Prólogo

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Era una época oscura en el antiguo Milenio de Plata. Los habitantes de la Luna, después de haber enfrentado innumerables adversidades, se encontraban inmersos en un arduo proceso de reconstrucción. Las cicatrices de la guerra aún eran visibles en cada rincón del reino, desde las murallas del palacio hasta los corazones de su gente. La hermosa y angelical princesa Serenity, quien había asumido el trono tras la trágica muerte de su madre, la reina Selene, llevaba sobre sus hombros el peso de un reino herido.

Con la memoria de su madre siempre presente, Serenity luchaba por guiar a su pueblo hacia la tan ansiada paz. La imagen de Selene, fuerte y decidida, era un faro en la oscuridad, pero también un recordatorio constante de lo que se esperaba de ella. La princesa pasaba las noches en vela, revisando documentos, escuchando las inquietudes de sus consejeros y tratando de encontrar una solución a los problemas que asolaban su reino. Sin embargo, cada decisión que tomaba parecía estar marcada por la sombra de la incertidumbre.
El Reino Lunar necesitaba ayuda, y la única forma de obtenerla era a través de una unión con la Tierra. Hace años, la reina Selene había pactado que el príncipe Endymion, el primogénito de cuatro hijos, se casaría con la heredera del Reino de la Luna. Serenity sabía que debía aceptar este destino, pero la idea le resultaba insoportable. En su interior, sentía que el príncipe no compartía nada en común con ella, y esa realidad la atormentaba. La presión de ser una reina perfecta y pura la consumía, y la sombra de su madre la seguía a cada paso.
"Debo tener la fuerza para guiar a mi pueblo hacia la prosperidad", pensaba, sintiendo el peso de la responsabilidad aplastante. Pero, a menudo, se preguntaba si realmente estaba preparada para ese papel. La idea de un matrimonio político, sin amor ni conexión, la llenaba de angustia. En sus momentos de soledad, se encontraba mirando por la ventana del palacio, contemplando el vasto cielo estrellado, deseando que el amor verdadero pudiera encontrarla en medio de la tormenta.

Mientras tanto, en una parte lejana de la galaxia, un príncipe oscuro, conocido como un monstruo hecho humano, se preparaba para cumplir su propio destino. El príncipe Diamante, el mayor de los hermanos de Némesis, era un ser marcado por la tragedia y la ambición. Acostumbrado a tenerlo todo, no conocía el perdón ni el amor; solo la muerte y la avaricia eran sus compañeras. Viajaba de planeta en planeta, conquistando reinos y acumulando recursos para su mundo sombrío, un lugar desolado y carente de vida.
La reina Esmeralda, su madre, había dado a luz a él y a su hermano, pero poco después de su nacimiento, murió, dejándolos a merced de sirvientes corruptos que los guiaron hacia la oscuridad. El príncipe Diamante, con su corazón endurecido y su ambición desmedida, tomó el control de Némesis, un planeta inhóspito donde la vegetación había sido erradicada. Su sed de poder lo llevó a conquistar la mayor parte de la galaxia, impulsado por una necesidad insaciable de recursos y reconocimiento.
Cada conquista lo acercaba más a su objetivo, pero también lo alejaba de cualquier posibilidad de redención. En su mente, la idea de amor era una debilidad, un lujo que no podía permitirse. Sin embargo, un día, un rumor resonó por todo el universo sobre la boda de la princesa Serenity y el príncipe Endymion. La noticia despertó en el príncipe Diamante un deseo de venganza, un fuego que ardía en su interior. Había enviado a sus tropas en nombre de su reino, Black Moon, pero había fracasado en su intento de conquistar el Milenio de Plata. Todos sus subordinados fueron aniquilados en batalla por la ex reina Selene, quien, tras dar su máximo esfuerzo, murió, dejando a su hija a cargo del reino.

Decidido a cobrar venganza, el príncipe Diamante se puso en marcha hacia la Luna. "Nadie se atrevería a desafiarme, menos un pequeño reino como ese", pensaba con desdén, mientras su mente se llenaba de planes oscuros. La idea de arrasar con todo lo que su madre había protegido lo llenaba de una satisfacción retorcida. Pero lo que no sabía era que el destino le jugaría una cruel jugada.
El día de la boda llegó, y el reino se llenó de alegría y celebración. Las calles estaban adornadas con flores brillantes y luces centelleantes, y la música resonaba en cada rincón. Sin embargo, en el corazón de Serenity había un vacío. Mientras se preparaba, miraba por la ventana hacia el vasto cielo estrellado, preguntándose si alguna vez podría encontrar el amor verdadero. La ceremonia comenzó, y su corazón latía con fuerza, pero una sombra oscura se cernía sobre el horizonte.

Continuará...

Lujuria lunar +18 (Diamante X Serena)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora