Pobre Mia - Mayo 2021

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Las semanas pasaron, Logan y yo volvimos a ser amigos, todavía había momentos incomodos, pero en el fondo, me alegraba tenerle ahí, los años habían pasado, pero volver a verle a diario, me hacía volver a aquellos meses perfectos que pasamos juntos.

La segunda semana de mayo, Mia y Klaus volaron hasta Londres para que le hiciésemos un segundo tac a Mia. Louis me acercó hasta el aeropuerto y mientras que ambos esperábamos en la zona de llegadas, Louis sacó el tema tabú.

- Ally, ¿Qué pasó con el surfero?

- Jolines Louis, has tardado mucho tiempo en sacar el temita... ¿Cuál de todos?

- ¿¡¿Hay más de uno?!?

- Está Alex, el amigo de mis hermanos, mi exprometido, y también está Trevor, un amigo de Alex, casi igual de gilipollas que él.

- Joder hija, no sé que le ves a los surferos.

- Ni idea, pero me recuerdas a Chris, el me dijo algo muy parecido.

- Solo por casualidad, ¿Está soltero?

- Creo que sí, pero es más hetero que el Dr. Andrews.

- Joder, pero en verdad, los surferos buenorros no están mal, sobre todo si son buenos en la cama.

- Louis, eres único y te amo con locura.

- Ally, por favor, que vas a lograr que pierda oportunidades con la cantidad de tíos buenos que hay aquí.

- ¿Quieres que hagamos la prueba decisiva?

- Si me hicieses el favor, te lo agradecería de por vida. – la prueba decisiva, nos la inventamos a principios de 2017, nos servía para identificar a heteros o gays, Emily o yo, nos subíamos los vaqueros y nos soltábamos en pelo, caminábamos en línea recta en medio de la multitud, y el hombre que no mirase o era un buen tío o no le iban las chicas, tras tantos años, la prueba decisiva ha ido evolucionando, al principio, marcábamos culo o solo paseábamos, pero al final, solo teníamos que agacharnos a recoger algo, era el cebo perfecto para cualquier pervertido, pero por Louis, hacíamos lo que fuese, para eso están los amigos, para hacer estupideces juntos.

- Vale, dame un momento.

- Muchas gracias.

Yo cogí mis gafas de sol y empecé a andar hasta donde había más gente, entonces tiré disimuladamente las gafas al suelo y me agaché a cogerlas, para mi sorpresa, cuando me levanté había dos personas muy familiares mirándome.

- Ally, puede que estés desesperada, pero yo como tu hermano pequeño, no quería verte el culo.

- Klaus...

- Hola cuñi. – dijo Mia entre risas.

- Yo.... – fue lo único que logré decir antes de que Louis fuese a salvarme...

- Hola, soy Louis, el neurocirujano, ha sido mi culpa, lo siento. – dijo mi amigo mientras le daba la mano a mi cuñada y a mi hermanito.

- Ósea, mi hermana se ha puesto a marcar eso para ver si había algún gay cerca. Joder, no es más fácil preguntar, no sé.

- Normalmente es mejor no preguntar, o se lo toman a modo de broma o como un insulto, cosa que, como miembro del colectivo, no me lo tomo bastante bien.

- Vaya, lo siento mucho. – dijo mi hermano.

- Os quedaréis en casa, el sofá cama es cómodo, y para un par de días es mejor que pagar un hotel. – dije mientras nos dirigíamos al coche de Louis.

- Muchísimas gracias Ally, no sé que hubiese hecho sin tu ayuda. – dijo Mia mientras se aguantaba las lágrimas.

- Mia, eres parte de mi familia, y eso significa que siempre estaré si necesitas ayuda. – dije mientras la abrazaba.

La última vez que te quiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora