Prólogo

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—Pero director sólo han sido dos calificaciones bajas y una tarea sin entregar.— le dije al Sr. Grond, suplicando para que no llamara a mi madre, después de todo lo que había pasado con papá no quería seguir provocándole disgustos.

—Sin contar todas las veces que has llegado tarde las últimas semanas ¿Qué está pasando contigo Marko? Siempre has sido de los más aplicados de la escuela.- dijo el director en un tono que mostraba que había perdido su paciencia.

  En mi mente estaba planeando cualquier tipo de excusa creíble, porque no quería enfrentar lo que realmente me pasaba.

Como si mi ángel de la guarda me hubiese puesto un milagro de frente, entró en la dirección la secretaria Mikaela, con su dulce voz de globo desinflándose. Con un semblante un poco preocupado le informó al Sr. Grond, o como yo le llamaba cariñosamente, Grond-Gruñón, que tenía una importante llamada telefónica, pronunciado en un tono bastante llamativo la palabra "importante" dándole el efecto de que pareciera más importante aún.

El director me dijo que lo esperara y pues, como la persona obsesionada con el orden y perfeccionista que soy, se me ocurrió la brillante idea de ordenar el reguero de papeles que tenía sobre su buró, aunque conociéndolo sabía que esto no lo pondría de buen humor, o más bien, nada lo ponía de buen humor.

Comencé a ordenar todo, y de pronto vi algo que me llamó mucho la atención; un expediente de una estudiante, lo abrí y me quedé demasiado sorprendido al observar aquel nombre: Alexia Grond.

Mientras te persigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora