NOCHES DE INSOMNIO

DÍA 150

Era diciembre, me encontraba parado debajo de la lluvia sin nada que hacer, tan sólo observando a las personas corriendo de un lado para otro buscando algún refugio para no mojarse, siento como las gotas de agua se resbalan por mi cabeza y recorren por todo mi cuerpo hasta detenerse en el suelo formando un pequeño charco de agua, la lluvia no parece cesar por un buen rato, a pesar de ello el cielo no se encuentra tan nublado aun es visible algunas estrellas, las gotas de lluvia nublan mi vista y los intento por secarme los ojos con la mano son inútiles, igual se encuentran húmedas, sin embargo me esfuerzo por secarlos para tener una mejor vista. Al igual que la multitud busco camino en dirección a mi casa, caminando bajo la lluvia con el riesgo de amanecer con resfriado, pero mi salud pasa en segundo plano cuando se trata de darle tiempo a los sentimientos, a los tormentos del corazón y a las pesadillas de la mente que pasan a fractura en los sueños nocturno y pegan más cuando estamos solos en compañía de nuestra tristeza y una sombra que solo nos observa por detrás.

Sinceramente no sé qué fue lo que me atrapo de ti, tenías una forma de querer tan rara y una forma de comportarte tan peculiar, a pesar de ello no mostrabas ni el más mínimo interés por realizar las mismas cosas que yo, no teníamos nada en común, yo prefería el blanco y tú el negro, tú eras de gustos discretos y yo extravagantes eras tan directo sin importar el dolor que podías causarle a los demás a pesar de que a eso le llamabas sinceridad y yo simplemente me demoraba un poco más por decir las cosa como en realidad son, algo inconveniente es que eso no te agradable del todo. Todo ello y más estaba involucrado entre nosotros e impedía querernos el uno al otro, tu no parecías tener problema alguno con eso, pero a mi si, a mi si me importaba los pequeños detalles, y más si involucrábamos nuestros sentimientos los mismos que no sentiste por mí, no de la manera que yo quise que lo hicieras.