Forum Filias. 1 El comienzo de una nueva era y los tres poderosos.✔

Duodēvīgintī

Fénix y la amante de las palabras

─Dime algo tú mi amante de las palabras ─ se escuchó en el pasillo vacío a medianoche de un edificio en donde todos dormían ─, ¿Cómo logro vencer la parálisis del público?

─ ¿Parálisis del público? ─preguntó Carmen a la voz que inundó aquel lugar mientras caminaba hacia su apartamento ─No es parálisis cuando de miedo se trata voz, puede que solo debas decir una simple palabra para dejarla atrás.

─ ¿Y cuál palabra podría ser la adecuada mi amante de las palabras? ─volvió a preguntarle ─, una disculpa si he soñado en tono de posesión, pero no puedo evitar amar cada palabra que de tu boca sale cuando lo único que en mi genera es esa sensación de paz y admiración inexplicable.

─Hola ─contestó la joven ─, esa podría ser tu palabra, palabra con la que podrías conquistar al mundo o puede que al mismo universo.

Carmen no dijo nada más, pero la voz no volvió a pronunciar palabra alguna por lo que en la intimidad de sus pensamientos imaginó que esta voz que siempre le acompañaba camino a lo que ella consideraba su hogar por fin había encontrado la palabra con la que conquistaría al universo entero.

Muchas veces pensó en cuál sería su forma, su cuerpo o incluso su corazón mientras cada día al volver luego de una dura jornada de trabajo como mesera esta le acompañaba hasta la puerta de su hogar para simplemente despedirse con el silencio iracundo y espeso del comienzo de una nueva noche en la que nuevamente se enfrentaría a la soledad de un departamento de bajo presupuesto lleno de palabras que muchas veces lograron apoderarse de su corazón.

Lo imaginó de muchas maneras cada atardecer al volver, imaginó que podría tratarse de un joven con el compartía la misma empatía por la simplicidad de las palabras envueltas de tantos significados, pero, aunque podría encontrarse en lo correcto muchas de las veces en las que de que se encontraba imaginando, pensando y analizando cada una de las conversaciones en las que había sido participe desde aquel anochecer de primavera en la que hizo su primera aparición.

Resignada a solo conocer a la perfección su voz y jamás la forma exacta de su complexión física, quitó el cerrojo de la puerta y se adentró a las profundidades de las palabras que rodeaban su pequeño y rústico hogar.

Vencida por el cansancio no prendió ninguna luz y solo se obligó a caminar hasta su habitación para que poco tiempo después caer rendida por el cansancio de un día agotador.

«─ ¿Cuál fue tu palabra favorita del día Carmen? ─nuevamente la voz hizo acto de presencia.

─Individuo ─respondió ─. Me pregunto cómo es que hasta en mis sueños apareces y no parezco temerosa de ti y de lo que puedas resultar ser. Es extraño no temer de ti cuando pienso en ti.

─Pensar en mí puede que sea la clave para que no temas de lo que pueda a resultar a ser.

─Supongo que es como debe de funcionar ─dijo la joven a un vacío ─. ¿Puedes mirarme?

─Lo hago ─respondió.

─ ¿Cómo? Yo jamás lo he hecho, incluso temo que seas producto de mi imaginación cuando todo lo que puedo escuchar es tu voz y ni puedo presenciar la dicha admirar tu apariencia ─dijo la joven ─; incluso temo que no seas real.

─Soy tan real como el dulce aroma que desprenden las páginas de un libro ─contestó ─. Realidad y crudeza dentro de un mundo inadecuadamente indigno.

─Es lamentable de escuchar ─le dijo Carmen sentándose en el suelo ─, pero si eres tan real como el aroma de un buen libro, ¿por qué jamás te he podido leer?