Capítulo 11

1.6K 236 41
                                    

Falta una hora para la cena de la ONG, que hemos organizado para dar las gracias a nuestros colaboradores y para recaudar fondos para nuevos proyectos. Es la primera vez que se celebra y, aunque tanto Taehyung como yo sabemos que va a salir bien, estamos muy nerviosos.

Él porque Yoongi y Hoseok van a asistir.

Yo porque Jungkook no.

Esta mañana casi hemos discutido por este tema y él ha optado por rehuirme durante el resto del día.

Ahora estoy solo en casa, frente al espejo del baño, repasándome el maquillaje. Lo tengo impecable, nadie diría que he estado llorando.

La rotunda negativa de Jungkook de esta mañana me ha recordado una de las épocas más dolorosas de nuestra relación: cuando se negó a acompañarme a la boda de Seunghee, una de las abogadas de Mercer & Jeon y que ahora es una gran amiga.

Entonces no quiso venir conmigo porque quería reducir lo nuestro a sexo, negar que existía algo mucho más profundo e intenso entre los dos.

Pero ¿y ahora? ¿Por qué no quiere acompañarme a esta estúpida cena?

No tiene sentido.

Jungkook me ama, me necesita. Es imposible que eso haya cambiado y sin embargo últimamente noto que intenta distanciarse... Es como si los muros que existían alrededor de su corazón y de su alma se estuvieran levantando de nuevo. Como si no los hubiera derribado del todo, y eso me está matando.

Nos está matando a los dos.

Me seco una lágrima y me aparto furioso del espejo.

Se lo he preguntado, le he preguntado por qué se está alejando de mí y él niega que lo esté haciendo. Lo único que he conseguido arrancarle es que no le gusta que trabaje en la ONG, pero eso es absurdo. Completamente absurdo.

Salgo del cuarto de baño y me dirijo a la terraza.

Después del accidente de Jungkook, y de que él empezase con la rehabilitación, hizo instalar un gimnasio en el piso superior del dúplex y mientras los técnicos realizaban los cambios necesarios, descubrí que Jungkook también es propietario de la terraza de su lujoso edificio.

Ahora tengo allí mi invernadero de paredes de cristal, en el que empiezan a crecer algunas plantas.

Me gusta estar ahí, me proporciona paz cuando siento que los demonios del pasado de Jungkook vuelven a acecharnos. Sé que es absurdo, su tío está muerto y ya no corremos peligro, pero aún tengo escalofríos cuando pienso en lo que podría haber pasado. En lo que podría haber perdido.

Sé que es absurdo que vaya al invernadero así vestido, pero necesito estar allí unos segundos. Si Jungkook no va a estar conmigo esta noche, necesito todas las fuerzas que pueda conseguir.

La brisa del atardecer me eriza la piel en cuanto llego a la terraza; el invernadero está en un rincón, pero primero me dirijo a la barandilla para contemplar la ciudad.

Tal vez debería irme. Suspiro. Pero algo en mí me grita que tengo que quedarme aquí un poco más...

Oigo el sonido de la puerta de metal al abrirse y aguanto la respiración un segundo. Se me acelera el corazón cuando el aire vuelve a entrar en mis pulmones impregnado del olor de Jungkook.

Ha venido.

Y está asustado.

Lo sé sin siquiera mirarlo.

—Creía que te habías ido —dice entre dientes.

Sé que está apretando la mandíbula y que no se refiere sólo a la cena.

Un día más - |Kookmin| #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora