Capitulo Seis

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San

El día está siendo bastante raro.

Me he despertado como siempre a una hora adecuada para poder ducharme y desayunar antes de empezar mis labores y cuando estaba tomando mi desayuno ha aparecido la señora Jung y me ha dicho, o más bien ordenado, que hoy me tome el día libre y salga de la casa, sabiendo que era algo así como una medio trampa porque ha aprovechado que me estaba liberando de las tareas de casa para enviarme ha hacer ciertas compras.

Con la lista de cuanto quiere que compre, estando ya en la calle, me encuentro revisándola, aunque no sepa lo que pone, para primero ir a la más lejana, la cual según la señora Kang es una librería que está a cuatro calles hacia la izquierda desde el final de esta misma.

Mirando al frente, dando cada uno de los pasos que debo dar para llegar al final de esta calle, puedo sentir como el sol ya está haciendo su trabajo, sintiendo tanto el calor que mi camiseta blanca empieza a estorbarme. Por supuesto no me la voy a quitar, aunque en cuanto ande un poco más se que desearé eso.

El camino hasta el final de esta calle se me hace tan largo que parecía que no iba a llegar nunca. Ahora que ya me encuentro aquí, agobiado en cierto modo por el calor, se que tengo que tomar el camino de la izquierda y estoy dispuesto a ello, incluso aunque haya mucha gente en este lugar a diferencia del que estoy dejando atrás.

Alejarme de esa casa, aunque no tenia ganas de salir en parte, me hace sentir ciertamente aliviado, pudiendo desconectar un rato de todo cuanto pasa ahí. La señora Jung y sus exigencias porque todo esté limpio, para que no me entretenga ni me acerque a la habitación de su misterioso hijo, el señor Lee con sus miradas severas hacia mi persona..

Tantos misterios y tantas situaciones incomodas cuando el señor Lee y la señora Jung discuten. Tanta tensión cuando de noche no puedo dormir porque escucho los gritos provenientes de esa habitación. No he vuelto a pisarla para preparar un baño pero la curiosidad siempre despierta en mi, más cuando le escucho gritar, o cuando paso frente a esa puerta ya sea mientras subo para limpiar o simplemente voy a mi habitación, queriendo verle en cada una de esas ocasiones.

Está tan prohibido ver a ese chico que no lo llegaré a comprender nunca.

La curiosidad es tan grande para el poco tiempo que llevo en esa casa que el saber su nombre no es lo único que quiero, deseando conocer tantas cosas que aparecen en mi cabeza en forma de preguntas, que creo que la única forma seria no durmiendo, colándome en esa habitación. Habitación la cual ni ventanas tiene porque un día limpiando los exteriores me fije en que estas las mantienen tapiadas, como si nunca hubiesen existido.

Continuando con mi camino, recorriendo sin dejar a un lado esos pensamientos, llego pasando las cuatro calles ha esta librería en la que me encuentro ahora, teniendo que volver a sacar la lista para saber que libros debo comprar.

— Buenos días.

Girándome rápido, encontrándome de frente con quien me ha saludado, me fijo en que se trata de un hombre joven, algo así como de veintidós años, no mucho más seguro, con una amable sonrisa dibuja en su rostro. Rápidamente saludo con una inclinación de mi cuerpo, viendo mi mano temblar cuando le enseño el papel que la señora Jung me ha entregado porque yo no se escribir, sintiéndome idiota por no saber siquiera leerlas.

— Puedes ir diciéndome los que necesitas si quieres y yo te los voy buscando —niego despacio —¿no comprendes esa letra? Imagino que será porque no es la tuya propia.

— No es mi letra pero aunque lo fuese, lo cual tampoco puede ser, no sabría distinguirla porque no se leer —me mantengo cabizbajo ahora —es raro para usted seguro..

Promise // Sanwoo //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora