Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 24

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Capítulo 24: Oxitocina.

Omniscient PoV

—Ponte de pie.

—Obligame —Los ojos de Kira lo miraban desafiante, como si no fuera capaz.

Pero hiciera lo que hiciera ella estaba segura de poder ganar. Si no era haciéndole un oral iba a ser besandolo sin descanso cuando la levantara por la fuerza.

El ambiente sería silencioso si no fuera por el viento que hacía que las hojas de los árboles se movieran. Hacía bastante frío esa noche, el tipo de frío donde no quieres salir de la cama y no piensas en cambiarte la ropa porque te congelarías en un segundo. El frío nocturno y veraniego de Japón.

Aunque para Kira era todo ardor, no había hecho más que un movimiento, ni siquiera le habían tocado un pelo, pero sentía la excitación subir lentamente. Sus piernas temblaban más de lo que deberían y sus manos se ponían nerviosas de tocar.

Acarició lentamente donde estaba su entrepierna, semi erecta. Trazó toda su longitud y con los dedos de una mano bajó de a poco la cintura del pantalón.

Aizawa echó la cabeza hacia atrás, suspirando. Su toque era tan cálido, tan caliente, lo había hecho estremecerse, sentía millones de hormigas caminando por su cuerpo.

En ese momento la hubiera dejado hacer lo que quisiera con él.

Kira jaló de un tirón toda la ropa de abajo, impaciente. Lamió su mano y rodeó suavemente todo su eje y empezó a mover de arriba a abajo. Estaba desesperada por tenerla en su boca pero quería que estuviera en su punto máximo.
Aizawa soltó un gemido grave. El frío del ambiente, el calor de su piel, su pene que cada vez dolía más y la falta de un apoyo digno para su cuerpo lo hacía cada vez más débil.

Cuando vió su lengua salir supo que iba a ser su perdición. Empezó con la punta, lamiendo ese punto crítico debajo de su prepucio cuando corrió este y pasó el músculo por la punta agarrando el presemen que su orificio derrochaba.
Se estaba volviendo loco, era hora de confesar. Nunca había estado en esta situación antes. Si bien había tenido experiencias sexuales, fueron solo tres.

Durante su adolescencia, donde las hormonas estaban al máximo y ni siquiera sabía si lo había hecho bien. No fue ni era fan del porno como para saber tanto, pero tampoco confiaba en eso por todas las criticas hacia este.

Qué irónico, ¿no?. Hacía caso a las críticas del porno que no aseguraban el placer sexual al ser una empresa que muestra en su mayor expresión la sobresexualización, misoginia, explotación y educación sexual errada, y a su vez tenía relaciones sexuales con una alumna. La fantasía de todos los viejos verdes que entraban a estos sitios y convertían en TOP 1 a un fetiche que jamás debió haber existido.

Y por más que su cabeza gritara que la alejara y su corazón se llenaba de culpa, cuando la menor hizo entrar la mitad de su pene en su boca no pudo hacer más que agarrar su cabello y querer que vaya más profundo. Solo un poco más.
Y se encontró adentrando toda su extensión en la cavidad estrecha y húmeda, empujando sus caderas y cabeza ajena, penetrando su boca.
Kira tenía los labios dormidos, su saliva goteaba por su barbilla y la garganta le dolía por la intrusión violenta.
Pero le encantaba el como la usaba para su placer, cegado por este y como gemía arriba suyo, con los ojos cerrados, ella siendo el apoyo de todo su cuerpo. Movió sus manos, ahora inútiles, a sus testículos y acarició, su lengua lo oprimió contra el paladar, teniendo cuidado con sus dientes, y trató de succionar y apretar sus labios como pudo, siendo que no tenía descanso de sus embestidas.

Sensei | 𝐴𝑖𝑧𝑎𝑤𝑎 𝑆ℎ𝑜𝑡𝑎©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora