Capítulo 2

635K 51.6K 181K
                                    

Varios segundos después seguía clavado en el suelo, mudo. Se le había olvidado cómo respirar. Era dolorosamente consciente de todo lo que le rodeaba; el frío cortante en su piel erizada. Las gotas de agua que resbalaban por sus hombros. Las heladas baldosas bajo las plantas de sus pies, el olor a alfa fuerte, seco, llenándole los pulmones, quemándolo por dentro.

El alfa frunció el ceño, con la mano todavía en el pecho. Lo miró de arriba abajo, todavía con los labios entreabiertos para seguir hablando, pero no dijo nada más. Louis se dio cuenta de que sólo llevaba la toalla azul; se sintió enrojecer furiosamente y notó la bilis casi en la garganta; suplicó internamente no vomitar otra vez. Una de las pocas cosas de las que estaba seguro era de que no necesitaba razones para hacerlo enfadar.

Sin embargo, el alfa -¿Harry?- no parecía enfadado. Parecía confuso, y sus ojos tenían un brillo casi febril cuando lo miró de nuevo. Las posibilidades estallaron detrás de sus ojos al instante.

Está en celo, me va a destrozar. Está cansado y va a desquitarse conmigo. Está aburrido y yo soy el entretenimiento de esta noche. Saben que soy virgen y me han rifado. Van a prostituirme, y él es el encargado de probar si valgo. Está drogado y…

“Harry” repitió él con suavidad, sobresaltándolo de todos modos. “¿Tú…?”

Quería responder, su omega quería ser obediente y amable, pero no se notaba la garganta. Se quedó mirándolo, temblando, hasta que el alfa parpadeó con algo parecido a la decepción.

“Frío” dijo, como si fuese un hecho evidente y no una palabra improvisada. “Calef-farción.”

Se dio la vuelta y volvió a la habitación, y Louis se quedó solo en el cuarto de baño, tiritando y mirando las pequeñas nubes de vapor que todavía se arremolinaban a su alrededor. Deseando más que nunca estar muerto. Trastabilló hacia el montoncito que había hecho con su ropa al desnudarse para meterse en la bañera, pero ni siquiera le dio tiempo a inclinarse hacia él.

“No” el alfa habló con suavidad, pero Louis dio un respingo. Estaba apoyado en el marco de la puerta, mirándolo casi con timidez, pero se le encogió el estómago al verlo. Louis se quedó paralizado, con la mano a medio camino. “Ven”

Necesitaba vomitar. Su estómago empezaba a contraerse dolorosamente, y le quemaba la garganta. ¿Qué iban a hacerle cuando ensuciase el pulcro suelo, las mantas suaves, el edredón sedoso…?

Pero tampoco se atrevía a vomitar entonces. Lo iba a oír, se iba a enfadar, lo iba a tomar por enfermo o por…

Consiguió tambalearse hasta la puerta y se asomó a la habitación; el alfa estaba delante del pequeño tocador, quitándose los anillos con expresión pensativa. Louis se tragó un sollozo, pero desistió a intentar vestirse. Sus piernas temblaban tanto que se sentó en la cama antes de caer, y el alfa se giró hacia él. Era todavía más alto de lo que le había parecido la primera vez, y la camiseta blanca se estiraba sobre sus hombros anchos casi hasta transparentar. Louis se sintió encoger bajo su mirada, y tuvo que entrelazar las manos para disimular el temblor. Se sentía diminuto, frágil y patético bajo su sombra; aunque intentase defenderse, ni siquiera ganaría demasiado tiempo. Un gesto y lo rompería como una ramita seca.

Su omega quería gemir y encogerse sobre sí mismo, todavía tembloroso, y cada vez le costaba más contenerlo.

El alfa le dedicó una media sonrisa, pero no parecía esconder malicia; Louis se quedó mirándolo embobado.

“Harry” repitió él por tercera vez. “¿Tú?”

Despacio, poco a poco, Louis se humedeció los labios para hablar.

Братва (Bratva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora