(SINÓPSIS COMPLETA DENTRO DEL LIBRO)
Mía un bello nombre para una bella chica, pero algo le pasa a esta chica.
Aparentemente tiene una vida normal, pero una serie de sucesos la hace dudar de lo que está viviendo.
Acompáñala a descubrir la verdad
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La tarde en casa de Lucas fue muy entretenida vimos series y comimos demasiado, tantas golosinas comí que al llegar a casa vomité. Al dar las 8 de la noche tuve que regresar a casa, Thomas también regreso conmigo, resulta que ya estaba viviendo en la casa de al lado, al parecer ya habían terminado de arreglarla.
Hoy es fin de semana así que me pondré a hacer tareas, y después no sé, ¿molestar a Milo? Es lo mejor que se hacer.
Saco mis libros y comienzo a hacer la tarea, amo la tarea, nótese mi sarcasmo, en realidad no tenía otra opción más que hacer tarea.
-Hola hermana- entra Milo a mi habitación directo a saltar en mi cama, no me molesta porque yo también comienzo a brincar y nos ponemos a hacer luchitas y ver quien cae primero, ok, oficialmente mi tarea ha sido reemplazada por mi hermano.
Seguimos brincando como locos hasta que un carraspeo nos interrumpe, no saben cuánto deseo que mi cama me coma en este instante o que el monstruo que se esconde debajo de ella salga y me lleve al país de los monstruos de las camas, mi cara arde de vergüenza, como se le ocurre espiarnos, si, mi ventana da con la suya y si mis cortinas no están cerradas, pero no es mi culpa quiero que entre aire.
Mi hermano había dejado de brincar y me abrazo, gracias enano, me ha salvado de que me viera en un minishort que uso para estar en casa y una remera corta, enseño mucha piel, y mi hermanito ya está queriendo tomar el cargo de hermano sobreprotector que le dejo nuestro hermano mayor cuando se fue a la Universidad.
-Que estas mirando- le gritó Milo a nuestro vecino acosador.
-Nada, sólo me dio curiosidad los gritos, eso es todo- dijo Thomas
Nos bajamos de la cama y yo fui directo a cerrar las cortinas, ya no puedo tener privacidad, si mis padres y mi hermano no me la dan, menos el vecino, vaya este tipo es más metiche que la señora al final de la calle que siempre está afuera viendo en que meterse.
-Hagamos algo de comer hermana mayor.
-Bien hermano menor, pero recuerda lo que pasó la última vez que cocinamos los dos juntos.
Y es cierto, ese día pasó un desastre total, queríamos hacer hamburguesas para la cena, todo iba bien hasta que se nos ocurrió la maravillosa idea de jugar, comenzamos a lanzarnos comida, cátsup, mostaza y todos los ingrediente que lleva una hamburguesa, por error le había lanzado una torta de carne a mi hermano y como estaba caliente se quemó la cara y yo me queme el brazo por apoyarme en la estufa, en fin, mamá llego como sargento militar y nos puso a limpiar no le importaron nuestras quemaduras, ja, recordar esto me da risa. Comienzo a reírme Milo me mira extraño y después se ríe, estamos locos.
-Bien hagamos hamburguesas hermano menor- le digo alzando las cejas, ver su cara es lo mejor, es una mueca de burla y terror, es lo más extraño.
-ok, pero esta será una guerra digna de recordar hermana mayor.
- Recordémosla hermano menor.
Bajamos a la cocina sacamos los ingredientes y comenzamos, todo va bien y me sorprende decir que no sucedió nada con las hamburguesas, al contrario, estaban en un refractario intactas en la mesa, hasta que se nos ocurrió una magnífica idea.
-Preparamos un postre para nuestros padres hermana mayor.
-Excelente idea hermano menor, estarán orgullosos de nosotros.
Sacamos harina, huevos, mantequilla, leche y demás para decorar las crepas que queríamos hacer.
Milo se encarga de poner la harina en un recipiente y sin esperarlo ya estoy llena de harina, le clavo un huevo en la cabeza y el me lanza un chorro de leche, yo tomo la Nutella con las manos y se la embarro en el rostro, cada uno toma sus municiones para la guerra y comenzamos a correr por todos lados hasta que la puerta se abrió y oh oh!
Para nuestra sorpresa mis padres traían invitados y no cualquiera, traían a los vecinos, los adultos nos veían extraño y mis padres bueno ellos no tenían expresión alguna, supongo para no explotar delante de sus invitados, Thomas y lo que yo creo son sus hermanas estaban aguantando la risa mientras que la más pequeña y escurridiza tomo un huevo y lo lanzó directo a la cabeza de su madre, creí que se enfadaría todos estábamos expectantes de lo que pasaría, pero lo que hizo la señora me tomo por sorpresa, tomo harina y se la lanzó a su hija y así comenzó una guerra de comida entre dos familias.
Al final terminamos comiendo las hamburguesas que hicimos, que no fueron utilizadas para la guerra y que nos quedaron deliciosas, por cierto.
- Cocinas muy bien, a pesar de casi destruir tu casa con huevos y harina- dijo Thomas en mi oído cuando llego a mi lado.
-Gracias- dije en un susurro – aunque en mi defensa el empezó- dije señalando a Milo que se encontraba muy amistoso con las invitadas.
- Si claro, culpa a tu hermano
- Es cierto, el empezó todo, el dio la idea del pastel y fue el primero en atacar, yo solo me defendí.
Thomas suelta una risa, sin llamar la atención de los adultos, estaban lo tan sumidos en su platica que no nos notaban.
Terminamos de comer los adultos se quedaron en la sala de estar mientras que las niñas y mi hermano se fueron a jugar videojuegos, aun no entiendo como es que les interesan los videojuegos, pero no juzgo.
- ¿Quieres ir afuera? – le pregunto a Thomas, ya que somos los únicos que están sentados en la sala como un par de piedras
- Claro
Salimos a la parte trasera de mi casa, resulta que tenemos un trampolín que Milo pidió de cumpleaños, pero no lo usa muy seguido así que me lo apropie. Me saco los zapatos y entro en el trampolín, veo que Thomas no entra así que le indico con mi mano que suba.
Como ya es tarde las estrellas comienzan a hacer su aparición. Me recuesto y Thomas hace lo mismo. Nos quedamos en silencio viendo las estrellas, la noche esta fresca pero agradable y el cielo repleto de estrellas, una vista lo suficientemente hermosa para admirar sin necesidad de comenzar una conversación.
