En otros brazos parte 1

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En un rincón sombrío del castillo, el príncipe Endymion se encontraba sumido en un mar de whisky y desdicha. La botella, su única compañera, parecía susurrarle promesas de olvido mientras él se ahogaba en recuerdos de una felicidad que se desvanecía como el humo del licor.


Zoisete, su hermano menor, entró en la bodega con una mezcla de furia y preocupación.—¡Hasta cuándo piensas beber, Endymion! ¡Ya basta por el amor de Dios!Su voz resonó en la habitación, pero fue como si hablara a una sombra.

Endymion, con la mirada perdida y el rostro enrojecido por el alcohol, replicó con desdén:

—No... No te metas en mi vida, Zoisete... ¡Yo estoy muy bien, que no ves! Esto me ayuda bastante…Zoisete sintió un nudo en el estómago al ver a su hermano mayor caer tan bajo.

—Se nota lo bien que estás, Endymion. Me da vergüenza que seas mi ejemplo a seguir. No eres ni la sombra de lo que eras antes. Te la pasas bebiendo hasta que no puedes más… Me preocupas, hermano. ¿No lo entiendes?


Cada palabra de Zoisete era como un golpe en el pecho. Endymion sabía que su hermano tenía razón, pero la sola idea de enfrentar su dolor lo aterraba más que cualquier trago.

—Olvida a esa mujer… —insistió Zoisete—. Tienes mucha vida por delante para desperdiciarla así.

Un rugido de risa amarga escapó de los labios de Endymion.

—Hablas como si esto fuera fácil, Zoisete… Pues no, no lo es… —Su voz temblaba entre la rabia y la tristeza—. No eres tú el que pasa por este tormento y angustia…Zoisete lo miró con seriedad.

—Puede que no sea fácil, pero ten un poco de autoestima, hermano. Mírate… nunca te había visto caer en este estado. ¿Por qué te empeñas en hundirte en el alcohol? Quizás ella esté muy bien ahora mismo en los brazos de esos desgraciados…

La mención de Serenity hizo que una punzada atravesara el corazón de Endymion. La imagen de ella entregandose al placer con Diamante y Zafiro lo atormentaba como un espectro maligno.

—Ella es incapaz de ser como las zorras del burdel —musitó con voz quebrada—. Lo sé… no tengo dudas.


Desde un rincón oscuro, Jedite observaba la escena con interés y decidió intervenir:

—¿Qué te hace pensar que ella, siendo tan hermosa, se mantiene virgen? Debes estar loco… Si bien está como para encerrarse en una habitación con ella y no salir durante un buen tiempo...

Endymion se tambaleó al escuchar esas palabras.

—Ya te dije que Serenity no es como las vagabundas del burdel… ¡Ella es una dama! Y me consta… —Su voz se alzó con fervor mientras la desesperación se apoderaba de él—. Ella sería incapaz… Lo sé porque yo mismo intenté faltarle al respeto muchas veces, pero nunca logré que cediera a mis deseos.


Mientras el whisky seguía fluyendo y las sombras danzaban a su alrededor, Endymion comprendió que cada trago lo alejaba más de la realidad. El miedo a perder a Serenity lo mantenía atrapado en un ciclo interminable de autodestrucción.

—¿Qué debo hacer? —murmuró para sí mismo, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con brotar mientras su mente se llenaba de imágenes desgarradoras: Serenity desnuda disfrutando de la mano de esos malditos príncipes que nunca podrían satisfacerla como lo haría el.

Lujuria lunar +18 (Diamante X Serena)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora