Harry se inclinó sobre Emma, le dio un beso leve la frente y luego salió de puntillas de la habitación.
Después de cenar, los tres habían ido a dar un paseo. Cuando regresaron, había sido la hora del baño de Emma. Harry juraría que la pequeña se había quedado dormida antes que terminara de sacarla.
Louis le había pedido que, al terminar de acostar a la niña, bajara porque quería hablar algo con él.
Lo hizo en ese momento, ansioso de averiguar qué podía ser tan importante.
Louis sonrió cuando lo vio.
- Pasa - se hallaba fuera del salón y le señalo la puerta.
Aunque el día había sido más veraniego que otoñal, un fuego vivo ardía en la chimenea. La sala, que Eleonor había convertido en ultramoderna antes de su muerte, había recuperado su decoración original dos años atras. Harry nunca había estado seguro de si el cambio se había producido porque Louis odiaba el negro y el plata tanto como él mismo o porque le recordaba demasiado a Eleonor. Su esposa había sido tan elegante y moderna como la habitación y Harry sólo podía conjeturar que cada vez que Louis cruzaba esa puerta, recordaba lo que había perdido.
- Por favor, sientate.
Harry lo hizo, mientras él continuaba de pie. Pasados unos momentos, se situó en un punto delante de la chimenea. Contempló las llamas y un cosquilleo de inquietud subió por la espalda de Harry. Fuera lo que fuere lo que tuviera en la cabeza, era evidente que se trataba de algo serio.
Ladeó la cabeza.
- ¿Sucede algo?.
Louis se volvió y se paso la mano por el pelo. Cruzó la estancia y se sentó en el sofá al lado de Harry.
- Tengo algo que decir y no sé muy bien cómo vas a responder.
Él se movió incómodo y se repitió que debía de ser algo serio si alguien tan seguro como Louis, que siempre sabía adónde queria ir y cómo llegar hasta allí, se mostraba nervioso e inseguro.
¿Por qué? ¿Qué podía querer decirle como para que le causara tanta inquietud?
Sólo una cosa tenía sentido. Ese día había sido un regalo, un último y placentero día con Emma y él, igual que él dia en que su madre lo había llevado a tomar un helado, para luego dejarlo con su tía y no volver jamás.
- Me vas a dejar ir - las palabras escaparon a través de sus labios a pesar de la determinación de dejar que él hablara primero.
- No, no, no - Louis se inclinó y le tomó la mano fría con firmeza entre la suya -. Es decir... No. Bajo ningun concepto voy a dejar que vayas a ninguna parte.
Harry suspiró y sintió una oleada de alivio.
- Entonces, ¿qué..?
- De hecho, de esto necesito hablar contigo - miró deliberadamente sus manos unidas.
Horrorizado, Harry se dio cuenta de que tenían los dedos enlazados. Intentó retirarlo, pero él se los retuvo y sonrió.
- Esto se me da tan mal como creía - apoyó los codos en las rodillas sin solterle la mano -. Me gustas, Harry. Y creo... Espero...también gustarte a ti.
Harry frunció el ceño desconcertado, tratando de entender lo que decía, pero sin conseguirlo.
- Claro que me gustas - dijo al final.
- Hablo de algo más que amigo - expuso con rapidez, como si temiera que lo interrumpiera, ver adónde puede conducir.
A Harry el corazón le martilleó en el pecho. ¿Más que un amigo? Durante un instante, se preguntó si estaría soñando. Cerró los ojos y volvió a abrirlos. Tragó saliva y, de algún modo, logró hablar con un tono ligero.
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Seduciendo al niñero(Larry Stylinson)
FanfictionVivir tres años con el guapísimo viudo Louis Tomlinson había sido una fantasía hecha realidad para Harry Styles. . . aunque sólo hubiera sido en calidad de niñero de su hija de seis años. Pero Louis acababa de dejarlo de piedra con una propuesta que...