Capitulo 15

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A la mañana siguiente todo fue muy extraño. Sian se estaba comportando de un modo muy raro, digamos que hasta se le ocurrió traerme el desayuno a la cama. Las chicas estaban demasiado confundidas y yo también lo estaba. Pero una cosa si se, sigo sin confiar en Sian, a pesar de que "este cambiando" como él dice. En otros temas, ayer después de regresar del lago, no encontré por ningún lado a Emilio. Creo que me evitaba o algo así. No lo sé, lo pienso y siento que esto es lo mejor. No me llevare bien con él, eso está seguro, ayer ni podíamos mantener una conversación. Creo que ni hubiéramos disfrutado el lago estando nosotros dos solos. Pero algo a la vez me hacía sentir triste, no creía que Emilio era un tipo tan cortante, tan frio, tan cero conversaciones, tal vez algo lo hizo ser así o simplemente es la personalidad de Emilio.
- ¡Bien jovenes, quiero veinte vueltas a la cancha pequeña! – el grito de la profesora de deportes me hizo entrar en la realidad.

- Menos mal que es la pequeña – escuché el susurro de Azul, sonreí. Tenía razón.

- Creo que moriré si seguimos haciendo ejercicio – se quejó Ela.

- Por dios, tienes sexo con Niko prácticamente todos los días ¿Y te cansas con esto? – Romina recibió un golpe de Ela, esta estaba roja de la vergüenza.

- Te callaron la boca amiga – reí. Las chicas me siguieron.

- Romi casi lo gritas – susurro medio gritando, si eso es posible – te odio.

- Se que me amas.

Dejamos el juego y comenzamos a correr. La verdad yo ya estoy acostumbrado al ejercicio, aunque no me gusta mucho, pero me ayuda a quitar el estrés de mi cuerpo. Estábamos entrenando junto con los chicos de The Lions. Se supone que deben de estar en lo suyo, pero lo único que están haciendo es mirarnos como si fuéramos carne fresca que quieren comerse. Yo mismo culpo este uniforme. Si, como lo leyeron, los únicos uniformes que debíamos de usar eran para deportes, obviamente para representar a la escuela. Consta de un short deportivo color gris y una remera naranja con el logo del internado.
También teníamos un pants, pero ese solo se usa cuando hace frio y precisamente hoy está haciendo un sol de infierno. Así que esto tiene sus ventajas y desventajas.

-Sian no ha dejado de verte – dijo Romi. Íbamos corriendo a la misma distancia.

- Eso ya lo noté – sonreí sarcásticamente.

- También mi hermanito precioso no deja de verte ¿Sabías que uno de sus colores favoritos es el gris? Ese short y tus piernas, de seguro le llamaron la atención y le encantaron.

- O esas nalgas – gritó Ela pasando a toda velocidad, nosotras reímos.

- No sean bobas.

Mi mirada se dirigió al bichi y tenían razón mis amigas. Él me estaba observando y justo cuando nuestras miradas chocaron él se volteó. En el caso de Sian, aunque yo lo mirará o no, él no me quitaba los ojos de encima. Eso era bastante incomodo ¿Por qué era incomodo que me viera Sian, pero con Emilio no lo era?

- ¡Cuidado Joaco! – el grito de Azul me aturdió.

Al instante sentí un fuerte golpe en la cabeza y de la nada todo se volvió oscuro.7

*****

- ¿Él está bien doctor?

- Si, tranquilas, solo fue un desmayo por el golpe.

- ¿Pero no tiene nada grave?

- No, la revisamos muy bien, no tiene nada malo aparte del golpe. ¿Lo del pómulo también...

- No, ese ya tiene tiempo – escuche a Romi – ya casi no se le nota mucho.

Las voces se escuchaban lejanas, pero me alegra saber que no he muerto. Si, hola, soy Joaquín Bondoni, el chico exagerado. Trate de abrir mis ojos poco a poco, no quería quedarme ciego en el proceso. Cuando lo hice estaban mis amigas, el doctor ya se había ido.

- ¿Chicas? – murmure.

- Ya despertaste – se acercó Ela - ¿Cómo te sientes?

- Bien – dije – aunque me duele un poco la cabeza y me siento un poco aturdido.

- Eso es porque Roy te lanzo el balón justo en la cabeza – comentó Azul.

- ¿En serio? Wow, no me lo esperaba – comenté con sarcasmo.

- Ya sabes cómo es el, pero no te preocupes, Sian se encargó de él. – sentí decepción al saber que no había sido su hermano.

- Le agradeceré luego.

- No hace falta, esta acá afuera, no se ha ido en ningún momento ¿Le digo que pase? – dijo Ela.

- Si, bueno no tiene caso ¿Ya me puedo ir a la habitación? – Romi asintió.

- Aquí nos dejó tu pomada para el golpe y pastillas por si te duele la cabeza. – Las chicas salieron de la habitación no sin antes ayudarme a pararme de la camilla. Al instante entro Sian. ¿Estará Emilio allá afuera?

- Hola.

- Hola.

- ¿Ya te sientes mejor? – tomo mi mano y me sentí incomodo al instante.

- Ya mejor – sonreí – gracias por defenderme de Roy.

- ¿De Roy? – el negó – No fue Roy, fue Emilio – me quede estático en mi lugar.1

- ¿Emilio? No – negué – no lo creo.

- Todos culparon a Roy porque él se estaba riendo cuando te desmayaste, pero yo vi bien y varios también son testigos que fue Emilio.

- Yo...

- Mejor no pienses en eso ahora. Ya conoces a Emilio, es más – hizo una pausa – te quería llevar al lago donde lleva a todas las personas con las de se acuesta. Deberías alejarte de él, solo te hará mas daño.1

Emilio me había dicho que a ese lago nunca había llevado a nadie.  No confió en Sian, pero tampoco conozco a Emilio. Esto lo resolvería después, salimos de la habitación y no había nadie afuera, más que Romina y Billy. Aquellos dos cuando nos vieron se pusieron nerviosos ¿Qué es lo que se traen?

- ¿Te llevo a tu habitación? – me dijo Billy, tratando de que yo no le preguntara nada.

-S...

- Yo la llevare – dijo Sian – no te preocupes – Billy lo miro mal.

- ¿Vamos Romi? – quería ver si se ponían más nerviosos.

- He...yo en un momento te alcanzo. Billy yo tenemos un trabajo pendiente por hacer – me sonrió. Lo que ella no sabía es que sonríe mucho cuando miente.

- Esta bien, te veo luego.

Sian y yo comenzamos a caminar lejos de ellos dos. Estuvimos unos cuantos minutos en un silencio incomodo.

- ¿Quieres que te cargue? – el hablo, negué.

- ¿Te puedo hacer una pregunta?

- Claro – sonrío.

- ¿Cómo fue exactamente tu relación con Talía?

La verdad es que era un chismoso de primera categoría, pero esto si me daba curiosidad. No le saque nada de información al Bichi, pero tal vez pueda hacerlo con Sian.


-Nuestra relación fue fantástica – dijo – bueno, tan solo teníamos quince años en ese momento, pero a esa edad todo lo ves diferente. Ella estando con Emilio y se sentía muy sola, muy abandonada y a él no parecía importarle – podía notar odio en la forma que lo dijo – Creo que ella me recuerda mucho a ti.

- ¿A mí, y eso por qué?

- Si, no físicamente, ya que Talía era muy delgada, demasiado diría yo. Se parecen en su manera de actuar, su personalidad.1

- Ya veo – sonreí cerrando la boca.

- Emilio siempre la trato mal, ella decía que no la hacía sentir especial, que ella para él solo era una completa basura. Yo, a pesar de nuestra corta edad le hice sentir todo aquello que Emilio no pudo. Pero después ella se fue al extranjero.

- Lo siento – murmure.

- Eso no importa ya – dijo – desde ahí Emilio y yo tenemos una rivalidad. Mi padre es boxeador profesional, yo quería seguir sus pasos y ser capitán del equipo de boxeo eso sería algo que mi padre hubiera querido. El puesto se lo dieron a Emilio, pero hay algo que no tendrá.

- ¿Qué cosa? – pregunté un tanto curioso.

- A ti – sonrío, me dieron escalofríos, y gracias a dios ya habíamos llegado a mi dormitorio – Me gustas de verdad Joaquín, desde el primer momento que te vi y sé que Emilio no se fijaría en alguien como tú – No pues gracias – Y no me malinterpretes, me refiero a que Emilio desde Talía no le interesa tener a nadie a su lado.

Las cosas se estaban poniendo muy incomodas. Porque algo que yo sé, es que no estoy ni un poco interesado en Sian.

Para nada.
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