Capitulo Dieciocho

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San

Ayer era mi día libre y aún así pude enterarme, durante un rato en el que estaba a solas con la señora Kang, que hoy es el cumpleaños de Woo. En unas horas se que será la celebración de su fiesta sorpresa, algo sencillo a lo que la señora Jung nos deja asistir a todos, incluyendo que me permite llevar a Hongjoong, quien es mi amigo.

Ahora mismo me encuentro en compañía de Yeosang en una tienda donde su madre, la señora Kang, me ha dicho que hay bastantes opciones que puedo permitirme y sobretodo que le gustarán a mi novio.

— ¿Has pensado en que le vas a regalar?

Encogiéndome de hombros ante la pregunta de Yeosang miro cuando hay frente a nosotros, a nuestro alrededor, indeciso por cual será el regalo perfecto para Wooyoung de mi parte.

Sigo buscando, moviéndome por toda la modesta tienda.

Se que la señora Kang quería ayudar a que todo fuese más fácil, pudiendo encontrar el regalo indicado lo más rápido posible dado que me enteré ayer de que hoy es el cumpleaños de mi novio.

— Soy un novio horrible por no saber antes el cumpleaños de Woo —me detengo, frustrado —¿cómo puede querer a alguien tan tonto y despistado?

— Evidentemente tu novio, aunque no he tenido la oportunidad de conocerle —Hongjoong para a mi lado —no te quiere porque tengas buena memoria. Tienes muchas cosas buenas San y eso es lo que hace que te quiera. Le has aceptado sin importarte todo lo que ha vivido y tu me has permitido saber y has estado a su lado a pesar de que te lo hubiesen prohibido. Que no supieses su cumpleaños es normal dado que no habéis tenido la ocasión de hablar de ello y ahora que lo sepas es bueno y no lo olvidarás. Vamos a seguir buscando ese regalo para tu novio.

Mirando a mi amigo, abrazándole aunque le pille de sorpresa, le agradezco por sus palabras, por lo bien que me hace sentir con ellas, soltándole no mucho después, encontrándome mejor para seguir buscando el regalo perfecto y especial de mi novio.


He seguido buscando con mis dos amigos ayudándome, cambiando incluso de tienda aunque no salimos en ningún momento de la zona donde nos encontrábamos. Creo que incluso eran las diez de la mañana cuando estamos allí y ver que ya casi es mediodía me hace sentir como si me hubiese pasado el día entero allí, aunque tan solo hayan sido realmente algo más de dos horas.

Pero estas horas dando vueltas y buscando sin parar no ha sido una perdida de tiempo, habiendo encontrado el regalo perfecto para mi novio, el cual mantengo envuelto y a buen recaudo en el bolsillo de mi abrigo, protegido por la cremallera del mismo para que no se me pierda.

Volvemos a casa los tres, siendo la primera vez de Hongjoong, caminando, bien abrigados porque hoy está sin duda haciendo bastante más frio que cualquier otro día. Supongo que será normal estando en el mes de noviembre.

Aunque también he de decir, aunque no quiero recordarlo, que no es el día más frio ni en el que más me he tenido que abrigar en mi vida. Cuando vivía con mi padre cada día puedo decir que era un infierno por lo mal que me trataba y lo horrible que era verle a diario, saber en que condiciones venia a casa, y eso cuando no salia pero si ocupaba cada minuto y hora en vaciar botellas de alcohol sin parar hasta que se quedaba dormido.

En ese infierno si que llegué a pasar frio, no teniendo dinero ni para abrigarme aunque fuese con dos miseras prendas, aunque una de ellas fuese una chaqueta medianamente abrigada y un pantalón. Me daba igual tener que usar las mismas prendas a diario si así podía evitar pasar cada día y sobretodo cada noche sufriendo por el excesivo frio que ya era parte de mi vida por culpa de mi cruel y egoísta padre. Pero ya no debo preocuparme por ello, siendo ahora libre, teniendo mi trabajo aunque no sea uno de ensueño, pudiendo con lo que gano poder obtener la ropa y cuanto necesito, además de también teniendo unos amigos que siempre están ahí y un novio que nada ni nadie me va a arrebatar.

Con esos pensamientos y junto a mis dos amigos llegamos a la casa de la familia Jung, aquí donde por el momento sigo viviendo porque no tengo la edad permitida para marcharme, ni una decisión tomada al respecto.

Entrando en la casa después de Hongjoong y Yeosang, cerrando a mi espalda, dejo también mis zapatillas a un lado, poniéndome unas más cómodas para estar en casa al igual que mis amigos.

— ¿Deberíamos guardar los regalos o dárselos ya? —pregunta Yeosang en un tono que solo Hongjoong y yo le podemos escuchar.

Dispuesto ahora a responderle me quedo con las palabras sin salir por mi parte, viendo a la señora Jung bien arreglada, elegante, acercarse a nosotros con calma, con una amplia y tranquila sonrisa que por una parte me da miedo pero por supuesto no lo hago notar, atendiendo a lo que está por decirnos a los tres.

— Al fin llegáis los tres a casa —no pierde en ningún momento la sonrisa con la que nos ha recibido —necesito que vayáis los tres a la habitación de San y os vistáis la ropa que está en su cama. No os preocupéis porque es de vuestra talla y sencilla. Mi hijo no quiere nada excesivo y por supuesto todo cuanto diga y quiera será como suceda.

Los tres nos miramos, no siendo como comprendo por como me miran el único que se siente confuso, extraño tal vez por las palabras de la señora Jung, por el hecho de que tenga ropa para los tres, seleccionada especialmente para hacer feliz a Woo. En eso si estoy de acuerdo, sabiendo y también queriendo que Wooyoung sea feliz, no solo hoy sino cada día, cada hora, cada segundo de su vida.

Yeosang, Hongjoong y yo reaccionamos ante el último aviso de la señora Jung, yendo los tres a mi habitación donde nuevamente, al menos yo, me quedo sin palabras al ver la ropa que tenemos para cada uno.

— Es increíble que la señora Jung de la noche a la mañana sea tan amable —comenta Yeosang, cambiándose de ropa —pensaba que seria menos compasiva con nosotros aunque sea por Wooyoung. ¿Está bien que lo sea, no San?

Asintiendo, aunque también me siento como ellos, me cambio de ropa, poniéndome la nueva que se trata de una camisa azul cielo que me queda un poco grande en mi cintura supongo que por estar tan delgado, así como los pantalones negros, sencillos a la par que ciertamente largos, terminando casi al mismo tiempo que ellos, saliendo el último de mi habitación.

— Mama, ¿dónde está San?

La voz de Woo llama tanto mi atención que, aunque debería ir con calma no dudo en correr hacia él, teniendo la seguridad de que mi regalo sigue bien guardado para que sea una sorpresa cuando llegue el momento de dárselo a mi novio. Llego en pocos pasos hasta donde se encuentra Wooyoung, siendo el lugar frente al comedor, sin llegar ha estar dentro de esa parte de esta casa. Abrazándole, siendo correspondido por sus brazos rodeando mi cintura, me siento mucho mejor, menos nervioso por como estaba yendo todo, por lo mucho que he tardado hace unas horas en encontrar el regalo perfecto para mi novio.

— No te has ido —me mira fijamente a los ojos —se que tengo que dejar de pensar que en cualquier momento eso sucederá pero todavía no me acostumbro a ello.

— Wooyoung ya te lo he dicho —dejo un pequeño beso en sus labios —aunque me vaya siempre voy a estar para ti. Ahora no pienses más en eso porque hoy no es día para preocuparse en cosas que no pasarán nunca.

— Tienes razón —ambos sonreímos —además tengo mucha hambre y mama no me quiere decir que hay hoy para comer.

En realidad yo tampoco puedo decir mucho porque no se nada de cuanto la señora Jung ha preparado, con ayuda de la señora Kang aunque todos hemos prometido no decir nada de ello por Woo, que es quien más importa en el día de hoy.

Acercándome más si es posible a mi novio estoy por darle un nuevo beso en los labios, más largo si es posible, siendo interrumpido por la señora Jung, quien nos ordena a todos que tomemos asiento.

Hoy desde luego y sin duda alguna es el día especial de Woo, quien cumple años, estando acompañado de todos nosotros, quienes sabemos ver lo mejor de si mismo, quienes le queremos y apreciamos lo suficiente para estar cada día con él.

Sonriéndole, viéndole encabezar el día de hoy la mesa, no puedo sentirme más feliz por mi novio, así como también nervioso y ansioso por darle mi regalo, el cual a veces dudo que le pueda gustar, manteniéndome en la seguridad de que si sabrá apreciarlo porque lo he hecho de corazón, con sentimiento.

Promise // Sanwoo //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora