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Como serían los chicos en los años 50, sabiendo que tú eras la chica más hermosa que habían visto, además de que provenías de una familia Rica y demasiado exigente.
•Jin
—Mira ahí, es tu enamorada.
Pronunció uno de los mejores amigos de Jin, volteó y se encontró con tu rostro, caminabas con un poco de prisa por lo que él fue a ti casi casi corriendo.
—¿A dónde vas tan apresurada?— Jin se atravesó en tu camino impidiendo que avanzaras, lo ibas a rodear pero el te tapó una vez más el paso con su deslumbrante sonrisa.
—Mis padres dijeron que tendría una reunión con el hijo de sus compañeros de trabajo, así que si no te molesta, quítate.
—¿Es una cita?—alzó una ceja, tu encogiste los hombro y el chasqueó su lengua— entonces si me molesta porque eres mía.
—Claro que no.
—Pero quieres— no dijiste nada y tus mejillas se sonrojaron, el sonrió de manera tierna
—No tengo tiempo para tus encantos, busca a otra chica que caiga fácilmente a tus pies, me están esperando.
Los dos voltearon a ver al chico, que estaba recargado en su auto mientras miraba a otras chicas, Jin te miró de nuevo con una mueca
—Ni siquiera le interesas, es un niño de papi y jamás te tratará como te lo mereces
—¿Y tu si?
—Daría todos mis intentos y siempre te valoraría.
Miraste de nuevo al chico, para luego mirar a Jin, le sonreíste y bajaste la cabeza con un poco de pena.
—¡Hey, chico! Puedes irte, ella es mía.
Los dos rieron y se fueron de ahí a cualquier lugar pero juntos.
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