Capítulo # 3 (Flor cautiva)

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Al cabo de unas horas, los príncipes regresaron a su planeta natal, Némesis. Zafiro, quien había tomado en sus brazos a la durmiente princesa, ordenó a sus mucamas que prepararan la mejor habitación del palacio. Las paredes del castillo eran de un oscuro mármol que reflejaba la opulencia de su linaje, pero también la frialdad de su ambición. Diamante, mirándolo con una mezcla de curiosidad y expectativa, le dijo:

—Después de que termines, quiero verte en la biblioteca, Zafiro. Hay mucho de qué discutir.Zafiro, sintiendo la tensión en el aire, asintió con la cabeza y respondió:

—Por supuesto, hermano. Es algo que no puede esperar. Déjame acomodar a la princesa en el palacio y luego iré.

Las mucamas, con un aire de respeto, abrieron de par en par las puertas de la lujosa habitación y dejaron entrar al príncipe con la bella mujer, retirándose en silencio.

Zafiro recostó suavemente a la princesa sobre la cama de seda, admirando su belleza etérea. Su rostro era un lienzo de paz, pero su corazón latía con fuerza. Con un dedo, comenzó a acariciar su suave piel, sintiéndose cada vez más cautivado por su encanto.

—No sé qué me has hecho, princesa hechicera —le susurró, su voz cargada de deseo—. Con solo una mirada, robaste todo de mí. Me dejaste desnudo y desprotegido ante tus encantos, hermosa flor cautiva.

Se acercó levemente a los labios de la princesa y la besó con delicadeza. Para él, fue como una descarga eléctrica que recorrió su cuerpo. Se sentía un prisionero de sus propios deseos, la veía tan frágil y provocativa que lo inspiraba a pecar. Poco a poco, se posicionó encima de ella y comenzó a desabrochar su pantalón, besando su dulce cuello con una pasión desenfrenada. Con una de sus manos libres, empezó a subir el bello vestido de novia de la princesa.En ese momento, Serenity comenzó a despertar al sentir las caricias de aquel hombre. Al abrir sus ojos, vio que se trataba del príncipe Zafiro, el mismo hombre que había estado en su boda. Con un rápido movimiento, golpeó la entrepierna del príncipe, dejándolo retorciéndose de dolor.

—¡No! —gritó, mientras corría lo más rápido que pudo por los extensos pasillos del castillo, buscando una salida.

Su corazón latía con fuerza, y la adrenalina la impulsaba a escapar de aquel lugar.Hasta que alguien la sujetó fuertemente del brazo y la apegó contra su cuerpo. Mirándola a los ojos, Diamante le dijo, con una voz suave pero autoritaria:

—Sé que estás asustada, princesa Serenity. Debes estar odiándome por traerte a este planeta desconocido, pero déjame decirte que mis intenciones contigo son las mejores.La princesa lo miró con total desagrado y un profundo rencor, y le respondió con firmeza:

—¿Qué buenas intenciones puede tener un tirano como tú conmigo? ¿Acaso crees que no sé que eres el asesino de mi madre, príncipe Diamante Black?
El príncipe, con una sonrisa forzada, le dijo:

—Vaya, veo que además de ser hermosa, también eres astuta. Sí, lo soy, soy indirectamente el asesino de tu madre... Y lo digo de esa forma porque, cuando mandé a mis hombres a conquistar tu reino, nunca les di la orden de asesinar a tu valiente madre. De hecho, ella fue quien mató a muchos de mis hombres.
Serenity, con rabia en sus ojos, le respondió:

—Quizás no les diste la orden de matarla, pero ella, al intentar detener tu invasión, agotó todas sus energías y de igual manera murió. ¡Te odio!Diamante.

sintiendo que su poder sobre ella se desvanecía, tomó a la princesa por su delicada cintura y se acercó más a sus labios, susurrándole:

—No me importa que me odies, princesa Serenity... Total, del odio al amor solo hay un paso.Ya sin poder contener más sus deseos, la besó con pasión. Una pasión que la princesa intentó resistir, pero poco a poco fue cediendo al beso. Diamante era un hombre fuerte, de mirada profunda, todo un Adonis. Cualquier chica normal caería rendida a él. Pero ella debía mantener su cordura, no podía sucumbir ante los encantos del apuesto príncipe. Con un movimiento rápido, le empujó y le dio una cachetada.El príncipe, que se sentía victorioso, rió con felicidad y le dijo:

Lujuria lunar +18 (Diamante X Serena)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora