PRÓLOGO A LA TERCERA PARTE

1.3K 227 4
                                    

Dos semanas sin Jungkook

Jimin.

Cuando el sábado después de la fiesta Woo Young cumplió su promesa y me acompañó a casa, descubrí que Jungkook se había ido.

Me gustaría poder decir que me sorprendió, pero la verdad es que no, aunque eso tampoco significa que me lo esperase. Me bastó con abrir la puerta para saber que no estaba y que si miraba en el armario de nuestra habitación, una de sus maletas negras tampoco estaría.

Woo Young se ofreció a quedarse, pero yo le pedí que me dejase solo. Él me dijo que me llamaría más tarde y que, por supuesto, si lograba averiguar algo, mandaría alguien a buscarme.

No averiguó nada, tal como San y él ya temían, pero sí que me llamó para preguntarme si necesitaba algo. Igual que me ha llamado cada día durante el resto de la semana.

Hoy se cumplen dos semanas desde nuestra horrible discusión y sigo sin saber dónde está Jungkook.

Habría podido averiguarlo, no me habría costado demasiado. Sé que San lo sabe, o que tiene una idea muy aproximada de su paradero, pero no se lo he preguntado. Todavía no he acabado de asimilar todo lo que me contó sobre lo que Jungkook había estado haciendo esas últimas semanas.

Todo empezó la noche de nuestro regreso de Hartford, con un estúpido mensaje telefónico, y empeoró al día siguiente cuando San le entregó a Jungkook un expediente con información sobre él, su accidente y también el accidente que había acabado con la muerte de sus padres.

Un momento, me corrijo, con la vida de su madre, porque, al parecer, el padre de Jungkook todavía está vivo.

Y Jungkook me ha estado protegiendo de él, de ese demonio de su infancia que creía exterminado para siempre y que no deja de renacer de entre las cenizas.

Una pesadilla.

La que Jungkook tuvo esa noche y se negó a contarme y de la que ha intentado dejarme al margen, como si yo fuera un estúpido muñeco de porcelana, incapaz de protegerlo y de cuidarlo, de mantener alejados los demonios.

Estoy furioso, y dolido, y más furioso.

Y muerto de miedo.

El inspector Choi se ha disculpado más de mil veces por haberme dejado fuera al principio y el agente Jung ha disfrutado recordándole que él siempre opinó que tenían que contármelo. La intención de Choi era buena y, además, como también se encargó de recordarme, legalmente sólo tenía obligación de contárselo a Jungkook.

Mientras yo he estado buscando desesperado alguna explicación para el extraño y distante comportamiento de éste, él ha estado investigando por su cuenta. Reviviendo los horribles maltratos que sufrió a manos de su tío Gong Yoo, las pesadillas que todavía desconozco de su niñez, y lo ha hecho para protegerme. O eso cree él.

Yo sigo creyendo que Jungkook quiere morir, que busca el modo de castigarse por haber sobrevivido a su hermana Jihyo y por haberse atrevido a ser feliz durante un instante. Lo único que me hace dudar es la nota que encontré encima de mi almohada.

Volveré. Llevo la cinta y volveré. Si te has ido, no descansaré hasta encontrarte y lograr que me perdones.

Tengo el papel doblado en mi bolsillo. Siempre lo llevo encima, incluso ahora, aunque ya no sé si sirve de nada.

Dos semanas sin recibir ni una noticia suya, sin una llamada, sin nada.

Dos semanas.

No sé por qué diablos sigo aquí.

Un día más - |Kookmin| #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora