PRÓLOGO

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Desde antaño, se consideraba ya inferiores a los habitantes del Sur, Solaris era una tierra de mucha abundancia con su gente humilde, tenía un fuerte sentido de unidad, y para protección de las familias siempre formaban clanes, no existían clases sociales, todos eran iguales, cada clan era dirigido por un sabio, generalmente un anciano, aunque eso no era un requisito, solo debía demostrar sabiduría en sus acciones, y por lo general, era una posición que se heredaba.

Pues se creía, que la sabiduría era transmitida a los descendientes. A pesar de que su gente era laboriosa, al no contar, la región, con un estado bien definido, fue presa de quienes en base a charlatanería, se fueron apropiando de sus tierras y sometiendo a su gente.
 
Al norte se encontraba Atlantis, una tierra algo fría, pero que poseía inmensos campos, en sus comienzos se habían desatado grandes enfrentamientos por el poder, hasta que siete grandes líderes dividieron la región en siete estados, gobernado por ellos y sus familias, alrededor de las cuales se formaron pueblos, que con el tiempo se convirtieron en ciudades, las uniones por conveniencia política eran costumbre entre estas casas, gobernaba quien mayor poder económico tuviera y aunque parecía que en cualquier momento se desataría otra guerra por el control, esta nunca se daba, gracias justamente a esos acuerdos matrimoniales.
 
Con el tiempo los deseos de conquista de nuevos horizontes llevaron a los habitantes de Atlantis a cruzar las fronteras hacia el sur, para según ellos, colonizar las salvajes tierras de Solaris, quienes iban a colonizarla forjaron ahí grandes fortunas, aunque para poder hacerlo tuvieron que acostumbrarse a cumplir con las costumbres de esa noble tierra.

Se decía en Atlantis, que quien iba a Solaris quedaba tan enamorado de esa tierra que deseaba quedarse ahí para siempre. Sin embargo, para las nobles familias de Atlantis, esa no era una opción y, cualquier descendencia con alguien de esa tierra, no era bien vista.  Aunque, según una leyenda que había surgido en el sur, eso pronto cambiaría, pues… 
 
Muy pronto… alguien con la nobleza de Atlantis y la sabiduría de Solaris, llegará para unificar a los doce clanes de Solaris, y convertir a los pueblos de esta tierra… en una Nación… uniendo por fin… en igualdad de condiciones… Norte y Sur… 
 
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Provenía de una familia muy tradicional en ambos sentidos, aunque él mismo, era muestra de todo lo contrario pues su padre, un noble perteneciente a la distinguida familia de las tierras  de Beta, aún desafiando a su familia se había casado con una joven de Solaris, ella era única hija de la Rosa, el gran sabio del clan S, quien al notar el gran amor que ambos jóvenes se profesaban acepto la unión; siendo él el fruto de ese amor, sus abuelos paternos al final lo habían aceptado, se habían reconciliado con su hijo, y dado la bienvenida a su nuera, aunque para ello, esperaron tres años.
 
Yoongi era un niño por demás hermoso, la luz de los ojos de sus padres, y la alegría de sus abuelos, se había criado desde pequeño en las tierras de Solaris, más al cumplir los seis años, y considerando que las mejores escuelas estaban en Atlantis, sus padres optaron por enviarlo ahí, al cuidado de sus abuelos paternos. 
 
Se encontró, entonces, con un mundo muy diferente del que conocía, en esa hermosa tierra de inmensos campos, había gran diferenciación entre sus habitantes, los dividían en clases: la clase baja, la media, la alta y según lo que le comentó su abuelo la aristocrática, que era justamente a la que ellos pertenecían.

Le costo un poco adaptarse, aunque su inteligencia y gracia natos, le hicieron sobresalir casi de inmediato, en todos los círculos en los que era presentado.
 
Sin embargo, su ascendencia materna no era muy bien vista en especial, por una de las familias más importantes de ese círculo social, los gobernantes de las tierras de Alfa, estos no dudaron en hacer menos al niño, siempre que tuvieron oportunidad.

El motivo, Yoongi lo descubrió al preguntárselo directamente a su abuela... al parecer, su padre había roto el compromiso con uno de los hijos de aquella familia para casarse con su madre… de ahí el rencor contra él.
 
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A pesar de las trabas que aquella sociedad le presentaba, rápidamente se hizo merecedor del mismo trato y consideración que cualquier noble de Atlantis, su padre había aumentado considerablemente su fortuna, lo que le daba mayor importancia y él, a pesar de su corta edad, había demostrado un ingenio tal, que obtuvo el primer puesto en su lugar de estudio y ahora, terminaba con honores su colegiatura.
 
Había heredado una clara visión política, era astuto y sumamente perceptivo, tenía un tercer ojo en lo que se refería a tratados, con el don de la palabra, mucha gente empezó a seguirle, y respetarle, los nobles de los otros estados, comenzaron a tratarlo de igual y su abuelo rápidamente le hizo participar, a su lado, de toda reunión importante entre ellos

En Solaris, también su reputación aumentó, solía ir ahí durante las vacaciones, su sabiduría era reconocida incluso por los ancianos y sabios de los otros clanes, lo llamaban la reencarnación de Buda,su abuelo. 
 
Yoongi, a sus diez y ocho años, era bastante ambicioso, contaba con grandes amigos y aunque se podía decir que había conseguido todo lo que quería, había una sola cosa, que aún no se le había dado.

El respeto de la familia principal del estado de Alfa, aquella que por tanto tiempo se había encargado de ponerle trabas, y de humillarlo, era a esa familia a la que quería  por decirlo de algún modo, someter.
 
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-¿Y bien?... -
 
-Bueno… ¡pero que ansioso!... hable con mi tío… me confirmo tus sospechas… le empiezas a caer bien al viejo… supongo que lo impresionaste al evitar esa revuelta!... ¡Si nace de ti… no dudes que te aceptará en su familia! – un peli azul hablaba meloso al dirigirse a su amigo.
 
-Entonces vendría siendo hora de que nuestras familias se reconcilien – murmuraba el rubio, observando tranquilo el jardín.
 
-¿Dime Yoongi, que ganarías con eso?-
 
-Minhyuk… con la aceptación de Alfa, no habría nadie en toda Atlantis que se me opusiera… además, no me dijiste tú… que son los más hermoso que jamás tuviste el honor de ver – Yoongi hablaba divertido en esa última frase, mirando entretenido a su amigo.
 
-¡Si… yo te lo dije… pero los pequeños son gemelos… ¿con cual te vas a quedar?! -
 
-¡Con el que más me guste! – respondió escueto, como si fuera un niño, sonriendo divertido ante la expresión de su amigo.
 
-Pero son iguales… además… te advierto, que ambos están muy interesados en Jungkook… tu querido rival del colegio - murmuró, suspirando ante la sonrisa que la última información había sacado en el rostro del rubio.
 
-De mi querido Jungkook… jajaja… entonces me quedaré con el que más le guste a él -
 
-¡Yoongi!... ¡No es broma… bueno… el mayor, se llama Jimmy y posee los ojos color mostaza!-
 
-Si… – afirmó el rubio, volviendo a perder su vista en el hermoso jardín.
 
-El menor, posee los ojos marrones claro, por cierto, esa es su única diferencia… y se llama Jimin... ¡Su abuelo los adora, y ya no tengo nada que decirte…! – Minhyuk miró curioso a su compañero, esperando a que dijera alguna palabra - ¿Y bien? 
 
-Hablaré con mi abuelo… él acordará la reunión… e iré ver con mis propios ojos a esos dulces ángeles – dijo al momento de salir de la biblioteca.
 
-Yo no dije que fueran… ángeles – susurró irónicamente el peli azul… “Te aseguro, querido amigo, que preferirás enfrentar a una muchedumbre embravecida, que a cualquiera de esas dos bellezas”…  
 

Mi ReflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora