Capitulo Siete

241 42 4
                                    

Wooyoung

No quería salir hoy a desayunar y eso al monstruo no le ha gustado, viniendo a mi habitación a obligarme, llevándome tantos golpes que mama no ha podido con él a diferencia de mis gritos y mis insultos.

Mama está tan enfadada que me ha dejado encerrado en mi habitación, ordenándome no moverme de la cama hasta que ella vuelve. Es lo mismo siempre.

¿Ha donde voy a ir si mama solo sabe esconderme hasta de mi mismo?

Sentado en mi cama, ignorando la bandeja con ese desayuno que ya está frio, intento escribir, aburrido de todo lo que puedo hacer aquí encerrado. Poniéndome de pie encima de mi cama, con mis pinturas especiales en mis manos, pinto si, en mi pared sin ninguna ventana algo que se muy bien hará enfadar al monstruo y a mama pero a mi me gusta aunque no lo podré ver como me gustaría.

Haciendo todo lo que por mi cabeza pasa y queda en esta pared encima de mi cama no presto atención a nada ni nadie. Solo a mi mismo, limpiándome las lágrimas que aún caen por mis mejillas, enfadándome conmigo mismo por llorar cuando nadie se merece mis lágrimas.

— No te mereces mis lágrimas solo porque te has casado con mama —aprieto mi mano con fuerza.

Pintando aún en la pared puedo sentir como se rompe entre mis dedos porque enfadado tengo mucha fuerza.

Tirando los trozos rotos al suelo, cayendo de rodillas en mi cama, golpeo la almohada, tirándola lejos.

Pisando el suelo también tiro el colchón, todos los cojines que mama dice que son bonitos para mi. Yo no se si son bonitos porque los odio. Son muy incómodos y también inútiles porque nunca puedo salir de mi habitación y cuando puedo, haciendo la señora Kang mi cama, volviendo a mi habitación tiro esos estúpidos cojines como ahora.

Grito, tirando el último sin importarme donde se caiga.

No tengo creo nada más que pueda tirar y quiero gritar. Quiero romper cosas y que me dejen salir de esta habitación.

Mama se ha ido y la señora Kang no vendrá a sacarme de aquí porque lo tiene prohibido.

Moviéndome con mis pies descalzos por la habitación solo me escucho a mi mismo.

Me escucho a mi mismo.

Escucho mis pies pisando el suelo y nada más.

Nada más hasta que escucho esos golpes en mi puerta.

¿Será ese nuevo criado que mama no me deja ver?

No puedo abrir la puerta porque nadie me verá.

Me insultará si me ve dice mama.

Yo no creo que él pueda insultarme. Parece bueno pero tengo miedo a que si me ve si sea verdad lo que dice mama. Si me insulta le odiaré, me enfadaré y me encerraré en el desastre que es mi habitación.

Me acerco a la puerta.

Algo está siendo dejado en el suelo y no se lo que es. Sacando la llave escondida debajo de mi pantalón, soltando primero la cuerda que rodea mi cintura siendo así el escondite perfecto para que mama no me la quite, la meto en la cerradura que encuentro gracias a mis dedos. La giro y abro la puerta.

No llevo la mascarilla que me protege según mama de las palabras feas.

Puedo oler su colonia. O a lo mejor es el jabón con el que se baña.

Me gusta.

No me gusta escuchar su respiración porque se que está quieto pero nervioso.

Acercándome, murmurando algo que ni yo mismo presto atención a ello, estiro mi mano, tocando así su hombro sin levantar mi cabeza.

Promise // Sanwoo //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora