Cap 1

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Marko Blande:

Estaría mintiendo si digo que no me gusta ir a la escuela, es fabuloso inventarle apodos a las personas, observar sus graciosos defectos y saber cómo actúan en diversas situaciones... mirarlos desde lejos.

De la escuela lo único que no me gusta son las aburridas clases de historia con el profesor Cobie, aunque prefería llamarle "El perezoso" y aún así siempre saco buenísimas calificaciones.

No quiero sonar como un acosador, ni como un psicópata, pero uno de mis hobbies favoritos es observar y detallar a las personas, para eso tengo una agenda muy especial llamada: Agenda de observaciones. En ella tengo el nombre de todas las personas a las que estudio, por orden alfabético, con todos los datos que voy obteniendo, sus apodos, sus defectos y cosas muy locas que por la mayoría pasan desapercibidas.

Sinceramente no tengo un círculo amistoso muy abierto y no es porque me rechacen, sino porque no quiero, prefiero observarlos desde la lejanía. solo considero mis amigos a Danly (una chica) y a Frankly (un chico), unos mellizos de piel ligeramente bronceada, de ojos color miel y pelos castaños rizados, con fracciones faciales bonitas y sencillas. Han sido mis vecinos desde que me mudé a esta ciudad con 5 años, podría considerarlos parte de mi familia.

Y bueno... en mi casa vivo con Manu: mi hermano pequeño de 7 años, Melissa: mi madre y Barth Blande: mi padre. Sinceramente, mirado desde afuera, parecemos el prototipo de la familia ideal, pero créanme que desde adentro todo es muy distinto.
————

—¿Markie, podrías dejar de llevar la agenda esa a todos lados?—preguntó Danly, con su tono fastidioso— ¿O al menos nos podrías enseñar que tanto apuntas ahí?

—Dan, no insistas, ya te he dicho que en estas cosas no seas tan preguntona—le dije sonando enfadado pero realmente no lo estaba, ya me había acostumbrado a ella.

—Mira Mark, ahí va la chica nueva, la extraña que no habla con nadie, o como le dices tú, "la alérgica a carne humana".—comentó Frank en el tono divertido que siempre llevaba.

—Hermanito, sabes que buena pareja haría ella con Mark... Antipáticos los dos.

—Dan, piensa bien, se pasarían el día ella huyéndole y el protestando, no creo que hagan buena pareja en lo absoluto.

—Podrían dejar de buscarme una chica sin mi consentimiento.—dije para ver si se callaban, aunque sabía que no iba a funcionar—No me interesa en lo absoluto ninguna de las chicas de este instituto, son todas demasiado ordinarias.

—Ah, claro, no habla con nadie, no sabemos ni su nombre y es ordinaria.- dijo Danly en forma irónica y tomó su típica pausa pensativa, que me daba a entender que ahora plantearía una teoría muy estúpida, digamos que era especialista en eso—La agenda esa es para apuntar a las chicas y si es ordinaria las vas tachando. Es lógico para alguien tan ordenado y meticuloso como tú.—concluyó en tono de burla.

Me quedé pensando en que tenía a la mayoría de las personas que llamaban mi atención en aquella agenda y que aún no tenía a la nueva chica, ni siquiera sabía su nombre, tengo que precisar que no era de esas chicas que llamaban la atención cuando llegaban pero era demasiado bonita, tenía unos ojos café bastante claros y un cabello lacio y largo castaño con mechas rubias, que parecían ser naturales, era bastante delgada pero con un cuerpo muy bien formado, no era alta, pero tampoco bajita, sus fracciones faciales muy perfiladas y su piel demasiado blanca. Pero lo que más me llamaba la atención; no parecía para nada tímida, ni mucho menos insegura. Simplemente parecía disfrutar de la soledad leyendo algún libro, que de lejos no había podido definir de quién era.

Si algo me gustaba más que el orden, eran los misterios, y definitivamente, aquella chica para mí, era mi nuevo asunto pendiente. "El detective Blande y el misterioso caso de la chica alérgica a carne humana."

Ese día las clases transcurrieron bastante rápido, para mi suerte. Una vez terminadas las clases, salí y en la puerta de salida vi a la chica misteriosa, mi nuevo objetivo de investigación. Esperé a que se alejara y como buen detective comencé a seguirla, manteniendo una buena distancia para que ella no lo notara. Caminaba calles y calles y parecía nunca detenerse, sus pasos eran firmes como una persona segura que sabe que donde va. Después de caminar más de 10 calles dobló una esquina y para mi sorpresa se metió en un callejón al que yo nunca había ido.

El lugar era demasiado hermoso, tenía árboles con flores color salmón, bellísimas, que llenaban los árboles, y las flores caídas adornaban el piso, parecía una combinación perfecta entre la primavera y el otoño. Habían una fila de piedras formando un camino y justo cuando acababa el camino había una piedra bastante grande que quedaba bajo la sombra del árbol más grande de todos.

Me escondí detrás de unos arbustos para que la chica no pudiese verme y ella llegó hasta la piedra grande y se sentó en ella de espalda a mí. Agarró su mochila y sacó una cajita negra, la abrió y tomó en su delicada mano una flauta de color rojo metálico, el mismo color de la estrella que colgaba en su collar plateado. Volvió a guardar la caja y comenzó a tocar la flauta, la melodía era suave y relajante, me dejaba embelesado.

Por un momento se me olvidó que estaba prácticamente acosándola y salí de los arbustos, embobado por la bonita vista y aquella melodía que la acompañaba.

Su vestido azul cielo se ajustaba perfectamente a su torso y en las caderas se soltaba, sus zapatillas blancas le daban un aspecto angelical, su cabello suelto y aquel bello lugar, me dieron la impresión de que estaba en otro mundo, en un paraíso, o en el país de las maravillas, nunca algo me había dejado en ese estado, tan embobecido.

Como si me hubiesen despertado de un sueño, ella dejó de tocar la flauta aparentemente para irse. Me escondí nuevamente detrás de los arbustos y esperé a que saliera. Salí del callejón y para mi sorpresa, ya ella no estaba en aquella calle, la había perdido de vista. Intenté buscarla, pero todo fue en vano.

Caminé hacia mi casa y al entrar mi pecho se estrujó completamente, al ver a mamá, sentada en el sofá llorando como si de eso dependiera su vida, en ese momento sentí mi alma desfallecer. Nunca antes había visto a mi madre llorar de esa forma y después de verla así decidí que siempre haría lo posible por no volverla a ver en ese estado. Haría todo por verla feliz.

Notas de la autora:
Espero que les esté gustando la historia!!! Verán que van a empezar a ocurrir ciertas cosas extrañas y conoceremos más sobre la chica misteriosa. Muchas gracias por todo!!! Muah.

Mientras te persigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora