Capitulo 29

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Este fin de semana había sido increíble, me divertí muchísimo y más estando con Emilio. Siéndoles sincero jamás creí ver un cambio en el, bueno, uno leve, aún tiene su cara de querer matar a todo el mundo cuando va caminando. Tampoco es que se haya hecho el hombre más romántico, pero estaba satisfecha en conocerlo mejor. Se sentía tan extraño, me refiero a que hablaba con él por mensajes de texto, era como si fuéramos otras personas. No discutíamos, simplemente hablábamos de cosas que nos gustaban, entre diferentes temas.
Hoy es lunes, empezaba otra semana en el internado, pero sabía perfectamente que todo sería diferente. Estaba emocionado ¿Cómo reaccionaría la escuela al ver que Emilio y yo estábamos juntos? Bueno creo que no nos debería importar mucho lo que digan, aunque aún no somos novios, actuábamos como unos. Lo único que me ha pedido Emilio es tiempo y lo entiendo, no me ha contado nada acerca de su "pasado tan misterioso". Terminé de ducharme, salí del baño encontrándome con todas las chicas arreglándose.

-Yo digo que en unos días te pedirá oficialmente ser su novio.

- Yo también creo eso, aunque mi hermano es lento de aprendizaje. – solté una risita.

- Que grosera eres con tu hermano, el me pidió tiempo y lo aceptare.

Aunque no lo crean me preocupa lo que pueda decirme – note que Emilio se tensó. ¿Tan grave es como para que ella se pusiera así?

- Aaw, ahora lo defiende que tierno – dijo Ela.

- ¿Qué clases les toca? – hablé – a mí me toca física y odio esa materia.

- Yo también – dijeron al unísono las chicas.

- Genial.

Camine hasta mi armario y saque unos jeans, un top negro que me regalo Ela y una sudadera de mezclilla. Me puse mis vans blancas y dejé mis chinos sueltos para que pudiera secarse naturalmente. Hasta este momento no sabía cómo agradecerle a Ela por todo lo que ha hecho por mí.

Desde que quemaron algunas cosas en el incendio, ella me ha dado prendas de su closet que ya no le quedan y yo por mi parte me traje más ropa de mi casa. Igual no quiero que piense que me estoy aprovechando o algo así.

-Te estas arreglando mucho ¿No crees Joaco? - me miro con cara de pervertida.

- Déjala Ela – dijo Romi – se quiere ver más hermoso para mi hermanito.

- Basta – reí.

- Vamos que llegamos tarde a la clase.

Termine de arreglarme y caminamos hasta nuestro salón de física. No tenía la menor idea de donde se encontraba Emilio y estaba muy nervioso, no sabía cómo reaccionar frente de él. Tome asiento en los pupitres de en medio, aún faltaba unos minutos para que empezara la clase.

-Ya les dije que Emilio cae a mis pies, siempre – Entro Seidy y sus amigas, entre ellas Azul, quien rodo los ojos fastidiada. Aun no entendí porque se juntaba con ella, jamás le he preguntado – es más, todo ese grupo de amigos cae a mis pies.

- Maldita perra – susurró Ela – está muy idiota si cree que mi Niko caerá a sus pies de gata.

- ¿Seidy es una perra con pies de gata? – preguntó confundida Romi y reímos.

- Tú me entendiste – ella se justificó.

- No le hagas caso, no vale la pena.

- ¿Entonces Emilio estuvo contigo el fin de semana? – preguntó una de sus amigas.

Espera ¿Qué? Quiero aclarar que Seidy no es muy discreta. Habla hasta por los codos y no le interesa si otras personas escuchan su conversación, puede llegar a ser incomodo en algunos casos.

-Sí, desde el viernes en la noche la paso en mi casa y estuvo de maravilla.

- ¿Estas segura? – preguntó Azul, apostaría que ella quería reírse por aquella historia que estaba inventando Seidy.

- Que mentirosa de mierda – dije.

- Déjala, que se imagine su vida perfecta – dijo Ela.

- No puedo creer que algunas personas estén tan enfermas de la cabeza, como ella.

- Se llevará una gran decepción cuando se entere que Emilio anda loquito por ti. – dijo Romi.

- Si les soy sincero, me da miedo que Seidy haga algo en mi contra.

- No te preocupes, conocemos a Seidy, ella jamás te enfrentara cara a cara. – comentó Ela – y Emilio no lo permitirá de todos modos.

La clase de física se me paso muy lenta, odiaba eso, no podía poner atención a lo que decía el profesor, mi mente viajaba por otros lados.

-Anoten sus correos en el siguiente papel, les enviare sus tareas por ese medio – dejo una hoja sobre su escritorio – pueden retirarse después de haberlo anotado.

Anote mi correo y las chicas también. Guardamos nuestras cosas y salimos del salón. Emilio caminaba junto con los chicos hacia nuestra dirección. Traían puesto el pants de deportes y no voy a negar que se ve demasiado atractivo. El mantenía una expresión seria, como cuando lo había conocido. Me daba la impresión de ver como varios compañeros se intimidaban por aquella expresión tan intensa, ahora ya entendía por qué Romi dijo que era como su escudo.

-Hola Romi, hola Joaco – nos saludó Niko, nosotros contestamos

– Hola cariño – beso los labios de Ela.

- Hola cielo – contestó ella y poco a poco se alejaron.

- Hola – se acercó Emilio mientras sonreía de lado, aquella expresión seria había desaparecido.

- Hola seductor – bromee - ¿Cómo estás?

- Bien ¿Tú como estas? – Emilio me tomo de la cintura, como siempre lo hacía y me fascinaba que hiciera eso.

- Un poco cansado, odio... ¿Qué pasa? – reí. Emilio no me quitaba la mirada de encima.

- Nada, es solo que...

- ¡Amorcito! – Seidy llego hacia nosotros empujándome de Emilio, él se notaba bastante fastidiado.

- No me llames así.

- ¿Ya le contaste al becado que pasamos un excelente fin de semana? – mordió su labio y Emilio parecía bastante confundido.

- Seidy...

- ¿En serio Emilio paso el fin de semana contigo? – fingí tristeza, Seidy sonrió satisfecha – Que raro, porque que yo lo recuerde, él y yo pasamos el fin de semana en casa de sus padres – sonreí – y la pasamos muy pero muy bien – Emilio soltó una carcajada.

- Ya se te cayo la mentira – dijo mi Bichi . Seidy estaba roja de la vergüenza o tal vez de furia – deja de invitar cosas así ¿Vale? Si, nosotros fuimos novios, etc. Pero ahora la única persona que me interesa y es valiosa para mí, es Joaquín.

Sonreí, pero déjenme decirles que, si yo fuera Seidy, esas palabras me hubieran afectado tanto.

Posiblemente estaría con lágrimas en los ojos, mocos salieron con intensidad de mi nariz y mi cara roja de la vergüenza al ver que varias personas también escucharon esas palabras. Pero no soy Seidy, soy Joaquín. El chico que sonríe viendo como su chico pone en su lugar a la persona más insoportable del mundo. Soy el chico el cual parece que el corazón se le va a salir del pecho al saber que soy lo más valioso para él.

- ¡Así que adiós, perra! – gritó Romi.

Seidy no dijo nada, solo se fue de ahí chocando bruscamente su hombro con el mío.
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Espero les guste Chikis

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