Vuelve a Mi // adaptación (Emiliaco)

Capitulo 28

-Emilio – susurre, sin despegar mis labios de los suyos.

Wow Joaco, estás haciendo un esfuerzo tremendo en separarte de él.

Mis manos se encontraban en su pecho bien formado, Emilio tenía sus manos en mi cintura y poco a poco me acercaba más a él. Amaba la sensación de sus labios junto los míos, es inevitable no quererlo besar todo el tiempo.

-Esto es muy difícil para mí Joaquín, no sabes muchas cosas sobre mi vida y de mi pasado. Lo único que quiero pedirte es tiempo, pero...

- Pero ¿qué?  – conteste cuando él se quedó callado.

- Pero creo que en estos momentos ya no puedo alejarme de ti.

Eso fue suficiente para volver a lanzarme a sus labios. Lo sé, soy un intenso desde la primera y tal vez pueda que parezca un loco con mis cambios de humor tan repentino, pero ahora sabía que podía estar con Emilio. ¿Desde cuándo empezó todo esto? La verdad ni yo tengo idea, no sé en qué momento el Bichi comenzó a robarse mi corazón.2

- ¿Por qué tienes unos labios tan adictivos? – el comentario tan repentino de Emilio me hizo reír.

- Mis labios no son adictivos, son comunes y corrientes como los de todo mundo.

- Te aseguro que no son comunes – sonrió de lado, amaba eso – y para mí son una adicción.

- ¿No te sientes extraño? – pregunté separándome un poco de sus lindos labios.

- Te aseguro que si – reí – no creía estar así contigo, al menos no por ahora.

Emilio se sentó en la cama, me coloque sobre su regazo y continuamos con unos leves e inofensivos besos. Por dios, pasaría todo el día besando sus hermosos labios, dimos un poco más de intensidad al beso, dejando entrar a nuestras lenguas. Siento que si no parábamos esto iba acabar en otra cosa.

- ¡Ay dios mío! – el grito de Elaine hizo que me separara rápidamente de Emilio.6

En la puerta se encontraba Elaine, Diego, Nikolas y Romina. Deseaba sacar una foto por las caras que habían puesto. Algo apenado por la situación me quise levantar de las piernas de Emilio, pero este me sostuvo fuerte para que yo no pudiera hacerlo. Tenía una sonrisa en el rostro, como si no le importara que nuestros amigos nos vieran en una situación algo privada y comprometedora.

-No...no es lo que parece – exprese riendo nervioso.

- No, nada más se andaban comiendo la bocas por tercera vez – sonrió Diego. Su comentario hizo que me pusiera rojo de la vergüenza, mientras Emilio se mantenía serio.

- Nosotros nos vamos, ustedes sigan con lo suyo – comentó Raquel – usen protección – rieron.

- ¡Y lo sabía bro! – gritó Niko, cuando ya habían cerrado la puerta.