Kira nunca fue una persona que pudiera mantener sus sentimientos controlados. Eligió las peores maneras para mantener su paz mental, si es que eso era lo que estaba haciendo.
ᵖʳᵒʰⁱᵇⁱᵈᵃ ˡᵃ ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒ́ⁿ ᵒ ᶜᵒᵖⁱᵃ ᵖᵃʳᶜⁱᵃˡ ʸ ᵗᵒᵗᵃˡ ᵈᵉ ᵉˢᵗᵃ ʰⁱˢᵗᵒʳⁱᵃ
ʟᴏs ᴘᴇʀs...
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Kira's PoV
La mañana había empezado no tan bien. Mis ojos se encontraban hinchados y ardían por el llanto de anoche. Mi cabeza dolía al haber dormido sólo tres horas. La cama estaba hecha un desastre, las mantas caían junto con la mitad de mi cuerpo.
Llevé mi mano a mi boca y exhalé. Hice una mueca por el mal olor.
Traté de levantarme y sólo conseguí golpear mi cuerpo contra el suelo. Mis pies se arrastraron por la habitación hasta llegar al baño. El espejo mostraba mis cabellos alborotados y un par de ojos inyectados de sangre.
Después de darme una larga ducha tibia (por el calor del momento) y cambiarme con un nuevo pijama, bajé a desayunar. Eran las diez de la mañana, un poco tarde pero tampoco demasiado.
Me hice unas tostadas y un jugo de naranja exprimido. Saqué el teléfono y empecé a navegar por las redes sociales y los mensajes.
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Reí por su actitud. Al menos salir con ella me haría olvidar lo ocurrido ayer. ¿Qué se supone que debería hacer? Realmente no tenía ganas de mover un dedo para aprobar el curso de héroes y sobresalir, pero por otro lado, si quería mantener a mis padres tranquilos y contentos, no me quedaba de otra.
No pensaba decirle a ninguno de los dos que hoy a la noche iba a ir de fiesta, no si no quería que me deshereden.
Escucho la puerta de entrada abrirse, me quedé en silencio mientras intentaba adivinar de quién eran los pasos que se acercaban a la cocina.
Mamá.
Su cabeza se asomó por la puerta— Hola, cariño.
—Hola ¿Qué haces aquí a esta hora?
—Durante la noche me llamaron por una emergencia así que tuve que ir al trabajo, tuve todo un turno de noche. Me dieron tres horas para descansar allí pero preferí venirme a casa.
