Capítulo 14

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Alerta Contine Lemon

Rini  volvió a quedarse dormida en el jeep de camino a casa, y ni siquiera se movió cuando Darien la subió al dormitorio. Entre Serena  y él la desnudaron y le pusieron el pijama. Darien la acostó, su madre le puso a Emma bajo el brazo y los dos le dieron un beso de buenas noches.

—No puedo creerme que haya caído rendida —dijo Darien cuando salieron de la habitación—. Parecía que no iba a agotarse nunca.

Serena asintió y se tapó un bostezo con el dorso de la mano.

—Creo que yo también me he agotado.

Darien la llevó hacia el sofá y se sentó con ella en su regazo. Serena no se resistió cuando él le hizo apoyar la cabeza en su hombro.

—Has tenido una semana muy ajetreada.

Ella volvió a asentir, y él le pasó una mano por el muslo desnudo.

—Ayer me entregaron mi nueva cama.

—No sabía que necesitaras una cama nueva —dijo ella, mirándolo con una sonrisa—. Pasas todas las noches en la mía.

—Pero siempre me echas antes de que amanezca.

—Ya sabes por qué.

—Sí, lo sé —no estaba de acuerdo con su razonamiento, pero de momento lo aceptaba. Era cuestión de tiempo y paciencia, se dijo a sí mismo—. En cualquier caso, pensé que tal vez quisieras echarle un vistazo de cerca —se inclinó y la besó suavemente.

—Suena muy… tentador. Pero Rini está arriba y…

—Usagi ha vuelto —le recordó él, dándole un mordisquito en el lóbulo de la oreja.

—No puedo… —dejó de buscar excusas cuando él la mordisqueó en el cuello y sintió en la piel sensible la aspereza de su barbilla—. De acuerdo.

Darien no le dio tiempo para cambiar de opinión. La levantó y la condujo a la cocina, donde Usagi estaba preparándose un sándwich.

—Rini está durmiendo en su cuarto —dijo Serena—. Nosotros vamos a… um… a bajar a casa de Darien… un rato.

Usagi acabó de cortar el sándwich y se giró con una sonrisa.

—He visto la cama nueva.

Serena se ruborizó pero Darien se limitó a sonreír. Usagi era lo bastante lista para saber que no se pasaban las noches jugando a las cartas.

—No tardaremos —dijo Serena.

Usagi enarcó una ceja y se volvió hacia Darien.

—No sé, Darien, pero me parece que acaba de insultarte.

Darien rodeó a Serena por la cintura y la arrastró hacia la puerta, ansioso de escapar.

—No esperes levantada —le dijo a Usagi, y oyó su risa mientras cerraba la puerta.

Serena puso los ojos como platos cuando entró en el dormitorio de Darien y vio la cama gigante con la manta oscura de tejido escocés y las sábanas blancas.

—Es enorme.

Darien sonrió y empezó a quitarle la ropa. Le tiró de los shorts hacia abajo y la levantó en sus brazos. Ella lo rodeó con brazos y piernas y los dos cayeron sobre la cama justo cuando el teléfono empezó a sonar.

Darien lo ignoró y siguió tocando y besando a Serena.

—¿No… deberías… contestar? —preguntó ella.

MEDIDAS DESESPERADAS (McIver Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora