Promise // Sanwoo //

Capitulo Tres

San

Jardín.

El lugar exacto donde me encuentro ahora en esta casa, siendo las siete de la tarde.

A eso de la hora de comer el señor Lee es cuando apareció, surgiendo con su llegada el incomodo momento de tensión en el que discutía con la señora Jung, quien cansada mientras yo ponía la mesa y servia la comida me envió a mi habitación, ordenándome arreglar el jardín en el que aún permanezco desde hace más de una hora.

Es tan extenso el mal estado de este jardín que una hora no es suficiente para arreglarlo por completo.

¿El porque de arreglarlo? Desconozco realmente la razón por la cual debo arreglarlo si nadie más que la señora Jung y el señor Lee serán quienes uso le darán o podrían dar.

Cogiendo una vez más las pesadas tijeras de podar me dispongo a continuar con mi trabajo de deshacerme de las altas hierbas, las cuales ya llenan dos bolsas de todas esas que ya he cortado en el tiempo que llevo aquí.

El sol a pesar de la hora que es golpea tan fuerte que no solo mi trabajo me hace sentir agotado. El deseo de entrar y darme una ducha es tan fuerte que me doy prisa en cortar, aunque esté agotado ya por cargar con las tijeras tan pesadas. Limpiando mi frente, quedando mi antebrazo manchado de mi propio sudor, sigo cortando, tirando, y así tan lento que casi oscurece y mis brazos siguen doliendo incluso ya no quedando mucho.

— San.

Cortando varios hierbajos más me detengo, secándome una vez más el sudor en mi frente, respirando agotado en lo que miro a la señora Kang, quien me mira con creo compasión por el duro trabajo que por horas estoy haciendo solo, soportando lo mejor que puedo sin caer agotado.

— ¿Ocurre algo señora Kang?

— Deberías entrar ya y terminar mañana con todo esto —señala el pedazo de césped que aún debo cortar —es hora de cenar y debes preparar la mesa para el señor y la señora.

— Pero se enfadarán si no termino hoy..

— Justificaré yo que terminarás mañana temprano con esto —miro a la mujer y su sincera y amable sonrisa —eres trabajador pero también tienes que cuidarte.

La señora Kang no dice más, haciéndome soltar tijeras y guantes que guardo para continuar el día de mañana. Sintiendo mis piernas pesadas la sigo al interior de la vivienda, lavándome las manos antes de sentarme a cenar el delicioso pastel de carne y patatas que ha preparado, sabiendo también como huele y me da la energía que por horas he perdido.

Aunque dormir me dará de las energías que aún necesito, no habiendo acabado aún mi trabajo puesto que, cuando acabe de cenar, deberé poner la mesa para esas personas que ahora controlan mi vida, que son mis jefes aunque parecen dueños de la misma con todos los derechos.

— ¿El señor Lee también cenará?

La señora Kang mantiene su atención puesta en mi, encogiéndose de tal forma de hombros que comprendo rápidamente su respuesta como un "quien sabe". Aún así acordamos en poner la mesa para los tres, teniendo que esperar para recogerlo tras la cena.

Continuo cenando, acabando al cabo de los mismos minutos que tardo en coger el carro lleno, yendo al comedor que preparo rápidamente, escuchando como la señora Jung habla en ese pasillo donde su habitación se encuentra.

No es por supuesto la única voz que escucho, reconociendo esa misma que en la habitación esta mañana buscaba a alguien que no estaba, perdiendo oportunidad de verle.