La razón o el corazón Parte #1

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Zafiro, sorprendido al principio, correspondió al beso con una pasión ardiente, abrazándola con fuerza. En ese instante, supo que había ganado la batalla. Serenity era suya, y haría todo lo posible por mantenerla a su lado, sin importar las consecuencias.

Mientras se besaban, Serenity sintió que una parte de ella se rendía a la oscuridad. La atracción era innegable, pero también sabía que, si quería escapar de este infierno, debía jugar con las mismas cartas que sus captores. Si Zafiro le ofrecía una oportunidad de libertad, estaba dispuesta a tomarla, sin importar el precio. Con el corazón dividido entre el amor y la traición, se entregó a los brazos de Zafiro, consciente de que caminaba por una delgada línea entre la salvación y la perdición.

Zafiro, mirándola con intensidad, le dijo con voz profunda y seductora:
-¿Y entonces, qué es lo que harás, princesa? ¿Cuál es tu decisión? ¿Te atreverás a seguir este camino conmigo, a dejar atrás lo que conoces?

Serenity, sintiendo el peso de su mirada, respondió con cautela:
-Si acepto casarme contigo, ¿me dejarás volver a mi reino? ¿Podré recuperar mi libertad, o estaré atrapada en este juego para siempre?

Zafiro asintió lentamente, una sonrisa astuta curvando sus labios.
-Si deseas, podemos vivir allí. Pero todo depende de ti, princesa. Estoy dispuesto a complacerte en todo lo que desees... siempre y cuando estés dispuesta a ser mía. No te equivoques, mi oferta es tentadora, pero también es un compromiso.

Serenity, sintiendo la presión de su propuesta, contestó con un leve temblor en su voz:
-Dame un día para pensarlo y te daré una respuesta definitiva... Necesito tiempo para entender lo que realmente quiero.
Zafiro asintió, y tras un momento de silencio, se marchó con una sonrisa de oreja a oreja, dejando a Serenity sola con sus pensamientos.

Serenity, que no podía contener las lágrimas, se sintió estúpida por la situación en la que se encontraba. Su corazón latía con fuerza, y el peso de su decisión la aplastaba. Se sentó en el borde de la cama, sintiendo que el mundo a su alrededor se desvanecía.
Kalaberite, que había escuchado los lamentos de la princesa, sintió tristeza por su estado. Buscó a sus hermanas para darle ánimos.

-De verdad que no entiendo qué es lo que pasó, princesa -dijo Petzite, acercándose a la frágil Serenity-. Se veían tan enamorados... ¿Qué cambió en un instante?

-De todas las cosas que podría imaginar, nunca pasó por mi mente este comportamiento del príncipe -añadió Berjerite, asintiendo con preocupación.

-No sé, me dejé llevar por la primera impresión... -respondió Serenity, con la voz quebrada, sintiendo que la traición la envolvía.

-Escucha tu corazón, princesa. Sé que ustedes se aman -dijo Berjerite, tratando de consolarla-. No dejes que la duda te consuma. El amor verdadero siempre encuentra el camino.
Kalaberite, sintiéndose triste por su amiga, decidió ir a la cocina para prepararle algo que le subiera el ánimo.

Mientras comenzaba a reunir los ingredientes, sintió la presencia de alguien a sus espaldas. Se dio la vuelta rápidamente, encontrándose cara a cara con la mujer que había causado la tristeza de su princesa y amiga.

-¡Qué descaro el tuyo de aparecerte en esas ropas! -le dijo Kalaberite, sintiendo cómo la ira comenzaba a hervir en su interior-. Se nota que no conoces la vergüenza.

La chica, sin un atisbo de remordimiento, le contestó con desdén:
-¿Por qué debería sentir vergüenza? Pronto seré la reina de este imperio, y tú no podrás hacer nada al respecto. Mis días de sufrimiento han terminado.
Karmesite, quien había ido a buscar a su hermana para avisarle que la princesa estaba ardiendo en fiebre, escuchó lo que aquella mujer había dicho y se acercó furiosa.

-Una mujerzuela como tú jamás ocupará el lugar de la princesa -le gritó, jalando sus cabellos con fuerza-. Vive la realidad y olvida esas ideas, porque no toleraré ninguna otra osadía en contra de la princesa.

La mujer se zafó del agarre, furiosa.
-Mientes. Esa mustia, ¿qué placer puede entregarle a un semental como el príncipe? -replicó, con una sonrisa burlona-. No eres más que una sombra en su vida.
Kalaberite, incapaz de contenerse más, comenzó a abofetearla con fuerza.

-Mi hermana tiene razón. Una cualquiera como tú jamás estará a la altura de la princesa. Solo eres una diversión pasajera para él... -dijo, su voz llena de determinación-. Mejor retrocede y, si aún tienes un poco de dignidad, lárgate y déjalos ser felices.

Mientras tanto, el príncipe Diamante comenzaba a despertar, sintiendo un ligero dolor de cabeza. La confusión y la ira se entrelazaban en su mente mientras se daba cuenta de que algo no estaba bien. La imagen de Serenity y Zafiro juntos lo atormentaba, y la rabia comenzaba a burbujear en su interior.

-¿Qué está pasando? -murmuró para sí mismo, mientras se levantaba de la cama, decidido a confrontar la situación y recuperar lo que sentía que le pertenecía. No permitiría que nadie, ni siquiera Zafiro, se interpusiera entre él y su amor.

Lujuria lunar +18 (Diamante X Serena)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora