Capítulo 9

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El tiempo fue pasando, las semanas, los meses, antes de darnos cuenta teníamos tres años de conocernos. Lo que al inicio fue una sorpresa se volvió cotidiano, todo transcurría perfectamente controlado, gracias a que, por medio de prueba y error, habíamos logrado establecer el equilibrio ideal en nuestro particular triángulo.

Ambas me amaban y yo amaba a las dos; sentía un profundo amor tanto por Black como por Break, sentía tanto por ellas que a momentos parecía irreal.

Aunque no nos gustaba la idea, aceptábamos que habíamos terminado creando una dependencia mutua, misma que provocaba que fuésemos aún más posesivas entre nosotras.

Era innegable, esos años juntas solo hicieron que nuestros pecados fuesen en aumento.


Cuando cursaba su último año de la universidad, a un paso de graduarse y protagonizar un futuro prometedor, Black consideró que estábamos listas para subir otro escalón en nuestra relación.

Sacó el tema una tarde que estábamos en su departamento, acababa de hacerme suya, yo estaba recostada sobre ella, sus brazos rodeaban mi cintura pegándome más a su cuerpo.

—Mercy. —Besó mi mejilla—. Llevamos tres años de relación. —Acarició mi espalda baja—. Y estaba pensando en que me gustaría poder dormir contigo todas las noches.

Besé la comisura de sus labios.

—Ya somos dos.

Seguí con sus labios.

Tras el beso, sus ojos buscaron los míos, sentí la chispa de la conexión que sólo Lukka podía provocar.

—Entonces, ¿te gustaría vivir conmigo? —La expectativa en su voz era enternecedora.

Vivir con Lukka... había pasado incontables noches en su departamento y ella en mi casa, estar con ella me fascinaba, amaba su presencia, sin embargo, mantener el secreto que compartía con Break podría verse complicado viviendo bajo el mismo techo.

Ya había meditado sobre esa posibilidad en repetidas ocasiones, al final, siempre obtenía la misma conclusión, sabía, sentía con cada fibra de mi ser, que lo mejor para Black era seguir cada una por su lado.

Ignoré mi propio razonamiento.

—Sí. —La volví a besar mordiendo de modo juguetón sus labios, quería más de su cuerpo, sentirle hasta el alma—. Quiero vivir contigo. —Giró nuestros cuerpos sobre la cama, quedó encima—. Quiero una vida contigo.

Con la decisión tomada, fue cuestión de esperar un poco.


El día de su graduación, cómo no, ella fue el foco de atención, era el mejor promedio de su generación, la prodigio de la Arquitectura. Contemplé su momento de grandeza desde la primera fila, sentada al lado de Luke; aplaudí como loca cuando le dieron su diploma junto a una medalla por todo su mérito.

Los míos no fueron los únicos aplausos, todo el salón se llenó de ellos, incluso sus profesores aplaudían emocionados. Ella, con su diploma en mano y su medalla al cuello, se paró en la tarima con una postura arrogante, pero se merecía el poder expirar ese aire de arrogancia, no se creía mucho, lo era, por eso aquel matiz de soberbia iba tan bien con ella. Desde su sitio, me miró y sonrió.

Al terminar la ceremonia, caminó hasta nuestros asientos, Luke la esperaba con los brazos abiertos, lo abrazó.

—Me enorgulleces tanto, hija. —Él tenía los ojos humedecidos, desde su perspectiva, su pequeña, contra todo lo que llevaba a cuestas, había conseguido no sólo salir adelante, sino que por todo lo grande.

Tras ese significativo abrazo con su padre, en el cual Lukka también salió con la mirada cristalina, acudió a mi encuentro, me abrazó con emoción desmedida e incluso me alzó del piso.

Lukka BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora