Capitulo 8

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Algo huele bien.

Harry alzó la vista de la plancha y vio a su jefe.

- Tortitas. Con arándanos.

Emma levantó la vista de su plato.

- Y Harry incluso ha calentado el sirope.

- Vaya - Louis sonrió -. Siento como si huebiera muerto e ido al cielo.

A Harry el corazón le dio un vuelco.

- No quiero que vayas allí - la sonrisa de Emma titubeó y soltó el tenedor con ruido-. Quiero que te quedes aquí conmigo.

Conmovido, Harry alargó el brazo y revolvió el pelo de la pequeña.

- Tu papá no irá a ninguna parte, pequeña. No es más que su manera de decir que le gustan las tortitas.

- Harry tiene razón, princesa - le dio un beso en la cabeza a su hija y le dedicó una mirada de agradecimiento a él antes de sentarse a la mesa.

Harry puso una taza huemante de café ante Louis, pero éste siguio hablando con Emma y ni siquiera alzó la vista. Su corazón se emocionó al verlos juntos. Cuando sus propias tortitas estuvieron hechas y se unió a los dos, Emma reía entre dientes.

Acababa de beber el primer sorbo de café cuando sonó la bocina del autobús del colegio. En cuestión de minutos, Emma se levantó y corrió hacia el vehículo amarillo con una sonrisa feliz en la cara.

Después de cerciorarse de que la pequeña se hallaba segura en el autobús, Harry regreso a la cocina. No le sorprendio encontrar a Louis todavía en la mesa. Su mirada le indicó que había permanecido adrede con la intención de hablar. Y sabía bien que tema quería tratar.

Fingió no notarlo y se tomó su tiempo en servirse sirope.

- ¿Tienes planes para hoy?

- Estare en la ciudad - gesticuló como si apartara un mosquito con la mano.

  Harry cortó un trozo de tortita.

- Se supone que hoy hará un calor irracional.

Por el rostro de él cruzó una expresión de exasperación.

- No quiero hablar del tiempo. No cuando hay cosas más importantes que discutir.

La impaciencia mostrada era tan típica de él que no pudo evitar sonreir.

- Oh, de acuerdo - dijo en su tono más altivo.

- Supongo que te daré una oportunidad.

La sorpresa aleteó en las facciones de Louis.

- ¿Lo harás?

Percibió incredulidad en su voz y el corazón le pálpito con fuerza. Después de tragar la pieza de tortita que de repente parecía del tamaño de una pelota de béisbol, forzó un tono indiferente.

- A menos que no hablaras en serio. Quiero decir, si sólo bromeabas...

-Claro que no bromeaba - dijo, como si se sintiera molesto de que pudiera pensar algo semejante -. Sólo estoy sorprendido. Imaginó que creía que ibas a rechazarme.

Harry frunció el ceño.

- Pero me hace feliz que hayas dicho que sí - se apresuró a añadir Louis.

- Bien - con un dedo, Harry trazó un patrón imaginario sobre la mesa -. ¿A dónde vamos desde aquí?

El bebió un sorbo de café y se reclinó en la silla.

Seduciendo al niñero(Larry Stylinson) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora