Lúgubre Amanecer

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Telas y retazos de un vestido rojo carmín danzan delicadamente mientras el viento roza feroz la piel de la majestuosa dama que recorre las calles en este lúgubre amanecer

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Telas y retazos de un vestido rojo carmín danzan delicadamente mientras el viento roza feroz la piel de la majestuosa dama que recorre las calles en este lúgubre amanecer.
La noche dejó a su paso los residuos de una abismal destrucción. Vacío enmudecido impregnan los rincones de la ahora desplomada y deshabitada ciudadela.
En el desierto que ahora inundan las cuencas vacías de los cadáveres desprovistos de almas, el miedo y gritos quedaron ahí, como vestigios de una fuerza invisible que recorre la piel de algunos caídos que esperan pacientes la llegada de ella.

Frío. Calor.

Dulzores amargos recorren las gargantas de los espectadores que se esconden temerosos de las sombras que invaden la tierra.

Por otro lado, el fuego carcome las mentes de aquellos que osaron llamarse inocentes frente al río de pecados que la culpa les recuerda. El infierno en su cuerpo invade sus venas, como las pequeñas ramas de los árboles que en cada rincón se queman convirtiéndolos en cenizas. Arden sus corazones de siniestro dolor. El averno al que le suplican piedad los ignora y rechaza con el reflejo de fuerza de inhumanidad que ellos sembraron en sus días de gloria.

Ella se desplaza calma, buscando a los seres infernales deseando enviarlos de vuelta a su cuna ensangrentada. Y allá, cerca del mar, a ellos, a los elegidos que serán honrados al subir al jardín de flores y espacios destellados que en este mundo de luces sombreadas no se permitieron llegar.

Llanto, angustia, silencio.

En tanto, cada uno espera la mirada de aquella que viste de rojo, digna belleza de los antiguos tiempos. Con el último grito de esperanza que solo tienen los humanos, anhelando ser elevados, mas no llevados al abismo de dolor y tortura.

El aire espesado ahoga finalmente los gritos agónicos que se cuelan entre los inmóviles olvidados.
Los que entre la podredumbre serán ungüento y abono para fertilizar la tierra que alguna vez sus vivas pieles tocaron.

Las Flores de mi infierno - Escritos © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora