Capítulo 10

977 76 5
                                    

Darien aparcó frente a la comisaría y se quedó sentado al volante durante un rato, sintiendo el peso de aquel papel en el bolsillo. Quizá estuviera exagerando.

Pero, por mucho que intentara convencerse, no podía dejar de pensar que lo estaban siguiendo.

Era un extraño hormigueo en la nuca, una incómoda sensación que se agitaba a veces en su interior, una espeluznante sospecha de que no estaba solo. Seguramente se tratara de una paranoia, provocada por las amenazas de Zoisite y las muertes de tres inocentes. La primera vez que lo sintió fue al ver que un Honda azul oscuro lo seguía a casa de su hermano. No había vuelto a pensar mucho en ello, pero estaba seguro de haber visto el mismo vehículo al menos tres veces desde entonces. La última, el viernes por la mañana, cuando llevó a Rini al parque.

Pero aunque no quisiera hacer caso de su intuición, no podía arriesgarse a que le pasara nada a su hija. Por eso había llamado a la policía para preguntar por el detective Nicolas.

Darien y Kumada habían jugado al hockey de niños, y habían seguido siendo amigos, aunque no muy cercanos, durante el instituto.

Después, Darien se había ido de Fairweather al convertirse en jugador profesional y Nicolas se había matriculado en la academia de policía.

Desde entonces lo había visto muy poco, y nada en absoluto durante los últimos cinco años, pero sabía que sería más fácil compartir sus temores con un viejo amigo que con un desconocido.

-Darien Shields -Nicolas se levantó de su sillón y extendió una mano-. Oí que habías vuelto al pueblo.

-Por un tiempo -respondió él, estrechándole la mano.

-No te había visto desde el funeral del juez.

-No había vuelto desde entonces -admitió Darien.

El detective volvió a sentarse tras su mesa metálica, llena de arañazos.

-¿Es la primera vez que vuelves a casa en más de cinco años?

-He estado muy ocupado -respondió encogiéndose de hombros.

-He seguido a tu equipo -le comentó Nicolas -. Hicisteis una gran temporada.

-Hasta los play-offs.

-Siempre se puede mejorar al año siguiente.

Pero Darien no estaba seguro de que pasara un año más con el equipo. Aunque sus nuevos dueños quisieran renovarle el contrato, él no quería regresar si eso significaba abandonar a su hija. Ya no podía imaginar su vida sin ella.

-Me gustaría pensar que sólo te has pasado por aquí para saludarme, pero parece que algo te preocupa -dijo Nicolas.

-Sí. Puede que no sea nada, pero... -sacó el pedazo de papel del bolsillo y lo puso sobre la mesa.

-¿Es el número de una matrícula? -preguntó Nicolas al verlo.

-En efecto, de un Honda Civic azul oscuro último modelo.

Nicolas escribió los detalles y la matrícula en un bloc de notas.

-Puede que sólo sea una coincidencia -dijo Darien-, pero he visto el mismo coche en otras ocasiones, como si me estuviera siguiendo.

-¿Tienes alguna razón para sospechar que alguien pueda estar siguiéndote?

Darien le explicó brevemente lo de las amenazas de Zoisite Parnell, la bomba en su apartamento, la tragedia en el hotel de Baltimore, la fuga de Parnell y el reciente presentimiento de que alguien lo seguía.

MEDIDAS DESESPERADAS (McIver Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora