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Era fin de semana y por ello mismo había decidido permanecer un día más en compañía de esa playa y teniendo una las vistas más hermosas de la costa sur de California, en el condado de Orange

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Era fin de semana y por ello mismo había decidido permanecer un día más en compañía de esa playa y teniendo una las vistas más hermosas de la costa sur de California, en el condado de Orange.

— ¿Dónde estas Nataniel?— la voz de mi padre sonaba lo suficientemente enojado através de la línea telefónica. — Ten la descendencia de avisarnos que no pasarás la noche en casa, puedes tener todos los años que quieras pero mientras vivas en mi casa tienes que respetar mis reglas.

— Mi madre sabía que vendría a pasar el fin de semana aquí.

— Tú madre no ha dicho nada de eso, escucha muy bien, apenas regreses tu y yo hablaremos de muchas cosas. Ya es hora que te comportes como el adulto que eres y empieces a meterte en los asuntos de la empresa familiar.

— ¡He dicho que no me haré cargo!- grité llamando la atención de un par de personas. — Tengo derecho a estudiar algo que me guste, no lo que tú dispongas u órdenes.

— Harás lo que yo diga sin replicar o te quitaré mi apoyo económico y ahí sí no tendrás ni la oportunidad de estudiar. — habló y sin esperar que yo dijera algo colgó.

Era mi padre, lo sabía pero habían cosas en su actitud que nunca terminarían de gustarme. Esto era una de ellas.

Maldita sea el día que mi abuelo se convirtió en uno de los empresarios más conocidos en California.

Todo esa tensión que sea en esos momentos fue lo suficientemente capaz de hacerme olvidar por lo que restaba del día de M.

Salvando Un Corazón.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora