Capítulo 13

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Jungkook



Dejar a Jimin en los brazos de Choi San ha estado a punto de matarme, pero era lo que tenía que hacer.

Es lo que tengo que hacer, me repito, mientras me obligo a seguir andando calle abajo en dirección al coche.

Es lo que tengo que hacer. En el limpiaparabrisas no había sólo la fotografía que se ha quedado Choi, había dos más: una de Jimin entrando en el London Hospital mientras yo estaba en coma y otra de él y yo besándonos en el jardín de la casa de Hartford.

Ninguna de esas fotografías ha sido elegida al azar.

Ese maldito hijo de puta me está mandando un mensaje y ya ha llegado el momento de que le responda. Llevo semanas preparándome, reuniendo información sobre mis padres y Jeon Gong Yoo, sobre el misterioso Vzalo y sus inversiones, las legales y las que no lo son tanto.

Sé cómo ponerme en contacto con él. En principio iba a ser cauto y esperar, pero ahora que ha amenazado directamente a Jimin, todo me da igual. Si cree que puede acercarse a mí lo bastante como para hacerle daño a Jimin, ahora verá que yo también sé cómo hacérselo a él.

Lo único que me preocupa es que Jimin esté a salvo y no puedo imaginarme un lugar más seguro que el hogar del inspector Choi y el agente Jung. Con ellos dos estará bien y si algo va mal... si algo va mal, lo ayudarán a recomponerse y Jimin saldrá adelante.

«Quieres que te mate. Te has rendido».

Esa acusación se acerca demasiado a lo que he sentido a lo largo de estos días, desde que Jeon Hyun Bin resurgió de entre las cenizas. Sí, hay una parte de mí que siempre se sentirá culpable por haber sobrevivido a mi hermana Jihyo, pero ahora que me he obligado a recordar mi pasado, también me he visto obligado a asumir que era un niño. Mi hermana era mayor que yo y me protegió, hizo exactamente lo mismo que habría hecho yo de haber estado en su lugar.

Pero no lo estaba, sólo tenía once años.

Cuando llego a casa, veo que hay un coche patrulla aparcado en la esquina. Lo habrá mandado Choi. En otras circunstancias me pondría furioso, pero esta noche tengo mucho que hacer y subo directamente a mi apartamento.

No me detengo demasiado, si caigo en la tentación de darme un poco de tiempo, llamaré a Jimin y volveré a pedirle que me entienda y que me perdone por haberle ocultado la verdad. Saco una maleta negra del armario y la lleno con lo imprescindible. La cierro y me dispongo a preparar mi primer mensaje para Hyun Bin.

Me dirijo a la caja fuerte que tengo instalada en el interior de un armario y, tras introducir la combinación, saco unas fotografías. Cuando sabes qué buscar, todo resulta más fácil y el gesto más inocente adquiere todo su sentido.

Son unas fotografías del día de la boda de mis padres, pero en la que cojo mi madre no está presente, mientras que mi padre está apoyado en una pared, charlando con su hermano, que le toca el brazo. Lo más interesante de esta fotografía es que mi padre lleva un anillo en la mano derecha, una especie de sello universitario que, curiosamente, es idéntico al que aparece en la mano de Vzalo en otra fotografía. Cojo la fotografía de éste y dibujo un círculo rojo alrededor de la mano con el anillo, después hago lo mismo con la fotografía del día de la boda y encima de esta segunda, escribo:

No vuelvas a acercarte a mí.

Guardo ambas fotografías en un sobre, cojo la maleta y me dispongo a abandonar el apartamento, pero antes me detengo un segundo y le escribo una nota a Jimin. La dejo encima de su almohada y en un gesto inconsciente acaricio la tela imaginándome que él está allí.

Un día más - |Kookmin| #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora