Capítulo 5

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Lo último en mi lista de pendientes, era contarle a mi novia sobre el asesinato de Charlotte, o sobre cualquier otro, vaya, sobre ninguna de mis actividades ilícitas, pero demonios, lo que había sucedido con Break, eso sí tenía que decírselo a Black, debía saberlo, prefería que se enterará por mí y no por otro método todavía menos agradable, cuando supiese el hecho... bueno ya si me tachaba de enferma, técnicamente las tres lo estábamos.

Apenas habían transcurrido tres días cuando opté por tomar al toro por los cuernos.

Íbamos saliendo del cine, ambas nos quejábamos de la película, por tener un final demasiado predecible.

—¿Cuál es la gracia de algo tan cliché? —dijo con tono monótono. Concordaba con ella, lástima que lo nuestro se fuese al otro extremo, ahí, creo que hasta hubiese aceptado de buena gana un poco de monotonía.

—¿Prefieres las sorpresas? —Pensé en la bomba que estaba por soltarle—. Creí que te gustaba tener todo calculado.

—A veces sí, a veces no. —Hizo un encogimiento de hombros; miró su reloj, aún era temprano—. Supongo que depende del tema en cuestión. —Pasamos caminando entre un montón de gente, había muchas parejas, todas lucían tan ordinarias que resultaba gracioso el que pudiéramos pasar desapercibidas entre ellas—. ¿Quieres un café? —Me vio con una sonrisa.

En realidad, sí me apetecía el café, no obstante, ya no quería retrasar esa charla.

—Tenemos que hablar. —Su cara me lo dijo todo, era tan expresiva conmigo, tan humana—. No Lukka, no voy a terminar contigo. —Suspiró aliviada, sensación que fue efímera—. Pero quizá sí me termines tú a mí.

Nos detuvimos en medio del centro comercial, o mejor dicho, ella se detuvo y me tomó del brazo para que parara también.

—¿Es tan malo, como para que creas eso? —Su profunda mirada confrontó la mía.

—Depende de cómo lo veas. —Estaba el lado malo, el horrible y el traumático, pero quizá y sólo quizá, ella fuese capaz de encontrarle un lado positivo.

Entrelazó sus dedos con los míos, a paso tranquilo nos condujo hacia una banca, lugar en el cual ya había un par de chicos que en primera instancia no tenían la intención de moverse, pero bastó una mirada de Lukka, de esas que carecían de su usual benevolencia, para que se retiraran, me dijo que me sentara primero.

—Supongo que no puede ser peor que lo mío. —No pude evitar sonreír ante la ironía—. No lo tomes a mal, Mercy, pero esa sonrisa ha logrado ponerme nerviosa. —Tomó asiento de mi lado derecho, nuestras piernas se rozaban.

—A decir verdad, lo que te diré está directamente relacionado con lo tuyo. —La vi tronar sus nudillos, señal de que le desagradaba lo dicho; para bien o para mal, a mí no podría ocultarme sus reacciones.

—Soy toda oídos —dijo eso, sin embargo, tuve la sensación de que prefería quedarse sorda antes que escuchar la mala noticia.

Omitiendo el escenario exacto en el que ocurrió, le conté acerca de la última aparición de Break, eso de que había llegado a mi casa de improvisto, al grado de romper puertas, despertó las alertas de Black; cuando todavía no asimilaba ese detalle, tuve que soltarle lo que su versión altanera había confesado, el hecho de que le gustaba, respaldado por cómo me veía, con ojos burlones y hambrientos; la declaración de que según sus propias palabras, a partir de ese momento era de su propiedad; y para cerrar con broche de oro esa broma de mal gusto, le dije sobre el beso que aún no terminaba de asimilar ni yo.

Era confuso, ¿contaba cómo engaño, si era el mismo cuerpo? Esa idea rondaba mi cabeza sin descanso, vaya, no es que tuviese moral o ética, pero si había alguien que respetara, ese alguien era Lukka.

Lukka BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora