Cap 7

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Marko Blande:

Como si mis palabras no le interesaran en lo absoluto ella siguió caminando. En el fondo yo sabía que si le importaba lo que acababa de decir.

Así que no tenía novio ¿eh? Entonces la pregunta no había sido respondida ¿de qué será la "T" que cuelga en su pulsera? <<Tal vez un ex no superado>>, pensé.

***
Llegado el mediodía me senté en la cafetería como de costumbre con Danly, Frankly y un nuevo acompañante Víctor.

—¿Qué les parece una fiesta en mi casa mañana sábado para relajarnos un poco antes de empezar las pruebas?— dijo Víctor con un asomo de emoción en su rostro, estaba inclinado hacia atrás con una mano sobre el hombro de Danly.—Mi madre saldrá de la ciudad por dos días.

—Nos parece perfecto, sería un buen plan. Por favor Marko, por una vez en tu vida ven a una fiesta con nosotros— trató de convencerme Dan con esa voz dulce que tenía.

—Para que insisten si saben que no va a ir— dijo Frankly dando un acento obvio.

Entonces dentro de mi cabeza algo comenzó a funcionar, si Micaela no estaba y todos iban a estar divirtiéndose en la fiesta, tal vez yo pudiese obtener algo que me llevara a la verdad sobre la adopción de Víctor o qué tenía que ver mi padre con todo eso.

—Tal vez sí vaya— dije sonriéndole a Frankly.

—¿Qué? Al fin tomas una decisión normal hijo mío.— comentó Dan riendo— Tal vez nada. Frank y yo te pasaremos a buscar—me afirmó con autoridad.

—Voy a invitar a Bela— me dijo Víctor con una voz juguetona.

Me limité a sonreír, no me interesara que ella fuera pero mientras más personas fueran a la fiesta menos se notaría mi presencia y si algo me gustaba era pasar desapercibido.

Pero lo extraño fue que vi a Frankly a mi lado tensarse. Un tiempo creí que le gustaba Bela porque siempre que se acercaba a mí, él se iba o se tornaba todo muy incómodo.

***
En la tarde seguí a Lía mientras iba en camino al "Callejón de las dos melodías" cuando doblamos algunas calles ella se giró y me dijo:

—No es necesario que me sigas persiguiendo, ya no tiene sentido— me dio una sonrisa llena de vida.

—No quería que la gente nos vieran ir juntos— dije pero no lo hice por mí sino porque pensé que a ella no le gustaría.

—¿Te avergüenza que te vean con la extraña que no habla con nadie? Pensé que tú también eras igual que yo, que no te importaban esas cosas.

—No, sólo pensé que tú te molestarías— admití.

La tomé de la mano y ella no hizo resistencia así que fuimos caminando hasta el callejón.

Cuando llegamos ella se sentó donde siempre lo hacía y yo arrastré una piedra para quedar frente a ella.

—¿Por qué se llama "Callejón de las dos melodías"?— le pregunté intentando buscar respuestas, pistas sobre ella.

—Cuando mi madre y mi padre solían venir a aquí, siempre tocaban dos melodías, una de ella y otra de él, ellos se conocieron en la escuela de música.

—¿Y luego cuando naciste ellos te traían aquí?

—Mi madre sí, papá...— se quedó pensando, supuse que dudaba si decirme o no,— a papá nunca lo pude conocer.

—Oh, lo siento— dije sinceramente.

El rostro de ella se llenó de una tristeza demasiado perceptible. No quería verla así, por eso busqué temas de conversación en un cajón de mi memoria.

Mientras te persigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora