Братва (Bratva)

Capítulo 15

La mente de Louis se quedó paralizada en cuanto oyó el asombroso rugido que se originó en algún lugar al otro lado de la habitación, así que el omega apenas fue consciente de la figura del médico separándose de él con brusquedad. Sintió la vibración en los huesos, en el fondo del pecho, en las yemas de los dedos. Su omega gimió, buscó la fuente automáticamente, se esforzó por llamarlo. Era Harry; lo habría reconocido en cualquier parte. Lo habría reconocido aunque fuese sordo.

Estaba en el umbral de la puerta, y su rostro estaba encendido y su mandíbula apretada; sus ojos eran negros. Masculló algo que no entendió, y el médico respondió, retrocediendo un paso y quedando de espaldas a Louis.

El omega tragó saliva; el mundo se había convertido en un borroso vídeo a cámara lenta, que se hizo nítido bruscamente cuando se miró el brazo; todavía tenía la jeringuilla clavada en la piel, y el líquido azul seguía dentro. Temblando, como en un sueño, se la sacó despacio, observando el punto de sangre que apareció al instante.

Todavía oía palabras en ruso; al alzar la cabeza de nuevo vio a Des en tensión, acercándose a Harry y hablando en voz baja, tranquilizadora. Harry tenía los ojos inyectados en sangre clavados en su padre, respirando peligrosamente fuerte, llenando el aire de la habitación de feromonas. Louis sentía la ira visceral en el ambiente, y se le pusieron los pelos de punta. Intentó tragar y se encontró con la boca demasiado seca; intentó hablar, pero su lengua no respondía a nada. El miedo lo tenía completamente helado, inútil, sentado en la cama observándolo todo con terror.

Probablemente se habría quedado así de no haber sido porque mientras Des todavía hablaba pausadamente, con un tono tranquilizador que habría rozado la ternura de haberse tratado de cualquier otra persona, el médico se llevó la mano al bolsillo trasero de su pantalón. Despacio. Sin movimientos bruscos. Sutilmente.

La forma de una pistola se dibujó en la tela en cuanto la bata blanca que le cubría la espalda se levantó un poco; Louis se quedó sin respiración.

Harry. Harry no. Harry, cuidado, Harry, Harry, Harry.

Pero no podía hablar. No se encontraba la voz ni la boca. En el segundo que le llevó al médico sacar la pistola un centímetro de su bolsillo, Louis tomó una decisión muy estúpida. Y muy simple.

A Harry no. A Harry no.

Se puso de pie sobre unas piernas que no parecían las suyas. No necesitó avanzar; tenía los enormes hombros del hombre cerniéndose sobre él.

Alzó la mano derecha. La bajó. La aguja de la jeringuilla atravesó la bata blanca y se hundió en la carne de la espalda del médico, y le oyó un leve grito de sorpresa. Louis apretó el émbolo con el pulgar, sintiendo los músculos flexionarse bajo su mano.

El cuerpo entero del médico dio un espasmo. Sus rodillas cedieron y se derrumbó en el suelo, con la mano todavía en el bolsillo trasero del pantalón. Louis alzó la mirada y se encontró con Des y Harry mirándolo en silencio. Des parecía impresionado; Harry no se relajó ni un ápice. Masculló entre dientes y se lanzó a por él, pasando por encima del cuerpo del médico como si fuese un escalón en el suelo. Louis temblaba cuando lo rodeó con los brazos y lo estrechó contra su pecho.

"Louis. Louis. Louis" susurró, en voz tan baja que apenas lo oyó ni él mismo. El alfa le recorrió el brazo con los dedos, besó su pelo, hundió el rostro en su cuello para olerlo, pero nada parecía tranquilizarlo lo suficiente.

"Iz! [¡Lárgate!]" ladró en dirección a su padre. "Yesli vy kogda-nibud' prikosnut'sya k nemu, ya ub'yu [Si lo tocas, te mataré]"

Estaba demasiado aterrorizado como para entender nada, pero a esas alturas ya nada le importaba más que ver desaparecer a Des; no respiró del todo hasta que la puerta se cerró. A su lado, Harry seguía frenético, buscando heridas inexistentes en su piel, y le costó captar la atención de sus ojos verdes.