VIII

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Para la hora de la cena no sabía cómo haría que mi madre me dijera lo que quería saber sin levantar tantas sospechas

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Para la hora de la cena no sabía cómo haría que mi madre me dijera lo que quería saber sin levantar tantas sospechas.

La carta no era un tema del cual quería hablar expresamente con ella, esto era algo que no podía pasar de mí.

— ¡Nate baja a cenar!— el grito de mi madre me hizo reaccionar.

Era momento lo haría y ya no había tiempo para arrepentirse.

Házlo por M, me recordé.

— Buenas noches.— dije entrando al comedor.

—  Buenas noches Nataniel. — saludó mi padre y mi madre solo sonrió.

Decidí no comentar nada durante la cena y tratar ese tema exclusivamente con mi madre quien era un poco más comprensible.

Después de terminar de cenar me ofrecí amablemente a ayudarla a recoger la mesa mientras mi padre se iba a su habitación posiblemente a descansar.

Era momento de hacerlo.

— ¿En qué tanto piensas Nate?— dijo mi madre. — Has estado toda la cena en silencio, ¿Sucede algo malo?

— No...

Si.

— ¿Estás seguro?— asentí.— Puedes hablar conmigo de lo que sea que te pase cariño.

— Lo sé madre, no te preocupes. Todo está bien.

Luego de eso no pude hacer lo que tenía en mente y decidí que era mejor dejar este tema para otro día.

M, ojalá que te encuentres bien.

Salvando Un Corazón.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora