Capítulo 1

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La primera vez que la vi fue en la universidad. Ese día, aprovechando que estaba nublado, me encontraba recostada en una de las jardineras de mi facultad, tenía los audífonos puestos y fumaba un cigarrillo, entonces, por mera coincidencia me levanté parar estirarme justo cuando ella iba de paso. Lo recuerdo a la perfección, debido a que llamó mi atención precisamente por ser todo lo contrario a las personas que me atraían.

Vestía con camisa gris, chaleco negro, unos jeans oscuros que en ella se veían elegantes y zapatos a juego; su cabello liso le llegaba a media espalda y el color negro de éste acentuaba bien sus facciones, pese a que las mismas demostraban que no estaba de buen humor, de hecho, tenía una expresión que decía a gritos que quería asesinar a alguien, quien fuese, con tal de liberar un poco de su estrés. Llevaba un portafolio en su mano izquierda y un café grande en la derecha. Pude percatarme de que, aunque tenía prisa, su andar era seguro, con la espalda recta y un porte que estaba apenas un nivel por debajo de la soberbia.

Así como la vi, desapareció de mi vista, adentrándose en el edificio principal de la facultad de Arquitectura.

—Qué interesante. —Sonreí—. En verdad interesante­.

Dejé las jardineras para dirigirme a mi edificio, que quedaba justo al lado del suyo.

Durante el transcurso de mis clases, no pude sacarme su imagen de la cabeza, tenía que, necesitaba saber quién era.

La mayoría de las personas de mi facultad eran bastante sociales y amistosas, por eso le pregunté a algunos conocidos pensando que tal vez uno de ellos podría decirme su nombre, pero nadie supo darme razón de ella; todo apuntaba a que era una persona extremadamente reservada que no gustaba de socializar con personas de otras carreras, al menos no sino tenía un buen motivo para hacerlo; eso no me desalentó, al contrario, sólo aumentó mi curiosidad.

Aunque, quizá la palabra "curiosidad" era un sustituto para denominar algo mucho más oscuro y turbio, malamente, para mí era lo mismo.

El punto es que no podía quedarme con la duda, por eso al finalizar mi última clase, me senté en una banca cercana a la entrada de su facultad, pensaba que sería sólo cuestión de esperarla, y aunque era consciente de que eso venía a ser una especie de acoso, no me importaba en absoluto; si toman en cuenta que poseía el perfil psicológico de una psicópata, no era de extrañar que tuviera esas conductas.

Si quería algo, debía tenerlo, sí o sí.

Así que esperé.

Como era estudiante de Fotografía, una de las más conocidas de la universidad, a los demás estudiantes no les extrañaba verme vagando por otras facultades, o el que permaneciera mucho tiempo en un mismo sitio, la mayoría de las ocasiones tomando fotografías de todo. Ahí sentada, con un semblate sereno, vi cómo el edificio iba vaciándose, con el pequeño inconveniente de que ella no daba señales de vida.

Miré mi reloj.

Saqué un cigarrillo para amenizar mi espera.

Una persona normal se habría retirado después de unos minutos sin resultados, y cuando pasaron tres horas, incluso yo pensé en marcharme e intentarlo al día siguiente, considerando que probablemente existía otra puerta que yo desconocía, o que el objeto de mi atención se había ido antes de que yo llegara, pero tuve una corazonada que me hizo quedarme otro momento y mi paciencia fue recompensada.

La vi salir del edificio; traía consigo su mochila colgada al hombro, un portaplanos en la espalda, un termo vacío en la mano derecha y un maletín de arquitectura en la mano izquierda.

Ese era el momento de hacer mi primera jugada.

Me puse de pie y me acerqué a ella con una sonrisa.

—¿Te ayudo? —dije en tono amistoso.

Lukka BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora