada vez más peligroso.
Siendo así, ocurrió lo que James menos quería. El monstruo abrió el armario. El de rulos solo se cubrió, al mismo tiempo que lloraba. Espero unos segundos a ser comido por aquella bestia cuando...
_ James?_
Esa voz se le hacía conocida. Demasiado conocida, de hecho. Con curiosidad y valentía, alzo la mirada.
_Estás bien, James?_ Decía muy preocupado un niño rubio, de su misma edad.
Era Jackson, su mejor amigo. El rubio era un poco más alto que James, tan solo unos centímetros, pero él se lo recalcaba siempre con orgullo. Jackson poseía ojos negros, oscuros, diferentes a su radiante personalidad.
_Jack!_ Se le escapó del alivio a James, abrazándolo, pero después se dió cuenta de su acción_ Lo s-siento._ Se disculpó vergonzoso.
Jackson, que estaba feliz por lo anterior, lo atrajo a sus brazos nuevamente. Lo apretó con sus manos pequeñas, transmitiéndole tranquilidad.
_ Por qué lloras?_ Preguntó.
James desvió la mirada con vergüenza, sin decir ni una palabra. Era un poco infantil.
_ Le tienes miedo a la tormenta?_ Volvió a preguntar Jackson, mientras lo miraba fijamente.
_ Qué? N-no!_ Negó rotundamente el peli negro, y Jackson levantó una ceja_ No hace falta que me abraces, no tengo mie-_
James fue interrumpido por un fuerte rayo. Al instante, saltó encima de su mejor amigo, y se agarró de él como una garrapata. Ambos siguieron parados. James hundió intranquilo su cara en la remera del rubio, tratando de no escuchar los ruidos exteriores.
_ Que no tenías miedo decías?_ Bromeó al mismo tiempo que le correspondía el abrazo.
_ Bueno, está bien._ Susurró el más bajo _ Puede que tenga solo un poco, muy poco, de miedo a las tormentas. Pero no le cuentes a nadie!_ Se paró con firmeza, tratando de parecer amenazador.
_ No te preocupes, no le diré a nadie._ Prometió el otro_ Quieres que nos escondamos en la cama de Brook?_ Propuso al ver que el niño seguía inquieto.
James simplemente asintió. El par se acercó a la cama y se acostó. Se metieron debajo de las sábanas, tapados por completo. El rubio notó como James se tranquilizaba poco a poco.
_ Tienes sueño?_ Jackson revoloteó un poco los cabellos del otro.
_ No..._ Dijo para luego bostezar lentamente.
Al ver como sus ojos se iban cerrando, el más alto destapó sus cabezas y se acomodó mejor.
_ Podemos abrazarnos?_ Susurró James tímidamente.
Jackson ni respondió. Solo se abrazaron, protegiéndose el uno al otro. Se notaba desde lejos que eran unidos. Al rato, ya se escuchaban ronquidos.
Esa noche, James y el terrorífico monstruo de la tormenta durmieron acurrucados, como unos niños pequeños y tiernos.
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•~Anne with an e ONE SHOTS~• (shirbert y más)❤️
Fanfiction🔅Historias cortas de mi ship favorito! Tal vez habrán de otras parejas... 🔅Primera historia que escribo. 🔅Derechos a los creadores de los personajes, no son míos.