Capitulo 2

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Listo, ya estaba aquí, en Seattle Memorial. El fin de semana se me paso demasiado rápido, entre tantas cosas que hice se me olvidaba que justamente hoy era el inicio de mis clases. Mi mamá se acaba de ir, así que oficialmente estaba solo en este enorme lugar. Con mis maletas camine algo nervioso por los grandes y el gigantesco estacionamiento, donde sí, había autos lujosos, unos más que otros. El internado es enorme y creo que ya debo de dejar de decir que todo está fuera del tamaño del que estoy acostumbrado. Los edificios modernos se veían espectaculares, aunque los colores azul claro, gris y naranja no me convencían del todo. Sin mucho que decir, ya que literal caminaba con la boca abierta de la impresión, llegue hasta las oficinas principales. Había demasiada gente de un lado para el otro, todo un descontrol y con papeles por todas partes.
-He...Hola, buenos días – dije llamando la atención de la secretaria.
- Hola lindo, buenos días ¿En qué puedo ayudarte? – tenía puesta su mirada en una gran montaña de papeles.
Genial, me dice lindo y ni siquiera me miro. Ok, bromeo.
-Soy nuevo – sonreí – soy uno de los becados.
- Oh dios santo – me miró – lo siento por todo el desorden aquí – rio nerviosa – no somos así, es solo que este día es de locos.
- No se preocupe.
- Eres el último de los becados en llegar – abrí los ojos un poco sorprendido, ¿Así que no seré la única persona becada? Interesante – Respecto a tu petición, el director acepto que empezaras segundo año sin problema.
- ¿En serio? Eso es genial – tenía una enorme sonrisa en mi rostro.
- Tus calificaciones de tu antigua escuela llegaron y eso convenció al director. Acompáñame, te enseñare tu habitación ¿Quieres que te ayuden con tus maletas? Le puedo decir a alguien que...
- No te preocupes, yo puedo solo, gracias.
Y en ese momento creo que debí de pedir la ayuda. Estuvimos recorriendo todas las instalaciones del internado – o casi todas – la cafetería fue mi lugar preferido, era hermoso y muy moderno. Al igual que el campo de futbol americano y una gran pista de atletismo. Por lo que me dijo Ana – la secretaria del director – todos los alumnos se encontraban en el gimnasio principal para la ceremonia de bienvenida. Así que por el momento no me he encontrado a ningún estudiante.
-Esta es la zona en la que vas a quedarte, no se permiten otras que otras personas entren aquí, aunque bueno, eso da igual. Aquí no siguen las reglas – fruncí el ceño.
- ¿Por qué?
- Cuando todos los alumnos son hijos de personas importantes nada se puede hacer contra ellos.
- Ah, entonces era cierto – susurre para mí – pero eso no les da derecho ¿O sí?
- Ellos piensan que sí, créeme esos muchachos a veces me sacan canas verdes, pero otros son completamente un amor – sonreí – Aquí es donde tu te quedaras, recuerda edificio C, piso cinco, habitación Dos Tres Cinto (235). Tus compañeras son Elaine Haro, Romina Marcos y Azul Guaita
- ¿Por qué son tantas? ¿No es muy pequeña la habitación? – ella rio.
- No lo es, entra.
Sin pensarlo dos veces – y lo digo porque ya estaba cansado de llevar mis maletas – abrí la puerta de la habitación y me quede en shock. Parecía un departamento super lujoso, teníamos hasta un pequeño balcón. Había una litera junto con dos camas individuales, una pequeña sala, armarios para cada uno, tenía un baño con demasiado espacio. La habitación era de un color gris claro, con algunos detalles en negro y blanco, pero Ana me dijo que cada uno personalizaba su parte como querían.
-Dormirás en una de las camas individuales – Ana volvió a  hablar, la mire raro.
- ¿Quién no querría una cama individual? – y era cierto, creí que me dejarían la litera
- Las chicas cuando se enteraron que tenían nuevo compañero sortearon las camas, tu ganaste una individual.
- Esa no me la esperaba – sonreí.
- Aquí tienes tus documentos – me entrego un folder con los documentos – viene tu horario, numero y llaves del casillero tanto para las clases normales como para la clase de deportes. Y algunas reglas que debes de seguir estando aquí.
- Muchas gracias – sonreí y Ana salió de la habitación.
Mire mi horario y tenía clase de matemáticas en dos horas. Lo que se me hizo raro es que casi la mayoría de los días solo tengo tres clases y todo lo demás libre ¿Es Enserio? En mi antigua escuela tenia clase tras clase, mi cerebro quedaba totalmente bloqueado después de las clases. Si se nota que este internado no es común, ni normal, pero eso lograba gustarme más. Abrí mis maletas y comencé a guardar mi ropa en el armario. En realidad, ni llenaba la mitad de este, ya que no había traído tanta ropa de mi casa. Coloque varias fotografías en mi lado de la pared para ponerlas de adorno y algunas decoraciones que traje conmigo. No sé cuánto tiempo medemore arreglando todas mis cosas, pero creo que lo suficiente como para escuchar voces afuera de la habitación. Vi la puerta abrirse dejando ver a tres chicas muy lindas.
-Hola – sonreí.
-Hola – contestó una - ¿Eres nuestro nuevo roomie?
- Si – me limite a decir.
- Wow, eres demasiado lindo – me sonroje, demonios – Mi nombre es Elaine Haro.
- Yo soy Romina Marcos.
- Y yo soy Azul Guaita.
Viéndolas mejor pude recordar quienes eran. Elaine Haro, hija de la famosísima actriz Samantha Haro, ganadora del Óscar. Romina Marcos hija de Emily Marcos y Michael Marcos, tienen bufetes de abogados por todo el mundo. Azul Guaita, hija de Alexandra Guaita, gran diseñadora de modas.
Y son más lindas en persona, aunque casi no están en la mira de los reporteros. Sólo sus padres.
- Un gusto – ellas sonrieron, no se veían tan malas después de todo. – Yo soy Joaquín Bondoni
- ¿Tus padres a que se dedican? – Habló Azul.
- Bueno...soy uno de los becados – trague saliva – mi madre...
- No tienes qué decirnos si no quieres – me interrumpió Romina – realmente aquí no importa quienes son, ni a que se dedican tus padres – le dedico una mirada de advertencia a Azul.
- Sé que tal vez les parezca extraño que yo haya podido entrar a una escuela como esta...
- Por supuesto – me interrumpió Azul – no es por ofenderte, pero a los becados les va muy mal en este internado.
- Azul callate por favor...
- ¿Cómo que les va mal? – estaba un poco confundido.
- No es nada importante Joaco ¿No hay problema que te diga así verdad? – negué- es solo que en esta escuela hay puro engreidos.
- No digas que no te lo advertí.
Elaine me caía muy bien al igual que Romina. Con Azul al principio creí que nos podríamos llevar bien, pero creo que me equivoque. Ella salió de la habitación y solo nos quedamos nosotros tres.
-Me advirtieron de esto cuando me aceptaron – comencé hablar – realmente no creí que justo el primer día ya tenga una persona a la cual no le agrade – ellas rieron.
- No le hagas caso a Azul, ella es algo dura, pero la queremos. Ven, te enseñaremos el internado.
- Pero ya lo hicieron...
- Lo sabemos – habló Romina – pero hay cosas que aún no has visto.
Me jalaron y salimos de la habitación. Había chicas y chicos por todos lados, eso era obvio. Hasta que salimos del edificio, ahí es cuando pude notar a que había miles estudiantes más.
Ok, estoy exagerando, no eran miles.
- Tenemos a uno de los mejores equipos de futbol americano The Lions of Seattle. Ya lo sé, no es un nombre original – dijo Romina.
- Adivino, hijos de jugadores de americano están en ese equipo – dije.
- Equivocado – rio Elaine– en el equipo no todos son hijos de jugadores profesionales.
Volvieron a tomar mi mano y juntos caminamos hasta la cafetería, que por cierto estaba repleta de alumnos y sobre todo de deliciosa comida.
-Puedes agarrar lo que sea y cuando quieras - dijo Romina.
- ¿En serio? Es como el paraíso, aunque todo parece como si fuera un restaurante lujoso.
- Lo sé, a mí tampoco me agrada – mire a Elaine – prefiero algo sencillo, como alguna hamburguesa o un sándwich.
Tome una charola, agarre un plato y me serví pan francés, tome una taza con café y fruta picada. Agarre cosas simples ya que no tenía demasiada hambre por todos estos nervios.
-Ven a nuestra mesa.
Seguí a las chicas. Pude notar que nos dirigíamos a la mesa donde se encontraban tres chicos bastante atractivos desde lejos.
-Chicos, él es Joaquín Bondoni, el chico nuevo – Elaine se sentó a lado de uno de ellos besando sus labios – Joaco, él es mi novio Nicolás Caballero y nuestros amigos Andrés Vásquez y Diego Valdés – les sonreí a cada uno y ellos hicieron lo mismo.
Nicolás Caballero, hijo de John Caballero reconocido chef, tiene una gran cadena de restaurantes, Andrés Vásquez , hijo de Alfonso Vásquez  jugador profesional de la NFL. Diego Valdés no reconocía a sus padres. De hecho, a muchos de aquí no reconocía tanto a sus padres.
- Un placer Joaquín, espero que te haya gustado la escuela – justo cuando iba a contestar, sus demás amigos se levantaron de la mesa - ¿Y ahora a dónde van?
- Amigo tenemos cosas que hacer nos vemos luego ¿Si? Un gusto Joaco. - dijo Diego.
- Mis amigos son unos idiotas – miré a Nicolás – se te nota nervioso.
- Un poco, pero es normal en cualquiera y más cuando es tu primer día.
- No te sientas intimidado por ninguno de ellos.
Escuchamos un gran estruendo y muchas risas invadieron mis oídos. Volteamos a ver, encontrándonos con un grupo de chicos burlándose de otro. Este traía toda su ropa empapada de jugo y otras cosas. Todos reían de él, otros lo miraban con lastima, hasta que este salió corriendo fuera de la cafetería.
- ¿Quién era ese? – pregunté con algo de miedo, no lo podía negar.
- Creo que su nombre es Fabián, es también un chico becado – comentó Nicolás – entro a primer año, eso creo.
- No se meterán contigo – me animó Elaine.
- Yo creo que si serian capaz. – dije.
- Oh miren nada mas – el mismo grupo de amigos que molestaba a Fabián se acercó a nosotros – Eres un chico demasiado lindo ¿Cómo es que nunca te había visto? – sonrío, esa sonrisa arrogante que me daban ganas de meterle un puñetazo.
- No lo sé, tal vez porque soy nuevo – sonreí con ironía.
- ¿Eres becada, cierto? – asentí- Pues entonces más te vale que pienses en cambiar tu forma de hablarme, porque si no, la pasaras muy mal en este bello internado.
- Roy basta – escuche una segunda voz – ¿Qué clase de comportamiento le demuestras a este bello chico
- Por favor Sian – rodo los ojos. Gracias a dios nadie nos prestaba atención – Un becado no es igual a nosotros.
- No, claro que no, yo al parecer vengo del planeta marte, ya que no soy como ustedes, humanos. Tienes toda la razón Roy– sonreí, Sian también lo hizo y pude escuchar pequeñas risas detrás de mí – Solo déjenme en paz, y sigan con sus miserables vidas.
- Vámonos Joaco – hablo Romina.
Todos nos levantamos de la mesa dejando solos a ese grupito de idiotas. Ahí supe que posiblemente ya tenía mi pase a la muerte, pero no me importaba. No creo que ellos se meta conmigo y menos de la manera que estoy pensando. Yo solo quería tener un buen comienzo en este internado y vaya que falle. No perdí mas el tiempo estando perdido en mis pensamientos, noté que las chicas no se encontraban a mi lado, tal vez se fueron a otro lado y yo no les puse atención. Camine hasta mi habitación, tome mis cosas y me dirigí a clase.

Vuelve a Mi // adaptación (Emiliaco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora