Capitulo 10

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Harry se levantó a la mañana siguiente, se vistió y fue a la cocina. Se dijo que había sido un tonto en pensar media noche preocupándose por su floreciente relación con Louis. Él era diferente y su situación no se parecía en nada a la madre de Steven. Éste tenia sus propios planes y evidentemente en ellos figuraba interponerse entre Louis y él. Pues no pensaba permitirlo.

Se detuvo en la puerta y todas sua dudas se desvanecieron. Louis se hallaba a la mesa leyendo el periódico. Alzó la vista cuando él entró en el cuarto. Tenía el pelo revuelto y una ligera sombra por la barba.

- Hola.

- Hola - le devolvió la sonrisa y en vez de ir a la cafetera, apartó una silla y se sentó a la mesa -. Te has levantado temprano.

Louis dejó el periódico en la mesa.

- No podía dormir - le tomó la mano -. Tenia a alguien en la cabeza.

Sintió que se ruborizaba.

- Sí claro.

- En serio - aunque pareció más travieso que serio -. Ni siquiera me diste un beso de despedida.

Harry experimento una oleada de placer. No había sido sólo él que lo habia notado.

- Emma estaba aquí - repuso con tono ligero -. No podíamos besarnos delante de ella.

Con movimientos exagerados, Louis miró en torno a la habitación.

- No la veo ahora.

Harry no apartó la vista de sus ojos.

- Le eché un vistazo antes de bajar. Dormía profundamente.

- Anoche comprobamos la rapidez con la que eso puede cambiar - sin soltarle la mano, retiró la silla y se puso de pie.

- ¿Estás diciendo que no hay tiempo que perder? - lo imitó.

- Oh, sí - lo pegó a él.

Los labios de él le rozaron los suyos con burlona ternura. Entreabriendolos, Harry le acarició el labio inferior con la punta de la lengua. En un abrir y cerrar de ojos, el beso cambió. Con un gemido bajo, Louis lo envolvió en sus brazos con más firmeza. Le cubrió la boca con la suya. Se hallaba completamente rodeado por él, por la deliciosa sensación de su cuerpo. De su piel emanaba calor. Le pasó las manos grandes por el cabello y bajó hasta la espalda. Él lo imitó pero fue un paso más allá. Le quitó la camisa de los pantalones e introdujo las manos dentro.

El deseo, ardientes e insistes, le surcó el cuerpo. Le acarició la espalda y disfrutó del contacto con esos músculos marcados y duros. Todo se desvaneció excepto la necesidad de tener más de Louis. De probarlo. Tocarlo más.

La lógica le dijo que fuera más despacio, pero, por desgracia, no era lógica la que tenía el mando. Él bajo la cabeza y le llenó de besos el cuello. Harry se arqueó. De su garganta escapó un gemido cuando los labios de Louis descendieron.

- Harry. No encuentro mi camiseta rosa. ¿Sabes dónde está?

La voz infantil procedente de lo alto de las escaleras atravesó la niebla de excitación que lo circundaba. En apariencia igual de sobresaltado, Louis se quedó quieto y levantó la cabeza. Harry carraspeó. Sabía el lugar donde encontrar la prenda, pero no quería que Emma bajara antes de lo necesario.

- Subiré en un minuto para ayudarte a buscarla.

Respiró hondo y volvió a dedicarle su atención a Louis, quien lo estudiaba con suficiente ardor como para derretir un queso.

- Ha sido un estupendo beso de buenas noches - musitó al final.

Él tragó saliva.

- Estuvo bien.

Seduciendo al niñero(Larry Stylinson) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora