Capítulo 10

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Su mirada cambió de la nada, primero ni siquiera reaccionó, jamás había sucedido eso, se suponía que Break poseía el control absoluto sobre el cambio de personalidad, era algo inaudito, y aunque era Black quien tenía el verdadero motivo para sobresaltarse, yo pasé de no reaccionar a estar completamente impactada.

Durante los primeros segundos Black me contempló con incredulidad, temblando levemente, la sangre por sí sola la ponía muy nerviosa y la incomodaba demasiado. Pasó su vista por todo mi cuerpo, yo sabía que buscaba la fuente de lo que creía era mi sangre, pero al ver mi expresión de shock, lo mal interpretó todo.

Lo segundo que vio fueron sus manos, aún más ensangrentadas que las mías, tanto que era imposible distinguir que llevaba guantes puestos, la sangre iba desde sus dedos hasta sus codos, con pequeños trozos de piel adheridos a ella. Ahí, ya transpiraba y respiraba con dificultad, era un milagro que no se hubiese desmayado.

Podía decir sin miedo a equivocarme que ella creía que me había hecho algo, tal vez hubiese sido mejor que siguiese pensando eso.

Lo tercero de lo que se percató, fue el cuerpo a medio destrozar tirado entre nosotras; a aquel rostro inerte le faltaban los ojos, sus cuencas estaban desgarradas brutalmente, pero ese era un detalle mínimo comparado con que tenía el abdomen abierto de par en par, con la mitad de sus órganos regados por el piso, en un charco de sangre gigantesco.

Black gritó.

Gritó de tal modo que incluso yo me asusté. Su voz expresaba miedo, pánico y desesperación. Mientras seguía gritando, cada vez más fuerte, cayó al suelo, quedando justo sobre la sangre que antes estuvo a sus pies, eso la alteró todavía más.

—Lukka... cálmate. —Mi mayor preocupación era que le diera un paro cardiaco ahí mismo—. Lukka. —Me acuclillé frente a ella—. Mírame.

La manera en la que me vio me dejó sin habla, había miedo en sus ojos, calado hasta lo más profundo de sus pupilas, miedo a muchas cosas, y me dolió que, de una manera u otra, yo entraba en esa lista.

Lukka...

Lukka me tenía miedo.

Mi Lukka, la única que jamás habría querido asustar, estaba aterrada de mí.

Mi Lukka...yo...

Quise tocarla, no llegué a hacer contacto con ella, no me atreví a experimentar ser rechazada por el único ser que había amado en toda mi vida.

Sus temblores aumentaron, su mirada iba del cuerpo a mí y de mí al cuerpo.

—¿Qué hice? —dijo bajo, con su voz a nada de romperse.

Maldije internamente, su mente se culpaba de todo.

—No es qué hiciste. —Tuve que matarle la poca esperanza que quizá albergaba—. Es qué hicimos. —Volvió a gritar—. Lukka. —Todo su lenguaje corporal me decía a gritos que estaba a punto de tener el ataque cardiaco que tanto temía.

Si no iba a poder tranquilizarla.

—¡Break! —Grité con desesperación—. ¡Regresa Break!

Íbamos a tener que obligar a su cuerpo a tranquilizarse.

—¡No! —Gritó Black en su estado más alterado, aterrada—. ¡No! —Se puso de pie, ella... quería marcharse.

Y conociéndola, iría directo a la policía, a denunciarse a sí misma. Pese a que tenía esas intenciones, sus piernas temblaban demasiado como para dar más de tres pasos.

Lukka lloraba, sus lágrimas se mezclaban con la sangre que había salpicado su rostro. Algo crujió en mi pecho. En cuestión de segundos estaba destruyendo la estabilidad emocional y mental de mi novia; con cualquier otro esa escena habría sido en extremo placentera, con ella como protagonista sentía que la angustia iba a asfixiarme.

Lukka BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora