Cap 9

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Marko Blande:

Como cada mañana tenía que ir con mi hermano a su escuela para luego dirigirme a la mía.

Estaba pidiéndole a Dios no llegar tarde otra vez o mejor dicho, que mi madre no se enterara de mis tardanzas. Sé que sería capaz de dejar de trabajar horas extras para evitar cualquier cosa que afectara mi vida estudiantil.

Frank últimamente se ha alejado de mí, ¿la razón? Bela Green. A mí me da igual que ella le guste, pero parece que él no lo ve así.

¿Nunca les ha pasado que cuando quieren llegar temprano a un lugar el mundo entero se pone en tu contra? Pues eso me pasó esa mañana. El abuelo de los gemelos fue el primero en interrumpir mis ganas de llegar temprano.

—Danly te estaba buscando desesperadamente anoche—me dijo con ese tono de viejo sabio con el que hablaba—, fue a tu casa y parece que no había nadie. Dice que te mandó muchos mensajes y no contestaste ninguno.

—No he revisado los mensajes, ¿sabes que quería?

Ciertamente no había tocado mi celular desde la tarde del día anterior.

—Mencionó algo de un tal Víctor, sólo eso recuerdo— dijo dudando.

—Gracias— le dije y me fui.

¿Qué habrá pasado con Víctor ahora?

Leí los mensajes pero sólo me decía que necesitaba decirme algo importante, <<para ella todo es importante>>.

Sucede que en la mayoría de los casos uno siempre piensa lo peor. ¿Y si Danly descubrió algo sobre mi padre y Víctor o la adopción?

<<No lo creo, deben ser asuntos amorosos de ellos>>, pensé.

Luego de eso, me saludaron todas las vecinas que estaban en sus portales. Me daban una pequeña charla aburrida de esas que suelen dar los adultos.

¿Conclusiones? Volví a llegar tarde.

El señor Samuel Grond me llamó a su oficina y sabía perfectamente que tenía que preparar buenas excusas, pero con tantas cosas en la cabeza, no se me ocurría nada bueno.

—Voy a tener que tomar medidas contigo, últimamente has descuidado mucho los asuntos escolares— me dijo muy serio.

—Pero director sólo han sido dos calificaciones bajas y una tarea sin entregar.— le dije al Sr. Grond, suplicando para que no llamara a mi madre, después de todo lo que había pasado con papá no quería seguir provocándole disgustos.

—Sin contar todas las veces que has llegado tarde las últimas semanas ¿Qué está pasando contigo Marko? Siempre has sido de los más aplicados de la escuela.- dijo el director en un tono que mostraba que había perdido su paciencia.

En mi mente estaba planeando cualquier tipo de excusa creíble, porque no quería enfrentar lo que realmente me pasaba.

Como si mi ángel de la guarda me hubiese puesto un milagro de frente, entró en la dirección la secretaria Mikaela, con su dulce voz de globo desinflándose. Con un semblante un poco preocupado le informó al Sr. Grond, o como yo le llamaba cariñosamente, Grond-Gruñón, que tenía una importante llamada telefónica, pronunciado en un tono bastante llamativo la palabra "importante" dándole el efecto de que pareciera más importante aún.

El director me dijo que lo esperara y pues, como la persona obsesionada con el orden y perfeccionista que soy, se me ocurrió la brillante idea de ordenar el reguero de papeles que tenía sobre su buró, aunque conociéndolo sabía que esto no lo pondría de buen humor, o más bien, nada lo ponía de buen humor.

Mientras te persigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora